21.10.04

Oído absoluto

El arte es un bálsamo, allí donde se manifiesta. Siempre. El joven que muestra inquietudes artísticas debe ser merecedor de admiración y respeto, además de ser apoyado. El grupo familiar no debe sorprenderse por las peculiaridades de la personalidad del jovencito poseído por el arte. Sus hábitos y costumbres serán radicalmente opuestos a los de cualquier otro muchacho; pongamos por ejemplo, destinado a ser un escribano público.
En lo personal, y esto no debe ser tomado como una regla inviolable, la familia del artista debiera estar más contenta si el pequeño prodigio ha elegido la pintura o la literatura, antes que la música, para manifestarse.
No existe juicio de valor en la afirmación previa, ni debe suponerse que quien esto escribe está capacitado para establecer un orden de méritos, colocando alguna disciplina artística por encima de otras.
El comentario es de corte práctico. Si el joven elige la música, la familia sufrirá mucho más durante el proceso de formación.

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