29.3.06

El termómetro

Cuando hace frío, la gente que me cruzo por la calle, sufre el frío. Cuando hace calor, la gente que me cruzo por la calle, sufre el calor. En lo que respecta a mi sufrimiento personal, el clima es anécdota.

Vivir sin mí

Otra vez. En un bar. Una mujer me explica que puede vivir perfectamente bien sin mí. Se regodea en su explicación. Parece disfrutar al herirme, así que decide explayarse.
Me cuenta que una madrugada encontró un maniquí abandonado junto a un árbol. Me cuenta que se llevó la mano, del maniquí. Me cuenta que cuando tiene apetito carnal, utiliza la mano, del maniquí, para tocarse el clítoris. Me cuenta que nunca había alcanzado semejante grado de satisfacción sexual.
Me cuenta, también, que pegó un imán en la puerta de su heladera. El imán tiene el teléfono de una casa de comidas naturista. Me cuenta que es feliz. Me cuenta que es muy feliz, sin mí.
Me pregunta qué pienso.
Le digo que ya lo intenté, que yo también lo intenté hace mucho tiempo. Puse un imán sobre la puerta de mi heladera. El imán tenía el teléfono de una pizzería. Y encontré un maniquí, también, junto a un árbol. Y me llevé el maniquí a casa. Jamás se me hubiese ocurrido cortarle una mano. Intenté fornicar con el maniquí, en dos o tres oportunidades, pero los resultados no fueron satisfactorios.
Los hombres y las mujeres somos especies diferentes, le digo mientras pido la cuenta.

25.3.06

Corrientes del pensamiento paleontológico

En el Museo de Ciencias Naturales los visitantes se esfuerzan por imaginar un mundo con dinosaurios vivos.
Yo imagino un puchero grande, enorme.

Iceberg

El concepto de ‘iceberg’ suele ser más que útil a la hora de comprender la mayoría de los problemas que suelen aquejar al hombre moderno. El problema en el plano real, lo que se ve, es infinitamente más pequeño que lo que no se ve, y que sucede precisamente en el plano imaginario, bajo la superficie.
Dicho de otra forma: lo que atormenta al sujeto es, casi sin excepción, mucho más imaginario que real. Lo real no suele ser tan grave; lo grave es lo que el sujeto imagina. Lo que el sujeto cree que le sucede se impone sin dificultad por sobre lo que sucede. Complicado.
En mi libro ‘Ayúdame a vivir 2, el regreso’, explico un tratamiento al que hemos recurrido con singulares resultados.
Se lleva a los sujetos bajo tratamiento al mar. La costa argentina brinda innumerables variantes al respecto.
Se aguarda hasta las diecinueve horas, o incluso, en algunos casos, hasta que sea noche cerrada. Se procede entonces a introducir al paciente al mar, desnudo. Estar en el mar en medio de la noche, hace milagros en la mente del paciente. Estar subsumido en una fuerza superior, le permite tomar conciencia de su profunda insignificancia, y de la nimiedad de los problemas que lo atormentan.
El tratamiento, pongamos quince minutos, obra milagros en las mentes más torturadas. Tengo copiosa documentación que sustenta mis palabras.
Además, si el paciente es picado por un aguaviva, en los testículos o en los senos, según el caso, entonces la claridad que emerge en torno a las diferencias entre lo real y lo imaginario roza la desmesura.

22.3.06

Mover montañas

De los actos de fe, deseo hacer hincapié en uno que ha llamado mi atención. Uno que merece mi consideración y respeto. No son las procesiones, no. Ni los ayunos, de ninguna manera. No me conmueve la gente que camina descalza, cientos de kilómetros, en pos de un milagro. Ni siento particular interés por las penitencias en cualquiera de sus formas.
El acto de fe más importante, y tal vez el más tremendo que me ha tocado presenciar, es alguien, dentro de un taxi, en un día de lluvia, desempañando una ventana con el dorso de una mano.
La fe, la más pura fe de creer que del otro lado del cristal, pasados unos pocos minutos, pueda ser todo diferente.

Manual de espontaneidad

Cuando alguien explica hasta el hartazgo el porqué de sus actos, me aburro de manera invariable. Prefiero la gente que hace lo que hace porque sí. Y que luego no se queja.

18.3.06

Espejos retrovisores: usos y alcances

Por algún motivo que no alcanzo a comprender, la gente parece querer reunirse con sus compañeros de la escuela primaria, treinta años después, o con los compañeros de la secundaria, veinticinco años después, o variaciones por el estilo.
Lamento ser yo portador de tan malas noticias, pero la única forma de escapar es hacia delante. Repito: hacia delante.

Consejos médicos

La enfermedad, cualquiera, genera en el portador el deseo de resistencia, de lucha, de victoria contra el agresor de turno.
Tiempo después, el portador descubre la futilidad de su esfuerzo, y está dispuesto a conformarse. Que la enfermedad haga lo suyo, pero que, por cortesía, se limite a molestar lo mínimo indispensable.
Como si de un matrimonio se tratara.

15.3.06

Guía práctica para cultores del silogismo

Según cuentan los cronistas de la época, la Señora Eva Perón, más conocida como ‘Evita’, recibía a los pobres, a los más humildes, vestida con las prendas más caras, más lujosas. Pieles, joyas, vestidos con exquisitos brocados.
Yo he probado caminar por mi barrio luciendo una corbata de más de veinte pesos, y fui observado con resquemor, con recelo, casi con odio en estado puro, por los habituales transeúntes.
No soy Evita.

Felices los felices, dijo J. L. B.

Emprendo mi habitual via crucis con un curioso buen humor. Me aboco a mis cotidianos e insípidos menesteres con alegría, casi feliz. Siento que cosas maravillosas pueden suceder a cada paso, modificando el gris preestablecido.
Mi estado expansivo y predispuesto carece de sustento específico. Sé que a la gente le molestan los felices, y con eso me basta.

11.3.06

Porque yo te amo

La versión del tema ‘porque yo te amo’, cantada por Leonardo Favio, es infinitamente mejor que la versión cantada por Sandro. Sin embargo, es el segundo quien goza de un éxito y reconocimiento por lejos superior al primero.
A los estudiantes de ciencias políticas les recomiendo e instruyo abordar este hallazgo en apariencia menor. Sospecho que en estos detalles subyace el fracaso de la República Argentina.

Tengo un problema

Detallo el problema, a continuación, con fines descriptivos.
Por mi salud mental, debo frecuentar sitios con baja densidad de gente. Ahora bien, supongamos que se trata de un restaurante. Si el sitio cuenta con la baja cantidad de comensales deseada, esto puede deberse a dos, y tan solo dos, motivos. O bien el lugar constituye un verdadero hallazgo de mi parte, o bien el lugar es pésimo.
Si estamos en presencia de un hallazgo, entonces me entristece saber que la verdad saldrá a la luz, más o menos de inmediato, y el lugar estará lleno la próxima vez que yo concurra.
Si el lugar es pésimo, entonces permanecerá sin gente, pero yo no deseo volver a ingerir tan repulsivos platos.
En cualquiera de los dos casos, se apodera de mí una inquietud, una angustia, una tristeza.
Y en cualquiera de los dos casos, además, el mozo trae la cuenta.

5.3.06

Aproximaciones filosóficas a la obra de Paul Maker

Cuando reflexiono sobre una cuestión específica, no intento establecer juicios valorativos, como sostienen buena parte de mis seguidores. Tampoco intento que mis ponencias, más allá de la línea argumental que desarrollan, se transformen en hechos estéticos en sí mismas, como piensan un grupo no menor de quienes me leen.
Lo que intento por lo general, es que pase el tiempo hasta la hora del almuerzo. O de la cena.

2.3.06

Introducción al hedonismo

Proceda a realizar el siguiente experimento:
1)Identifique lo que más le gusta, actividad o sustancia. O una de las cosas que más le gusta. Algo que le da placer.
2)Una vez identificado lo que le da placer, proceda a privarse de lo que le da placer, la cosa o actividad en cuestión. Prívese una semana.
3)Mientras transcurren los días en los cuales se priva, obsérvese, estúdiese, piénsese.
4)En tanto lo que da placer suele ser nocivo de alguna u otra forma (no deseo explayarme al respecto), usted verá que al privarse, su cuerpo experimenta mejoría. Su cuerpo parece alegrarse con la novedad del cambio.
5)Al mismo tiempo que la alegría física sucede, usted descubrirá que una honda tristeza se apodera de su mente. Para ser más exactos: su cuerpo está mejor, casi puede sentirlo, pero usted está triste.
Una vez concluido el experimento, pasada la semana, puede usted retomar su vida habitual. También puede usted matarse, una vez descubierto que sin las ínfimas cosas que le proporcionan placer, su vida carece de sentido.

Te deseo lo mejor

En la pizzería, la chica me cuenta lo feliz que será cuando viva en New York. Lo feliz que será cuando sea la cantante de una banda de jazz compuesta en su totalidad por músicos negros. Lo feliz que será cuando consiga dejar su trabajo actual para hacer lo que le gusta; cuando se reconozca su esfuerzo, su arte; cuando triunfe.
Pienso por un instante. Cuento la cantidad de porciones que hemos ingerido cada uno, y cuántas quedan aún sobre el plato de madera. Si las matemáticas no me traicionan, comeré más de la exquisita pizza de fugazzetta que ella. Sí, estoy seguro.
El futuro promisorio es, en lo que a mí respecta, un magma tan frágil como inasible, construido de un extraño material que consiste en pequeños logros en tiempo presente.

Poderes

La facultad de mover objetos con la mente se denomina telequinesia. Si en lugar de objetos, lo que se pretende es mover seres vivos, más precisamente humanos, debe recurrirse, casi sin excepción, al dinero.

1.3.06

Ah, el deporte

El anuncio de un caso de doping en un deportista argentino, por televisión, me deja pensando. En lo personal, considero que en la competencia de alto rendimiento, no debiera existir control alguno. Que cada uno consuma lo que quiera. Que se inyecten oxígeno en los huevos. Que coman ranas crudas. Que se corten las orejas. Que se implanten en los pies un pulgar de gorila en reemplazo de cada dedo.
Lo que quiero decir es que si se trata de ver qué tan rápido puede correr un ser humano, por mí pueden ponerse un matafuegos en el culo.

Ego inflamado

Cada vez que conduzco un vehículo y observo que el vehículo que marcha delante pone la luz de giro, jamás se me da por pensar que tiene en sus planes doblar.
Por lo general, creo que el guiño fue puesto porque le gusto, porque le agrada mi forma de ser. El guiño fue puesto para seducirme.

¿Eh?

Todo lo que me gusta, hace mal. No me parece justo.