Las veces que me hallo en el extranjero, fuera del país, por circunstancias demasiado inconcebibles para mí como para merecer un más sesudo análisis. Las veces que me hallo en el extranjero, decía, experimento una llamativa y particular forma de soledad hecha de verme obligado a deambular por una geografía ignota, hablar un idioma diferente.
Despojado de mi herramienta natural de expresión, sin coordenadas espacio-temporales de referencia, soy otro, me diluyo, soy nada. Un pánico me aterra: el de no poder hacerme entender; el de no lograr tomar un café; el de no poder volver a casa.
Puedo explicarlo, pero no tiene explicación. Es racional, y no es racional.
Agréguese que me está sucediendo lo mismo, casi lo mismo, cuando bajo a tomar un café, acá, a dos cuadras de casa.
Despojado de mi herramienta natural de expresión, sin coordenadas espacio-temporales de referencia, soy otro, me diluyo, soy nada. Un pánico me aterra: el de no poder hacerme entender; el de no lograr tomar un café; el de no poder volver a casa.
Puedo explicarlo, pero no tiene explicación. Es racional, y no es racional.
Agréguese que me está sucediendo lo mismo, casi lo mismo, cuando bajo a tomar un café, acá, a dos cuadras de casa.