13.6.07

O Fontina

Me encuentro en un supermercado, capricho del azar, con una chica que concurrió conmigo a la escuela primaria. A sexto grado, creo, o es así como lo recuerdo.
Yo estaba de pie junto a la góndola de los quesos. Estaba mirando los quesos; fue entonces cuando ella se acercó empujando su carrito y me saludó.
Se llamaba Andrea. Se sigue llamando Andrea. Recuerdo haber estado profundamente enamorado de ella; tan profundamente como puede estarlo un chico de once años. Recuerdo con absoluta claridad su cuello y su sonrisa y su peinado con dos colitas vibrátiles como antenas. Yo no podía apartar mis ojos de esas colitas.
En un momento, recuerdo, le pregunté si quería ser mi novia, con la única finalidad de caminar una cuadra de la mano. Me respondió que ya era la novia de Martín, o que iba a serlo; he borrado algunas cosas de mi mente para poder seguir adelante. En cualquier caso, me respondió que no.
Ahora se muestra amigable y predispuesta. Me cuenta que tiene dos hijos, me cuenta que se divorció. Me cuenta que el país está difícil, que hay mucha inseguridad, que subieron los precios, que hay inflación.
Se ofrece a darme un teléfono para que la llame, para tomar un café, para ir a comer, para que nos veamos. 'Qué suerte que nos encontramos', me dice.
Pero yo quise conocerla, y que camináramos de la mano, cuando tenía once años y ella usaba su peinado con dos colitas. Ahora, Andrea, prefiero este pedazo de queso Roquefort.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá hayas disfrutado comer ese queso roquefort acompañado de un excelente vino...

Natalia dijo...

a mi tampoco me daban nesquik,.

J. Hundred dijo...

*anónimo. surge de sus palabras, lo transpiran, a mí no se me escapa, que usted me desea, en verdad, lo peor. sin ánimo de debate ni posibilidad de consuelo, me permito mencionar que peca usted de poco original. si a toda la gente que me desea lo peor le prohibieran comer mayonesa, el imperio que alguna vez fundara Richard Hellmann desaparecería de inmediato.
*n! le agradezco la confesión. la ausencia de nesquik (en adelante, ‘la patología’) deja una herida indeleble en el corazón. el corazón, dado que usted ha hecho en alguna que otra oportunidad mención, en su página, a determinadas riquezas anatómicas, se encuentra situado, por lo general, debajo de la teta izquierda.
descubro sin embargo y por su intermedio, que una carencia compartida genera en mí una empatía imposible de lograr con quienes chapotean en las plácidas lagunas de la abundancia.
*gracias.

Anónimo dijo...

Froid sostenía que los sueños son una forma de realización de un deseo insatisfecho en la vida real.
Esta piba, no era la que no quiso bailar con Ud. a esa misma edad?
La ventaja del escritor talentoso es que a fuerza de inspiración no necesita del sueño, lo relata y listo.
Abrazo
alberto