30.11.08

Esa mesa

En la mesa de al lado, alguien discute las tremendas implicancias de ser árbitro de tenis. En la mesa de al lado, alguien se pinta los labios de un rosa pálido, un rosa que no debió haber sido inventado nunca, un rosa triste y criminal. En la mesa de al lado, alguien mira radiografías y dice lo importante que son las vértebras para el ser humano en general.
Día tras día, la gente que se sienta cerca mío en los bares, son de lo más pelotudo que he visto en mi vida, son de lo más pelotudo que hay.
Y yo sospecho que debe haber algún torneo clasificatorio en alguna parte, que hay un ranking, que entrenan. Supongo que el premio mayor es pedirme un sobrecito de azúcar, o preguntarme la hora, o tocarme la silla con el respaldo de otra silla, algo de eso hay.

27.11.08

Saudade

Ella le dijo a mi amigo L. porqué lo dejaba. Ella le dijo que él nunca le había pegado una trompada para que ella tuviera un moretón que mostrar. Ella le dijo que él nunca le había apagado un cigarrillo en un brazo, o en la espalda. Ella le dijo que él nunca la había forzado, mediante alguna suerte de ahorcamiento, o apretándole la nariz con índice y pulgar, a tragar su esperma mientras sentía por un instante que en verdad se moría, que se asfixiaba. Ella le dijo que él nunca la había ridiculizado en público, haciéndola quedar mal delante de la gente, diciéndole que era una puta barata o algo así, humillándola. Ella le dijo que él nunca la había dejado del lado de afuera a las tres de la mañana, con lluvia o con frío, y que ella no tuviera dinero ni lugar donde ir a dormir.
Ella le dijo que él, básicamente, la había cuidado y querido, la había tratado bien, habían tenido buen sexo y alegre convivencia, comprensión, amistad, cariño. Y ella extrañaba.

24.11.08

Te lo digo bien

Así como la adecuada utilización de los condimentos hace al logro de una buena comida, el empleo de ciertas estructuras de lenguaje formal, permiten lograr un mayor entendimiento de lo que deseamos transmitir al interlocutor de turno. Ejemplos.
e1) Con todo respeto, te digo que sos medio pelotudo.
e2) He podido apreciar de manera taxativa, estimada señora, que tiene usted tal vez la vagina algo amplia.
e3) Después de haber degustado con la totalidad de mis papilas esta sopa, señor mozo, da la impresión de tener cierto sabor a culo.
Ningún esfuerzo debe descartarse a la hora de buscar avances en la comprensión y el entendimiento entre los seres humanos, lo que equivale a decir en el proceso de comunicación propiamente dicho.

21.11.08

Si no te dejan entrar

La falta de un grupo de pertenencia durante la niñez genera una patología de lo más angustiante. El niño no se siente aceptado ni querido, no encaja, no tiene con quien compartir sus vivencias, se sabe un corpúsculo extraño en un organismo tan tumultuoso como indiferente, es despreciado, ignorado, descartado, excluido.
Todo esto puede provocar los más severos trastornos de conducta cuando el niño se transforme en un adulto. Puede entonces suceder que el niño, ya grande, sea un asesino serial movido por un odio que le mastica las venas, puede ser un violador compulsivo que come las vísceras de sus víctimas, puede ser un psicópata violento, amante de los insectos, los terremotos, y las prácticas aberrantes.
O puede ser un tipo al que le gusta estar solo, alguien que ha descubierto de manera involuntaria que la gente, por lo general, no es gran cosa.

18.11.08

Como dijera Bugs Bunny

Pasados los treinta años, aunque tal vez comiences a advertirlo con cierta claridad pasando los treinta y tres, pero pasados los treinta años, comienza el proceso de desintegración del ser humano. No es tan grave, no es tan triste, digamos que se está en presencia de la prepotencia de lo fáctico, y entonces resulta de una absoluta irrelevancia si estás de acuerdo, o si te parece que tu caso es diferente, porque vos sos odontóloga, porque estás haciendo un curso, porque te estás capacitando.
El proceso de desintegración que mencioné, ineludible e inexorable, tiene dos grandes maneras, dos grandes estilos, a saber: explosión e implosión.
La explosión ocurre en esas personas que comienzan a descubrir, no exentos de pavura, que su cuerpo se extiende, se expande, se desborda, se derrama. Caen las tetas, cuelgan las bolas, se engrosan las rodillas, flamean los cuellos, aparecen nuevos pliegues, nuevos pesos.
La implosión ocurre en esas personas que comienzan a encogerse, como si una caldera interior los consumiera, se ponen angulosos, puntiagudos, la oculta calavera comienza a delinearse por debajo del rostro.
No es posible elegir, para la persona en cuestión, si le parece más pertinente explotar o implotar. Es algo que decide el cuerpo sin consultar con su titular, y tiene que ver con la carga genética, la sumatoria de estímulos aplicados y recibidos, la alimentación, el tipo particular y único de locura del portador, la fatiga de materiales.
Y eso es todo, amigos. Quienes explotan son diferentes de quienes implotan, los separa un abismo de convicciones, de apetitos y de capacidades.
No tengo nada más para decirte. ¿Pido la cuenta?

15.11.08

Consulta médica

Entonces me puse de pie, más cansado que dolorido, más triste que enfermo, me puse de pie, el consultorio era pequeño y pintado de un celeste absurdo, sin un puto ventilador, y hacía calor, y en una de las repisas había lechuzas, pequeñas lechuzas de madera, de vidrio, de cerámica, pintadas de cualquier color, porque al doctor debía gustarle coleccionar lechuzas, y todas las lechuzas estaban alineadas de una forma que miraban al paciente, me miraban a mí, presagiando lo peor, me puse de pie y dije:
–No, doctor. No creo en usted ni en la ciencia que practica, no creo en sus tratamientos. No creo que usted pueda saber quién soy, ni cómo me siento, leyendo cinco o seis valores extraídos de una gota de mi sangre y un chorrito de pis. No creo que usted me pueda curar aplicando un procedimiento tradicional. No creo que usted se de cuenta que para arreglar algo, una pequeña parte de un mecanismo imperfecto, tal vez arruina todo lo demás. No creo que a usted le importen las consecuencias de sus actos, ni creo que sepa bien para qué estudió medicina, ni creo que sepa si su señora lo quiere o lo quiso alguna vez.
–Para resumir, doctor –sigo–, soy una entidad mucho más compleja de lo que usted puede imaginar, y no creo que se trate de consultar algún misterioso vademécum, usted ni siquiera comprende la noción de equilibrio general.
Yo estaba de pie, porque me había puesto de pie, así que giré, apartando la silla hacia atrás, y puse una mano en la manija de la puerta, para salir.
–Se olvida los análisis –me dijo el médico, y apuntó con su despectivo mentón al centro de la mesa.
–Si me volvés a hablar te voy a meter el estetoscopio en el culo y te voy a hacer escucharte a vos mismo por dentro, forro –dije–. No me vuelvas a hablar.

12.11.08

¿Qué van a comer?

Ella se equivocó en su primer matrimonio, así lo explica al pequeño grupo de madres o tías o amigas que la acompañan en la mesa, y muestra fotos de su pequeño hijo, su pequeño milagro, que corre o ríe o promete ser un gran jugador de fútbol.
Ella se equivocó porque no eligió a la persona adecuada, porque olvidó ajustar tal o cual detalle, y entonces todo se fue a la mismísima mierda.
Ella se equivocó pero no se equivocó, dice, bueno, ahí están las fotos que demuestran algo que quiere demostrar, mientras las tías o las madres o las amigas asienten.
Ella se equivocó y se volverá a equivocar ni bien alguien se lo permita, ni bien se recupere, ni bien tome aire y alguien le diga que es joven, que siga adelante.
No hay excesiva maldad o tozudez en su accionar, se trata simplemente de lo único que sabe hacer.

9.11.08

Lo de siempre

Terminé de escribir el poema. Bebí un trago de whisky. Me asomé al balcón de 1 X 2.
–¡Soy un genio! –grité con todas mis fuerzas.
–¡Callate, forro! –se escuchó de la nada, de la negrura de la noche, por encima del repicar de la lluvia sobre las chapas.
–¡Callate porque te vamos a matar! –otra voz, desde otro lugar, más grave y más nítida.
–¡Auuu! –un aullido de una mujer que se fue apagando como si le hubieran atravesado el corazón con una aguja de tejer.
Ladridos. El inconfundible sonido de una botella al estallar contra el asfalto.
–¡Boludos! ¡Reboludos! –dijo un viejo– ¡Pelotudos!
Explotó un portazo.
Lo de siempre, soy un genio pero la gente está ocupada o distraída, la gente no se da cuenta.
Me senté y agarré la birome.

6.11.08

Muchas gracias

En la calle, un perro abandonado me sigue. De los cientos de personas que pasan, el perro me sigue a mí. No pide nada, no se manifiesta, se limita a caminar detrás de mí, a tres pasos de distancia, para luego ponerse a la par, como si nos conociéramos de siempre, como si fuera la cosa más natural del mundo. Una mirada rápida, de costado, para constatar que el otro sigue ahí.
Ser elegido es una de las cosas más lindas que te pueden pasar.

3.11.08

Tratamiento

Se acuesta al paciente a tratar sobre una camilla algo más ancha que las camillas tradicionales, boca arriba, completamente desnudo, los brazos al costado del cuerpo, palmas hacia arriba, ojos cerrados, respiración pausada, mente en blanco, silencio, luz tenue. No debe usarse música de fondo, ni incienso de ninguna especie.
Entonces se aplican pizzas sobre el cuerpo de la persona. Con dos pizzas grandes de muzzarella se cubre una pierna, una sobre el muslo, una de la rodilla hacia abajo. Con leves movimientos de presión, se amolda la pizza a la parte del cuerpo. Lo mismo se hace con la otra pierna.
Luego los brazos. También dos pizzas grandes por brazo. Una para el antebrazo, una para la parte del brazo entre el codo y el hombro.
Luego el torso. También son dos pizzas, una sobre el vientre, la otra sobre el pecho. Aquí hay profesionales que prefieren utilizar cuatro pizzas chicas, se trata de una corriente renovadora, yo prefiero seguir el tratamiento tradicional. Si el paciente pertenece al sexo femenino, entonces se pueden utilizar tres pizzas, ya que en la posición descripta, las glándulas mamarias, a excepción de las muy pequeñas, suelen derramarse un poco hacia los lados. En cualquier caso los pezones deben ser cubiertos.
Para los genitales se utiliza una pizza chica de fugazzetta, con mucha cebolla y aceitunas negras.
Para el rostro se utiliza otra pizza chica, y aquí, de acuerdo a la particular patología que aqueje al paciente, se puede elegir el sabor. Por lo general, yo recomiendo que sea una pizza chica calabresa, con rodajas de longaniza, o una pizza napolitana con mucho ajo.
Terminado lo que podríamos denominar el período de ‘aplique’, se deja al paciente reposar por un espacio de once a quince minutos. Luego se retiran las pizzas, lentamente, y el paciente va a las duchas.
Y ya está. Al poco tiempo el paciente vuelve a reír, recupera olvidadas inquietudes, vuelve a sentir deseos de fornicar, de viajar, de beber, por más que piense y repiense le cuesta recordar con exactitud los núcleos basales de su pretérita tristeza, le cuesta poder asirse a la génesis de su angustia.
He presentado este tratamiento en el simposio anual de psiquiatría en Leipzig, año 2003, pero la comunidad científica no estaba todavía preparada para entender la complejidad del mismo.
Tuve que cruzar a pie la frontera y esconderme en Suiza con otra identidad hasta que las cosas se calmaran un poco. Después pude regresar a la Argentina, pero ya no se me permitió ejercer más la psiquiatría. Intenté vender el tratamiento a clínicas de belleza y hoteles 5 estrellas, pero no prendió, ya estaban con el barro, masajes con piedras, todas boludeces sin fundamento científico. Tengo un local de venta de empanadas, con mi cuñada Alicia y otro socio que fue a la escuela primaria conmigo, es una buena persona, lo considero un amigo.