9.11.08

Lo de siempre

Terminé de escribir el poema. Bebí un trago de whisky. Me asomé al balcón de 1 X 2.
–¡Soy un genio! –grité con todas mis fuerzas.
–¡Callate, forro! –se escuchó de la nada, de la negrura de la noche, por encima del repicar de la lluvia sobre las chapas.
–¡Callate porque te vamos a matar! –otra voz, desde otro lugar, más grave y más nítida.
–¡Auuu! –un aullido de una mujer que se fue apagando como si le hubieran atravesado el corazón con una aguja de tejer.
Ladridos. El inconfundible sonido de una botella al estallar contra el asfalto.
–¡Boludos! ¡Reboludos! –dijo un viejo– ¡Pelotudos!
Explotó un portazo.
Lo de siempre, soy un genio pero la gente está ocupada o distraída, la gente no se da cuenta.
Me senté y agarré la birome.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No se preocupe cielo. Es que era de noche y no lo vieron bien. No se dieron cuenta. Ademas, entre usted y yo, su genialidad se muestra justamente cuando agarra la birome.Hay cosas que es mejor dejarlas en la oscuridad de la noche ¿no?

J. Hundred dijo...

*mar! mi genialidad casi no se muestra, pero de tímida que es.

Roedor dijo...

La genialidad pasa por tirarle un cachito de vida a todos esos mediocres que hasta el momento del grito sostenían sus insufribles vidas.

No es poca cosa. Se puede ser un artista de la vida.

Ahora, ¿no le resulta incómodo escribir con birome en la pantalla de la PC?