30.11.05

La utilización de la perspectiva

Triunfar y fracasar. El triunfo y el fracaso, alguien mucho más lúcido diría ‘esos dos impostores’, signan cada una de nuestras acciones. Pero lo importante es hacer algo. Hacer algo, cualquier cosa, porque el hombre es una chispa entre dos nadas.

Una de las diferencias entre Sai Baba y yo (remix)

Rocé entre sí, con displicencia, la yema de tres dedos de mi mano derecha. El dedo gordo, el dedo índice, y el dedo medio, para ser más exactos. La chica que se hallaba sentada sobre la cama, en ropa interior, acababa de regresar de un viaje a la India. Se había bañado en el Ganges. Había visitado leprosarios. Había conocido a Sai Baba.
-¿Vas a materializar algo? –me preguntó, señalando mi gesto, mis dedos, mi mano.
-No, es que acabo de comerme un Bay Biscuit, y me quedaron miguitas pegadas –respondí.


*El autor se disculpa por repetir un fragmento. Su manantial, por decirlo de alguna forma, todavía no se ha secado. Pero el fragmento apareció otra vez. Y el autor se volvió a reír. Sí, otra vez.

Yo te explico

Abandonar la adolescencia es abandonar ese estado de perpetua potencialidad; ese delicioso estado en el cual, si bien uno no es nada, podría serlo todo con tan solo dedicarse. El resto de la vida adulta consiste en luchar por la conservación de atributos que nunca se tuvieron.

26.11.05

La mancha

La internet nos muestra de manera apabullante el superlativo valor de la información en el mundo moderno. Algo que llega a todas partes. Algo que no puede ser detenido por el burócrata de turno. Una mancha de conocimiento que se derrama y nos da la posibilidad de saber más, de entender más, de ser mejores. También uno puede bajarse unos videos pornográficos tan deslumbrantes como esclarecedores.

Aceptaciones

Las circunstancias en las cuales me he sentido en ridículo son tantas, que el ridículo ha pasado a ser, podríamos decir, mi segunda piel. La aceptación de cualquier circunstancia adversa genera, tras la tristeza inicial, una sensación placentera. Algo muy parecido al confort.

24.11.05

Tristitia

Cuando voy a correr por el parque, a la mañana temprano, las chicas de quince que se dirigen al colegio me observan como a un animal perteneciente a una especie diferente.
Cuando uno debe esforzarse por la conservación de un atributo, es porque lo ha perdido.

Grandes dudas

Desde los tiempos más remotos se discute la existencia de Dios. Sin esta pregunta, tal vez, no existiría aquello que fuera dado en llamar ‘filosofía’. Alguna de las respuestas más lúcidas, o al menos más aceptadas a la hora de avanzar en la cuestión es ‘si Dios no existe, entonces todo está permitido’.
Con el único ánimo de aportar al debate yo diría ‘si Dios no existe, entonces los alimentos dietéticos no tienen sentido’.

19.11.05

Variaciones sobre 'a cada chancho'

A cada chancho le llega su Le Corbusier.

La clave, o una de las claves

La ley económica de los rendimientos decrecientes (aquello de que el segundo vaso de agua te dará una satisfacción inferior al primero) es algo tan terrible y permite clarificar tantas cosas, que no comprendo se permita su divulgación en cualquier libro de texto que verse sobre la materia.

16.11.05

El artista

Mucho se ha discutido sobre si el artista debe ser juzgado por su obra o su vida. Entiendo que el debate es un error. El artista debe ser juzgado (y apreciado) como un sujeto que ha elegido no trabajar. Tamaña muestra de lucidez merece mi consideración y respeto. La obra y la vida carecen de importancia.

En una película malísima

Recuerda, muchacho, que las mujeres quieren exactamente lo mismo que nosotros, sólo que quince minutos más tarde. Por lo tanto, si eres capaz de aguantar veinte minutos, tendrás a la chica persiguiéndote los últimos cinco.

*El autor se sorprende, una vez más, al descubrir que hay algo para aprender casi en todas partes.

12.11.05

Memorias de un cocinero

Las profesiones que implican la expresa atención de las necesidades de un cliente (de un cliente que manifiesta sus necesidades a viva voz), generan en quien las practica curiosas virtudes de carácter como el respeto por la autoridad; la abnegación; la mesura; la piadosa comprensión de las necesidades del prójimo; la humildad.
También, a veces, una ínfima gota de rencor o resentimiento.
Si habré escupido ensaladas de frutas...

Energía

Si un ser humano de edad adulta del sexo masculino decide no tener actividad sexual de ninguna especie, pongamos, por un plazo de 180 días corridos, verá como su cuerpo se dota de una notable reserva extra de energía que puede ser aplicada para lograr más y mejores resultados en cualquier otra disciplina.
También notará cómo su mirada se vuelve acuosa, y cómo la esclerótica de sus ojos pierde algo del blanco níveo, trocando en un marfileño matiz.
En definitiva, notará cómo se le ha subido la leche a los ojos.

9.11.05

Refutaciones

Me pasé la mañana comiendo avena de un cuenco, como un caballo. Pero no logré relinchar de la manera apropiada, por más que lo intenté.
Esto viene a refutar a los que dicen que uno es lo que come.

Sin teoremas

La mejor forma de descubrir si alguien es un genio es observarlo tomar un café en un bar. Si su genialidad no asoma en ese acto, es sencillamente porque no la posee. Ahora bien, ¿cuáles son los síntomas que debieran observarse para llevar a cabo la mencionada contrastación empírica? En verdad, no lo sé. Tal vez me faltó aclarar que es preciso que el observador también sea un genio. Y debo admitir que esto complica aún más las cosas.

5.11.05

Capacitarse

Estaba cenando en un restaurante cuando ingresó un matrimonio bastante mayor. El hombre pidió un vaso de vino. La mujer pidió una porción de queso y dulce. El dulce era de membrillo.
Pasó un rato. El hombre bebía su vaso de vino, mientras la mujer comía. Hablaron unas pocas palabras. Al final, la mujer le dio al hombre un cuadradito de queso y dulce pinchado en el tenedor. El hombre lo probó con satisfacción. Pagó, y se retiraron. Los vi alejarse caminando, del brazo.
Y todavía existe gente que hace postgrados.

Otra forma de ver las cosas

El hombre que toca el piano en el bar, toca mal. Es una maldita alimaña aporreando las teclas de una manera absurda. Es un animal primitivo, descifrando un instrumento cuyas propiedades desconoce. Es una aberración teórica. Es un error. Es el fracaso. Es la impericia elevada a un curioso pedestal.
Sin embargo, el hombre que toca el piano en el bar del hotel, tiene una misión. Y en lo que a mí respecta, eso lo redime.