31.3.07

La aceptación de los milagros

En la eyaculación, todo el cuerpo se compromete para expulsar algo de sí. Pero no se trata de un residuo, de algo eliminable como sucede luego de cada proceso físico de combustión. Mediante un inaudito estímulo, el cuerpo arroja algo útil, un filamento de vida, un salto al vacío de ribetes demasiado milagrosos para ser descripto. Es la posibilidad más pura viajando, sin red, superando a la magia más alta por lo que dura un instante y nada más.
Lo que quiero remarcar es que ya me lo dijiste, ya veo, ya sé que te salpiqué, con una gota a lo sumo, el cabello.
Estás haciendo un escándalo.

Señor gerente

ayer no vine a trabajar, señor gerente,
porque era un lindo día.
a mí me pareció más conveniente
comprar un kilo de pan, hacerlo migas
y darle de comer a las palomas
en la fuente.

no sé, no lo pensé, que mi herejía
debiera ser castigada tan duramente.
pero ayer fui feliz. ¡qué lindo día!

aplique usted su ley, no lo lamente.

28.3.07

Palomas frías

Hoy a la mañana, mientras me dirigía al trabajo, a mi cotidiano y particular via crucis, vi una paloma muerta. Yacía de costado sobre la mugrienta vereda, las patas recogidas. Todo era gris; del cielo a la paloma. Un mundo monocromo, incapaz de inventar un color.
Me agaché y la toqué, no lo pensé, no pude evitarlo. Estaba tan fría.
Me puse de pie y seguí caminando, vacío de contenido, como un recipiente que, en un ataque de osadía, se permite dudar de su propia utilidad.

24.3.07

Sensaciones análogas

Colóquese una empanada, preferentemente de carne, en un atril. Siéntese en una silla cómoda. De ser posible, que haya luz natural. Dedíquese ahora sí, con su mayor concentración, con su mejor empeño, a leer la empanada. Dedíquese a tal accionar unos veinte minutos, media hora.
Transcurrido ese lapso, póngase de pie. Advertirá usted que no experimenta sensaciones análogas a las que hubiera obtenido leyendo a Cervantes, o a Dostoievsky.
Sin embargo, puede usted tomar la empanada y darle un mordiscón, cosa que no hubiera sido posible con El Quijote, ni con Crimen y Castigo.
Todo no se puede.

Una historia triste (5/8)

Por lo general, por norma, suelo cumplir años, todos los años, una vez al año. Aquel que se esfuerce en ser original en los acontecimientos más pueriles, corre el severo riesgo de ser un salamín. No creo en los acontecimientos, además. No creo en las fiestas ni en los cumpleaños ni en los aniversarios. Los que ponen excesivo énfasis en los acontecimientos, suelen dejar demasiados tiempos muertos; demasiados espacios en blanco. Prefiero saltarme los acontecimientos, prefiero el durante.
Dicho esto, hecha la aclaración, igual, la gente que me conoce, el círculo de consanguinidad íntimo, lo que se ha dado en llamar ‘familia’, decide celebrarme el cumpleaños. Una cena, un brindis, poca gente, cinco, o siete personas, no hace falta recurrir a precisiones de carácter estadístico.
Aquí viene la parte relevante. Tras la cena, deciden hacerme soplar una velita. Es una formalidad, un inofensivo rito.
Traen la torta, con una velita.
Presten atención, por favor. Descubro, con sorpresa, con pesar, que a la torta le faltan tres porciones, tres pedazos. Es una torta de ocho porciones, pero faltan tres. Al parecer alguien tuvo visitas el día anterior, y utilizó la torta en cuestión. Al ver mi expresión, alguien dice ‘es lo mismo, es lo mismo. Pedí tres deseos. Dale’.
Así que cumplo mi rol. Murmuro algo ininteligible. Pido tres deseos y soplo. Soy saludado.
Sin embargo, creo que si a la torta le faltan tres porciones, tres pedazos, eso debe tener alguna implicancia, algún significado.
Tal vez debí pedir dos deseos, no abusar. Tal vez debí tirarme al piso y llorar como un chico.

21.3.07

Sin entrar en detalles

La gente que no tiene talento alguno se ve obligada, qué remedio, a creer en el esfuerzo. Mis palabras tal vez sean agresivas, tal vez hirientes.
En mi caso particular, no veo más alternativa que confiar en la suerte.

17.3.07

Recomendaciones estilísticas

Recomendaciones estilísticas para un mamífero adulto del sexo masculino, de más de cincuenta kilogramos de peso, que debe concurrir a un trabajo.

1)Los zapatos son negros.
2)Las camisas son blancas.
3)Los trajes son oscuros. A mayor claridad en el color del traje, mayor debilidad de carácter del portador.
4)El color marrón es un defecto de la personalidad. Una aberración teórica que puede tener severas implicancias, por ejemplo, en la conducta sexual de quien lo emplea.
5)Entre el dorado y el plateado, debe elegirse el plateado, siempre. Salvo que nos estemos refiriendo a los metales preciosos, la plata, el oro, en barras, lingotes, para su atesoramiento.
6)Las camisas con botoncitos en los extremos del cuello revelan pacatería, extremo pudor, pánico expresivo, miedo visceral a moverse fuera de lo establecido. Quien usa una camisa con botoncitos en el cuello preguntará cuál es el procedimiento adecuado para cerrar una canilla.
7)Quienes utilizan el monocromo como señal de elegancia, son imbéciles sin alma. Aquellos infrahumanos que aparecen vestidos todos de verde oscuro, por ejemplo, de los zapatos a la camisa, sólo provocarán piedad o lástima.
8)Entre rayas y cuadros, elija rayas. Los cuadros son un vano intento de volverse complejo. Usted debe comprender que un salame complejo, sigue siendo un salame.
9)Olvide la gamuza, olvide el nobuk. El nobuk es un invento demoníaco, un material difícil de definir, cuya textura tiene tal vez reminiscencias de perineo, de epitelio anal. Esto implica que quien los porta, cada vez que toca sus zapatos, desea tocar un ano. Situación impropia para lograr un desempeño laboral digno.
10)Los calzoncillos fueron, son y serán slips. No muy apretados, claro está, o quien los usa desarrollará una exoftalmia que truncará su carrera profesional. Para ser gráfico: la masa testicular debe encontrar una tenue contención, similar a dos manos ahuecadas y prestas a recibir algún brebaje. De esta forma los testículos alcanzan un merecido nivel de confort.
Quien use calzoncillos tipo shorts, en medio de una decisión extrema bajo presión, ante una discusión, se encontrará con una debilidad que le brota de abajo. Sentirá que no logra afirmarse de manera acorde a las circunstancias. Sentirá que se le vuelan las bolas, para ser más exacto.

Ya está. La pieza informativa debe ser considerada de extrema relevancia. Ahora vayan, trabajen.

Débil

Debo agradecer, ahora que lo pienso, a todas las mujeres que han tenido la cortesía de abandonarme.
O tal vez baste con agradecer a esa nimia confusión, ese desfase temporal. Ese creer que se tiene lo que se merece o mejor aún, mucho menos de lo que se merece. Esa dulce ingenuidad de creer que se debe hacer piso en lo que se tiene y continuar. Que la magia prestada es derecho adquirido. Que se está para más.
Debo agradecer, entonces, repito, a todas esas mujeres que supieron sobreponerse a la duda y a la piedad. Porque yo, mal que me pese, soy débil, me encariño; una vez que he abrazado a alguien no podré evitar las ganas de volverla a abrazar. Es un defecto de mi persona; no lo puedo evitar.
Y me hubiera quedado con cualquiera, con cualquier rata piojosa que hubiera decidido no irse, tan sólo no irse, quedarse conmigo. Es la verdad.

14.3.07

Leguleyo

Lo rechazo a usted, lector, por improcedente, tendencioso, malicioso, falaz, extemporáneo y abusivo.
Y le pido disculpas, claro, pero vi que usted se acercó a este fragmento con malos modos, con actitud incorrecta, de manera inapropiada.
O tal vez sea que no se me ocurre nada, absolutamente nada para escribir en esta hermosa mañana de invierno.
Antes que admitir mis limitaciones, mi incapacidad (desde ya temporaria), elijo recurrir a este artilugio infantil para ganar algo de tiempo. Tal vez con algo de tiempo usted o yo mejoremos.
Dejemos que el tiempo se encargue.

10.3.07

No es mía

¿Es una rosa roja en la oscuridad?
La pregunta no es mía, eso ya lo sé. No he llegado tan alto. Y tu corazón está mucho más arriba.
Pero quería dejar una pregunta, una sola, bella y bonita, para el instante previo al sueño.
Todas las demás preguntas, las que patean, las que lastiman, quedaron acá. Conmigo.

Anécdotas medievales

–Dulce princesa, grácil doncella, etérea criatura, es mi intención dedicar la tarde a olisquear vuestra vagina con la curiosidad y vocación de un sommelier.
La sonoridad del cachetazo no alcanza a ser representada en su fidedigna intensidad por la palabra escrita.

7.3.07

Ser rico

Al cumplir los treinta años, me manifestó haber descubierto la necesidad de tener dinero. ‘Quiero ser rico’, dijo, aunque la frase no debía ser tomada de manera taxativa. Excesos verbales, que le dicen.
Le sugerí que apenas levantado, cada mañana, ingiriera una moneda, de un peso, de ser posible, no es demasiado grande, con un vaso de agua.
Por cuánto tiempo debía acometer el tratamiento, me preguntó una vez superada la sorpresa inicial.
Un mes, como mínimo, le dije. De ser posible, un año, también le dije.
Me preguntó si eso lo ayudaría a volverse rico.
Le dije que sí, aunque no estaba seguro. En cualquier caso, mejoraría su digestión. Algo es algo.

3.3.07

Sin escándalo

Existe una religión que le asigna cualidades divinas a la capacidad de perdonar. Dice, más o menos, ‘… perdonar es divino’. Existe otra religión que le dedica un día completo al perdón. El día del perdón. Borges dijo ‘yo no hablo de venganzas ni de perdones; el olvido es la única venganza, y el único perdón’.
Lo que quiero dejar en claro es la nimiedad de mis faltas.

De otra forma

Hay gente que da propinas. Hay gente que da limosnas. Yo escribo fragmentos.