31.10.04

Giro a la derecha

Cuando llueve, uno tiene la oportunidad de observar a individuos munidos de todos los implementos para enfrentar el fenómeno climático (paraguas, sobretodo, gorro, guantes), que no están dispuestos a cederle el lugar más próximo a la pared a, por ejemplo, alguien desnudo.
Este hecho trivial nos permite entender de manera cabal la profundidad del egoísmo humano. Y también porqué sistemas de organización política como el comunismo no funcionarán jamás.

30.10.04

Visiones filosóficas

Tras haber visitado lugares tan recónditos como la República del Congo, y haber pasado más de diez años fuera de la Argentina, al regresar al país y caminar un par de cuadras por el microcentro porteño, el filósofo J.C. R. manifestó: ‘no lo puedo creer’.

29.10.04

Vivencias

Antes que mantener una conversación con mis vecinos, preferiría que me martillen un huevo.

28.10.04

A veces no existís

El problema con la vida real es que cualquier marmota se siente protagonista. En las demás obras de ficción, los personajes secundarios son mucho más conscientes de su condición, y actúan en consecuencia.

27.10.04

Más allá de la anestesia

En el dentista, la única forma de superar el absoluto pánico es odiar. Odiar a ese sujeto desalmado que ha elegido una profesión, me atrevería a decir, que requiere mayor grado de intimidad con el cliente que la prostitución misma.

26.10.04

Qué ganas de seguir viviendo

El avión había tenido un desperfecto severo. Se había anunciado un aterrizaje de emergencia, y por un momento habíamos caído en picada; situación más que favorable para recordar lo efímero de la existencia, y la fragilidad de los piolines que sostienen una vida.
Finalmente, tocamos tierra. La gente recuperó la compostura. Algunos gritaban; otros abrazaban a sus seres queridos; otros reían. Brotó un sentido aplauso. Era el agradecimiento a quien correspondiera por dejarnos permanecer en esta vida.
En medio de la confusión reinante, detecté una pata de pollo, tal vez en exceso recalentada, sobre el asiento a mi derecha. Con un certero movimiento, me la guardé en un bolsillo de mi camisa.

25.10.04

Test vocacional para chicos con inquietudes

No es posible imaginar un mundo sin música, y sí es posible imaginar un mundo sin escribanos públicos ni profesores de geografía ni dentistas.

24.10.04

Abstinencia sexual no deseada, tratado

Cuando tengo la oportunidad de encontrarme frente a una mujer desnuda, acuden a mi mente oscuras intenciones y deseos de prácticas arcanas. Eso sí, antes que nada, doy las gracias.

23.10.04

Porqué escribo

Elegí la literatura porque es mucho más sencillo viajar en subte con una birome que con un piano.

22.10.04

No me cuentes tu vida

Los bares a los que me gusta ir son aquellos en los cuales el mozo me atiende con un desinterés lindante con el desprecio. Viene y toma el pedido; luego lo trae; luego se va y se olvida de uno, hasta volver a ser requerida su presencia.
En un sinnúmero de profesiones, la confianza y la simpatía son faltas graves. Imaginemos a un dentista tratando de congraciarse con una de nuestras muelas.

21.10.04

Oído absoluto

El arte es un bálsamo, allí donde se manifiesta. Siempre. El joven que muestra inquietudes artísticas debe ser merecedor de admiración y respeto, además de ser apoyado. El grupo familiar no debe sorprenderse por las peculiaridades de la personalidad del jovencito poseído por el arte. Sus hábitos y costumbres serán radicalmente opuestos a los de cualquier otro muchacho; pongamos por ejemplo, destinado a ser un escribano público.
En lo personal, y esto no debe ser tomado como una regla inviolable, la familia del artista debiera estar más contenta si el pequeño prodigio ha elegido la pintura o la literatura, antes que la música, para manifestarse.
No existe juicio de valor en la afirmación previa, ni debe suponerse que quien esto escribe está capacitado para establecer un orden de méritos, colocando alguna disciplina artística por encima de otras.
El comentario es de corte práctico. Si el joven elige la música, la familia sufrirá mucho más durante el proceso de formación.

20.10.04

Bueno, está bien

Recuerdo con cariño aquella época en la cual me enfrascaba en interminables discusiones sobre los más variados temas, con la única finalidad de tener razón. En estos días, estoy dispuesto a cederle la razón al interlocutor más imbécil, a cambio de un vaso de vino de calidad media.

19.10.04

Insultos inteligentes, guía práctica

Respeto su opinión, pero no la comparto.


*El autor desea hacer notar que la frase dicha equivale sin dificultades, si bien se la mira, a un ‘usted es un imbécil’)

18.10.04

Convivir es lo peor

El matrimonio es la tumba del amor, dice la expresión popular. El dicho, de una notable vulgaridad, ejerce un vano intento por retratar algunas clásicas pautas de comportamiento de la vida conyugal.
La afirmación, vista con detenimiento, fracasa en su intento; las refutaciones son cuando menos múltiples.
Para comenzar: a un muerto, en su condición, no es posible romperle cotidianamente las pelotas.

16.10.04

Para una sociedad más justa

El castigo, si pretende generar una conciencia plena del bien y del mal acompañado de un cambio de conducta en la dirección correcta, debe ser siempre excesivo en relación a la falta que se desea sancionar. Si el castigo es importante para que cualquier sociedad, civilizada o no, funcione, la desmesura del mismo lo es todavía más. La desproporción de la pena es mucho más útil para los casuales observadores del proceso, que para el castigado en sí. De esta forma, se sacrifica a un individuo con la secreta finalidad de mejorar al conjunto.
Las sociedades más antiguas entendían el concepto a la perfección. Creían ciegamente en que todo individuo podía ser regenerado. En tal sentido, por ejemplo, procedían a cortar la mano del ladrón. Con esto se lograban al menos tres efectos básicos: 1) El ladrón entendía claramente que su conducta había resultado cuando menos inapropiada. 2) Los observadores, al rascarse la nariz, casi podían sentir las diferencias entre el bien y el mal. 3) El ladrón comprendía de manera inequívoca que su conducta tenía consecuencias. Podía luego, a través de una sana introspección, comprender lo negativo de la naturaleza de los actos cometidos.
Además, sin una mano, robar es más difícil (se cree que la dificultad aumenta en el orden de un cincuenta por ciento).

15.10.04

Todo lo que me sucede es personal

Soy paranoico. Si tengo gripe, puedo soportar los síntomas perfectamente. Lo que me desespera es la certeza de la existencia de una asociación ilícita entre el virus y quien me lo contagió. Cuan peligroso y detestable soy, que dos especies tan dispares conspiran con el único afán de fastidiarme.

14.10.04

El fin de las ideologías

El fenómeno conocido como ‘globalización’ está aquí para quedarse. Es tal su trascendencia, que modifica hábitos y costumbres, abarcando tanto a entendidos como a distraídos. De más está decir que el fenómeno se acentúa en las grandes urbes. Sin ir más lejos, ayer pasé la tarde con una prostituta ucraniana.

13.10.04

Singing in the rain, otro enfoque

El tamaño del paraguas es inversamente proporcional al tamaño del pito de su portador.
El enunciado mencionado es de dudosa utilidad. Mucho más difícil aún su contrastación empírica.
Sin embargo, explica porqué unos pocos nos dedicamos a caminar bajo la lluvia con particular despreocupación y hasta alegría, mientras la inmensa mayoría de transeúntes se empeña en la utilización de paraguas cada vez más grandes.

12.10.04

Acerca de la Motivación

En cuanto un niño manifiesta inquietudes artísticas de cualquier índole, las mismas deben ser estimuladas sin dilación. Ya se trate de música, pintura, o cualquier género literario. También el canto, el ballet, o el manejo de títeres.
El niño debe ser provisto del instrumental necesario; asistir a academias y cursos; contar con profesores idóneos y aptos. En suma, debe construirse todo el entorno necesario; requisito indispensable para el crecimiento y formación de un artista.
Para ser más gráfico, paso a citar un ejemplo. Cuando mi hermana ensayaba sus lecciones de piano, mi padre, que llegaba a casa después de doce horas de trabajo, se acercaba con particular dulzura para besar la frente de la reconcentrada niña.
También le decía, casi en un inaudible susurro: ‘mejor que seas buena con esto, porque sino vas a tener que trabajar de cajera en un supermercado’.

11.10.04

Entre las góndolas

El márketing es uno de los engendros modernos que más me sorprende. Que el fabricante de un producto gaste inconcebibles sumas de dinero para decir a sus potenciales compradores las ventajas del mismo, es la obviedad hecha desmesura.
En tanto los productos, pongamos por ejemplo un desodorante, existían mucho antes que el márketing se transformara en lo que es en la actualidad, me es dado pensar que todo el dinero empleado en dicha actividad no puede provenir de otro sitio que no sea el producto en cuestión.
Si se continúa con esta línea argumental, la única conclusión posible es que a mayor gasto de publicidad, menor calidad de producto. Esta situación, bien entendida, es algo mucho menos trágico que paradójico.

10.10.04

Para una vida sexual semiplena

He tenido la fortuna de participar de un más que amplio abanico de componendas sexuales. He visto gente de edad adulta disfrazada del hombre araña. He visto mujeres frotándose con barras de dulce de membrillo. He visto hombres intentando copular con conejos. En todos los casos, sin excepción, una vez terminados los actos de naturaleza íntima, los participantes experimentan la necesidad de unos momentos de introspección; silencio y reposo. También, porqué no, un vasito de agua.

9.10.04

Pelados del mundo: no temáis

Tengo amigos preocupados por su salud capilar. Sufren la caída del cabello como la ablación de un órgano vital. Se deprimen; concurren a institutos donde aparentemente existen disciplinas tan prodigiosas como la ‘gimnasia capilar’; toman medicamentos; planean implantes.
No sólo la lucha contra el paso del tiempo se me antoja como un verdadero despropósito que conduce a la más ridícula de las tristezas, sino que además, si se considera al cabello como una secreción, el intento de acumulación del mismo es cuando menos de mal gusto.

8.10.04

Estudio

Estudio durante meses a la gente que corre en las diversas plazas de mi ciudad. Los observo, de la mañana a la noche. Tomo notas. Investigo sus códigos y costumbres.
El análisis arroja que la gente que corre, mientras corre, refleja en sus rostros una profunda angustia. Una carencia. Un dolor. Luego, al terminar de correr, se los ve satisfechos. Se sienten mejor. La descarga de endorfinas los muestra como personas expansivas y optimistas.
Me dedico luego al estudio de la gente que come en los locales de comida rápida. Mientras engullen sus hamburguesas con papas fritas y beben sus torres de gaseosas, estas personas reflejan en sus rostros la felicidad más plena. La alegría. El placer de estar vivos. Al finalizar la ingesta, entre cinco y doce minutos después, los observados entran en un melancólico letargo. Una angustia existencial parece apoderarse de sus embotados cerebros.
Una de las conclusiones del presente estudio es que la gente debiera comer mientras corre. Idéntico resultado se alcanzaría si la gente pudiera correr mientras come.
En cualquier caso, el estudio surge como poco práctico. De escasa o nula aplicabilidad.

7.10.04

El mundo es de los que saben, decía mi abuelito

Cada día, dicen, existe más gente que abandona el hábito de la lectura. Dicho de otra forma: la gente ya casi no lee. Observo este fenómeno sin una excesiva preocupación.

La gente que casi no lee tampoco, casi, puede hablar. Y en lo absoluto escribir.


6.10.04

Memorias: si volviera a nacer haría todo distinto

Cada vez que como un sándwich de milanesa con lechuga y tomate (mayonesa, mucha mayonesa), recuerdo episodios de mi niñez. Jamás hubiera pensado que la máquina del tiempo pudiera estar construida con estos materiales.



5.10.04

Un muchacho como yo

¿Qué es la felicidad? Los pensadores más remotos de la antigua Roma; las mentes más brillantes de la sociedad moderna; yo mismo; todos nos hemos formulado una y otra vez la misma pregunta. Sin hallar, claro está, la anhelada respuesta. Quizás uno de los que haya estado más cerca de resolver tan álgida cuestión para el mundo sea el cantautor tucumano Ramón ‘Palito’ Ortega. El hombre, en las antípodas del pensamiento abstracto, no duda en afirmar en una canción de su autoría: ‘felicidad, empieza con fe’.



3.10.04

Un poco de rock, y un poco de roll

Los escenarios son lugares mágicos. Verdaderos templos paganos donde tienen lugar hechos notables de creación. Convergen allí energías de difícil descripción, más propias de dioses que de humanos. Más propias de verdaderos genios o artistas que de simples espectadores.
Refuerza esta presunción el hecho que la mayoría de los músicos de rock, descendidos unos pocos peldaños, se transforman en imbéciles rematados y balbuceantes, sin nada que decir.


2.10.04

Entender al enfermo es el primer paso para poder ayudarlo

Está comprobado que la gente que habita en las grandes urbes y cuenta con una ocupación más o menos estable, trabaja unos doscientos cincuenta días al año, aproximadamente. Hay cincuenta y cuatro sábados, lo cual está muy bien. Y cincuenta y cuatro domingos; pero el domingo no cuenta, porque el domingo hasta Dios descansó. Un empleado tradicional suele contar con catorce días corridos de vacaciones. De estos, habría que retirar para el cálculo los días sábados y domingos, por estar dentro de las categorías mencionadas en el párrafo precedente. También están los feriados.
Para resumir en pinceladas gruesas, la gente con empleo fijo trabaja unos doscientos cincuenta días al año. El cociente, forzando las matemáticas, arroja unos dos tercios.
La gente empleada, entonces, debiera ser considerada como cualquier otro grupo de minusválidos severos, físicos o mentales, con apenas un tercio de sus capacidades disponibles.



1.10.04

Filosofía y peso corporal, una aproximación teórica

Para poder dedicarse con relativa significancia al adorable oficio de pensar, el sujeto debe contar con una rigurosa formación en alguna disciplina social. Este grado de especialización no debe actuar en desmedro de una educación generalista que le permita un adecuado acercamiento a una más que diversa fenomenología.
En resumen, el pensador debe contar en su ‘caja de herramientas’ con conocimientos tanto generales como específicos.
También, me olvidaba, debe tener dinero. O se morirá de hambre mientras piensa.