23.6.07

Fe

Por motivos tan absurdos como azarosos, quedo en posición de circunstancial y semioculto observador de una mujer que se dedica a tareas de limpieza en un salón. La mujer se halla limpiando una estatua. La estatua es de hierro. La estatua es de tamaño natural. La estatua es de un hombre. El hombre está desnudo, no importa si con un bandoneón o empuñando una espada; no importa qué conmemora; desconozco qué representa.
Tras utilizar un trapo con un líquido para limpiar los brazos y las piernas, y la espalda, y el rostro, la mujer retrocede un paso y observa la estatua. Se dedica entonces, con especial delicadeza, a limpiar los testículos de la estatua. Por un momento, he podido ver que la mujer, con infinita ternura, ha sopesado los testículos en una de sus manos, a través del trapo. La mano ahuecada, el movimiento apenas circular, la ínfima presión, la mirada de la mujer, su concentración en la tarea, su cuidado.
Estas son las cosas que renuevan mi fe en el sexo femenino.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Quén hubiera sido estatua!
¿no?

Anónimo dijo...

Mujer: dedicada a tareas de limpieza.
Hombre: representado por estatua de hierro.
Situación: mujer sopesando lo testículos de la estatua en una de sus manos.

¡Ufa! ¿Cómo responder a una provocación cuando la misma es tan evidente?
Me he reído mucho con "Fe", y si mis amigos varones la leyeran te aplaudirían.

Anónima.-

J. Hundred dijo...

*.
*anónima! (algo que ver con anónimo?) uno de los viejos héroes de tv que jamás captó mi atención, el llanero solitario, decía una frase que era, traducción mediante, más o menos, así: ‘no siempre se oculta un forajido detrás de una máscara’. me parece útil entonces decir ‘no siempre se oculta una provocación detrás de un testículo’.
pero te reíste. y si te reíste, está muy bien para mí.