El matrimonio es la tumba del amor, dice la expresión popular. El dicho, de una notable vulgaridad, ejerce un vano intento por retratar algunas clásicas pautas de comportamiento de la vida conyugal.
La afirmación, vista con detenimiento, fracasa en su intento; las refutaciones son cuando menos múltiples.
Para comenzar: a un muerto, en su condición, no es posible romperle cotidianamente las pelotas.
1 comentario:
Entonces se po´dría hablar de una agonía muy prolongada...jaja.
Saludos y sigo leyéndolo...
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