7.12.05

Con las disculpas del caso

El occidental adulto, una vez superadas las elementales necesidades económicas, cae preso de una honda tristeza. Surge entonces como evidente la necesidad de poseer una tragedia, una pena, una furia, una obsesión que atormente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

aferrarse a lo que hay no es sostenible, siempre se necesita un agujero que reemplace al que ya se llenó. Estoy empezando a suponer que la gente se aferra al vacío, casi con desesperación, el burro no camina sin su inalcanzable zanahoria.

Miguel Ángel Quinteros dijo...

una mujer