30.4.08

53 a 1

La mujer habla en voz alta, sino sería un monólogo interior, de sus últimas y porqué no recientes vacaciones. Habla de playas de arena blanca y mares de un verde esmeralda, donde los tiburones están dispuestos a entonar temas de Frank Sinatra si uno se digna a rascarles las aletas. Habla de puestas de sol donde la gente se emociona sin motivo aparente, sólo porque la belleza incita a emocionarse, a recordar la maestra de la primaria que te acarició la cabeza, esas cosas. Habla de tragos que son servidos en cáscaras de coco o ananá, y el sabor del azúcar en los labios mientras uno juguetea con simpáticas sombrillitas en miniatura que sirven para mezclar los hielos.
La mujer está orgullosa de sus vacaciones. Entonces hace una pausa y comienza a llorar. Las lágrimas bajan por sus mejillas como pequeños animales resbaladizos. Llora y se angustia, y se tira del pelo, y vuelve a sollozar. Porque recuerda su semana de vacaciones, y no sabe cómo hará para continuar con todo lo demás.

4 comentarios:

Bugman dijo...

La estrategia, entonces, consiste en tener una vacaciones horrendas y llenas de contratiempos. Afortunadamente los dueños de los hoteles, las agencias de viajes, las líneas aéreas, lo han comprendido así: viajar es cada vez más engorroso y traumático.
Un alivio.

Anónimo dijo...

"...lágrimas bajan por sus mejillas como pequeños animales resbaladizos."

¿es la edad, el ejercicio cotidiano de escribir o simplemente el talento natural lo que le permite decir algo tan simple pero de una manera tan original y bonita?

J. Hundred dijo...

*bugman! es usted un calvo sagaz, en indefinibles proporciones.

*

Anónimo dijo...

me encanta el mar, pero no creo poder disfrutar de ese tipo de vacaciones, panza arriba.. si recuerdo mis últimas vacaciones me viene a la mente una sensación ambigua de haber disfrutado la belleza del lugar, pero a la vez el haber pasado unas vacaciones muy tristes, donde las lágrimas no eran animalitos, pero sí resbaladizas.. pero uno siempre sale adelante, como puede..