24.10.08

Yo no quiero tu paraguas

Cada vez que llueve, en las calles del centro, surgen, de la nada, como duendes, los vendedores de paraguas.
Este hecho puede parecer trivial y pasar desapercibido al ocasional transeúnte. Pero no a mí.
Es muy triste y es muy grave. Casi toda la maldad del género humano está ahí. Es el cromosoma de lo peor, es el adn de lo vil. Es alguien que pide revancha, que sonríe pura y exclusivamente por la desgracia ajena, que es tu desgracia, es alguien que aguarda agazapado, en la penumbra, masticando odio, esperando el momento, ese precioso momento de patearte en el piso, porque necesitás algo que yo tengo y me lo vas a tener que pagar.
Entonces me paro, a dos o tres metros del vendedor de paraguas, bajo la lluvia, y el vendedor de paraguas busca el contacto visual y esboza una levísima sonrisa capaz de asesinar a una yarará, porque el mundo está funcionando tal cual lo imaginó.
Pero yo no me muevo, no avanzo, no pregunto el precio de tu maldito paraguas.
Me quedo bajo la lluvia, estoy muy quieto, tranquilo, mientras el vendedor de paraguas no sonríe más, mira a los costados como si le estuviera sucediendo algo tremendamente injusto, buscando la falla, el desperfecto de su infalible mecanismo.
Las gotas me caen por el rostro y se pierden entre los pliegues de mi ropa. Me mojo hasta los huevos. Es genial.

6 comentarios:

Yoni Bigud dijo...

Y es que el único paraguas que vale, es el de la inmunidad.

Un saludo.

La condesa sangrienta dijo...

Yo que ud. no me haría tanto el vivo. Esos tipos que esperan para patearle el piso, hoy venden paraguas y mañana forros.

Anónimo dijo...

no solo existen en las calles del centro, están en todo el mundo, se lo aseguro. Yo casi lo imito, pero por alguien terminé comprándolo.. tengo un lindo paraguas comprado en algún lugar del mundo a alguien.. que seguramente no era ciudadano de ese país. Saludo.

J. Hundred dijo...

*yoni bigud! qué le puedo decir yo, que usted ya no sepa.

*condesa! como dijera el general: lo perfecto es enemigo de lo bueno. usted se preguntará qué tiene que ver la frase con lo que usted comenta. nada, la verdad que nada. pero lo que usted sugiere tampoco es una cosa que uau, y a mí la frase me gusta y la quería usar.

*caia! ese paraguas debe ser cortito, de fondo cremita o marrón muy claro, prácticamente beige. y debe tener muchas líneas, líneas rojas y negras y marrón más oscuro, tal vez, que forman un geométrico entramado. y desde entonces hay algunas noches de lluvia donde ella camina con el paraguas en la mano. apura el paso y aprieta el paraguas, muy fuerte, pero no se anima a abrirlo. porque sabe que si lo abre, si lo abre entonces ella no va a poder dejar de llorar. y lo mejor es seguir caminando, hacer una dulce trampa, dejar que la lluvia le empape la cara hasta que en algún momento deje de llover.

DONKIPROKO dijo...

no tengo nada con la gente que trabaja en la calle!!!! pero no me banco a los que de pronto salen de abajo de las baldosas vendiendo esos pedorros paraguas chinos, olvidados en los colectivos.
Oiahhhh!!! donde deje el paraguas?


Un saludo

J. Hundred dijo...

*donkiproko! saludo para usted.