21.8.08

Asimétrico

Parece mentira, da pena saberlo. Y lo sé, claro que lo sé, no es un descubrimiento para dar saltitos, ni andar festejando.
El amor es una mercancía perecedera. Como un exquisito manjar, como una exótica planta, exige infinidad de cuidados. Pero se termina pudriendo, el amor. Adquiere un amarronado triste, pierde su brillo. Agarra mal olor. Y ahí queda, todo ese esfuerzo prodigado, como un maniquí arrojado desde un piso treinta y tres, abrazado al pavimento de una avenida cualquiera.
En cambio el odio es mucho más resistente y duradero. Como un perro callejero que aprendió a vivir de las sobras, de los restos, y no espera caricias ni atenciones. Uno se lo cruzará a la vuelta de la esquina tres, cinco años después, y no queda menos que sorprenderse ante la inmutabilidad, la misma mancha de sarna, los dientes amarillos, la mirada famélica.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Mentira
No es así
¡Y déjeme con mi mentira creída, que es como el helado de fruta!
Uno piensa que es naranja, tiene gusto a naranja.Hasta huele a naranjas. Uno sabe que en realidad hay poco de vera naranja en esa crema untuosa ¡Pero que rica es!
Lo que dice hoy, usted en su escrito, es mentira de naranja.
O lo mejor a tenido mala suerte, y la mala suerte contamina
Al fin y al cabo, los humanos consumen a diario mentiras creídas que los paladares menos entrenados confunden con realidades, y en base a ese consumo sobreviven.

La condesa sangrienta dijo...

El odio no se pudre porque crece y se alimenta de sí mismo. El odio ata. Es un bloque de concreto sujeto al tobillo.
El odio es un recordatorio permamente del odiado.
El olvido es la más perfecta manera de odiar, creo.

Yoni Bigud dijo...

Lejos de mí la polémica, pero entiendo que el olvido es la superación absoluta del odio y del amor. Es una instancia más perfecta.
A mí el odio me huele a Guillermo, y el amor a Gustavo. En ese tren, el olvido vendría siendo un Rodrigo...
Sí, perdón, perdón.

Un saludo,

Geoffrey Firmin dijo...

Puede que el amor termine y el odio perdure...Sólo nos quedan colores sepia y dientes amarillos...Casi, casi que la vida es una mierda.
Saludos!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
medicamentoso dijo...

Qué horrible no coincidir con usted, porque tengo la experiencia inversa.

Anónimo dijo...

despues de escribir, me dediqué a leer a los que lo habían hecho antes, y llegué a la conclusión de que mi comentario arruinaba el post, por lo cual borré el mismo, escribir no es lo mío, me voy al blog de Tamara Di Tella.. Salutti.

J. Hundred dijo...

*! dijo el venerable ciego, y lo dijo como siempre, mejor que nadie: yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón. también dijo, transitando similares alturas argumentales y estilísticas: che, estas empanadas de qué son?

y por el mismo precio presento y entrego, damas y caballeros van a llevar, un poema de Borges, un poema que te pega como trompada de mono, para la cartera de la dama, para el bolsillo del caballero, lleva marca, lleva precio, lleva calidad..


Everness

Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
Dios, que salva el metal, salva la escoria
y cifra en Su profética memoria
las lunas que serán y las que han sido.

Ya todo está. Los miles de reflejos
que entre los dos crepúsculos del día
tu rostro fue dejando en los espejos
y los que irá dejando todavía.

Y todo es una parte del diverso
cristal de esa memoria, el universo;
no tienen fin sus arduos corredores

y las puertas se cierran a tu paso;
sólo del otro lado del ocaso
verás los Arquetipos y Esplendores.

Geoffrey Firmin dijo...

Qué sujeto, estimado Juan! Siendo sus posts tan brillantes usted va y no se queda ahí: también nos deja comentarios brillantes. Si a mí me diera la cabeza, la mitad de sus comentarios los haría posts. Última vez que lo molesto con esto: Es usted brillante. De lectura obligada y grata.
Gracias. Y no se ponga colorado que son mis últimos elogios ;-)
Saludos!

J. Hundred dijo...

*geoffrey firmin! el brillo al que usted hace referencia no es mucho más que una maniobra distractiva, una cortina de humo, algo que permita ocultar la verdadera basura que soy, la maldita alimaña que me habita. en cualquier caso estoy dispuesto a que me obsequien dinero, me arrojen corpiños, alguien me pida que le firme una nalga. espere, geoffrey, no se vaya!