14.1.06

Volturno

Es menester desconfiar de la gente que no tiene vicios. De la gente que no fuma ni bebe. De la gente que no manifiesta mayor interés por el sexo ni por la pizza ni por el chocolate.
El cuerpo humano, si bien complejo, puede ser entendido como una máquina, como la cafetera Volturno que me regalaron hace tantos años. El cuerpo humano, como la cafetera, sin las debidas válvulas de escape, estallaría en mil pedazos.
Lo demás es la fatiga de materiales, la decadencia y caída. Lo demás ni merece ser contado.

2 comentarios:

chica pastiche dijo...

vicios...
si bien los tengo casi todos, podría vivir sin ninguno.
escepto el chocolate.
la vida no tiene sentido sin el chocolate.
en todas sus formas, tamaños y composiciones (menos blanco, por supuesto, que bien se sabe no es chocolate, es una porquería).

J. Hundred dijo...

*chica pastiche! sí, el chocolate blanco es un demoníaco engendro.