Veo un documental de la National Geographic. Hay un rinoceronte. El rinoceronte, al parecer, tiene deseos de fornicar. La cámara toma su mirada, de perfil, su ojo legañoso, en medio de milenarias arrugas.
El rinoceronte encuentra una hembra. Si bien no hablan, si bien no consigo descifrar ninguna conversación, la voz en off nos cuenta que la hembra está dispuesta.
Es entonces cuando la hembra comienza a correr. No a caminar, ni a dar vueltas, sino a marchar a paso vivo. La hembra ha soltado algún olor peculiar, y marcha, veloz, con destino incierto. El rinoceronte la sigue, manteniendo el paso, olvidando todo lo demás.
Cuenta la voz que la hembra mantiene esa marcha durante días. Ya se ha hecho referencia a la predisposición, por lo tanto, dice la voz en off, el objeto es probar el estado físico del macho que la ha elegido, antes de dejarse alcanzar.
Puede ser extraño, puede ser cruel, puede ser algo que debe ser hecho de esa forma, algo natural. Sorprendente.
Pero no le pide dinero, en ningún momento del documental. Y eso me sorprende, también.
El rinoceronte encuentra una hembra. Si bien no hablan, si bien no consigo descifrar ninguna conversación, la voz en off nos cuenta que la hembra está dispuesta.
Es entonces cuando la hembra comienza a correr. No a caminar, ni a dar vueltas, sino a marchar a paso vivo. La hembra ha soltado algún olor peculiar, y marcha, veloz, con destino incierto. El rinoceronte la sigue, manteniendo el paso, olvidando todo lo demás.
Cuenta la voz que la hembra mantiene esa marcha durante días. Ya se ha hecho referencia a la predisposición, por lo tanto, dice la voz en off, el objeto es probar el estado físico del macho que la ha elegido, antes de dejarse alcanzar.
Puede ser extraño, puede ser cruel, puede ser algo que debe ser hecho de esa forma, algo natural. Sorprendente.
Pero no le pide dinero, en ningún momento del documental. Y eso me sorprende, también.
3 comentarios:
Jajaja... terrible remate! Taaaan interesadas somos las mujeres?
*no lo sé, sapa. me he vuelto un asceta, un eremita, un anacoreta, un ermitaño, un cenobita. salgo de mi cueva una vez al mes, compro fideos don vicente, arvejas, queso rallado ilolay, vino tinto, y latas de atún la campagnola en oliva para mi gata juana (la mortificación de soportar mi compañía merece alguna recompensa). y vuelvo a mi escondite tan rápido como soy capaz. dicen que hay una epidemia de boludos de las más fuertes que se recuerden en la historia. dicen que no pueden encontrar el antídoto.
ahora entiendo porque sin querer engordé, tal vez mis genes de rinoceronta se han activado misteriosamente. Correr me sale bien...el problema es que nada ni nadie me sigue. Soy asi de calladita pero sin epsito...Que triste! me voy a comer un chocolate...
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