28.3.08

El jefe de la tribu

El jefe de la tribu, el líder, el brujo, el chamán, salió de su choza con el torso pintado de naranja y verde, tenía el conocimiento para hacer colores con extractos vegetales. Lo aguardaba una multitud silenciosa, temerosa, expectante. Llevaba puesto una peluca gigantesca, hecha con plumas de pavo real. Al verlo sobre la tarima, la gente retrocedió un poco. Las mujeres se pusieron de rodillas y de espaldas, cabeza en tierra, exhibiendo el ano como un animal que se sabe vencido, no les estaba permitido mirar a la deidad de frente.
–¡Sagarp! –dijo el jefe. Luego encendió una antorcha y la arrojó, encendida, a la multitud. Dio media vuelta y volvió a entrar a su choza.
Pasadas siete lunas volvió a salir. Había estado espiando, y salió justo cuando un relámpago cruzaba el cielo, lo cual fue un exquisito golpe de efecto. Esta vez salió sin el pecho pintado ni la peluca hecha de plumas de pavo real macho. Iba completamente desnudo, cubierto por una piel de jaguar. La piel lo cubría como una manta, por la espalda, y llevaba las extremidades de la piel atadas a sus propias extremidades con finas tiras hechas de tripa de cerdo. Pierna delantera derecha de la piel de jaguar sobre su brazo derecho, pierna trasera izquierda de la piel de jaguar sobre su pierna izquierda, cabeza de jaguar con colmillos y bigotes y ojos amarillos por sobre su propia cabeza. El efecto era el de estar viendo al jefe convertido en un mismísimo jaguar, erguido sobre dos patas, mirando con disgusto y fiereza mientras se apoyaba en un bastón hecho de fémures humanos.
–¡Shagosh! ¡Shagosh! –avanzó un paso, como si fuera a atacar, y la multitud retrocedió, los hombres dejaron caer sus lanzas y levantaron los brazos al cielo–. ¡Shagosh Impele!
Dio media vuelta y se metió en su choza, no sin antes lanzar una furibunda escupida.
Pasaron siete lunas, otra vez, y la multitud hizo guardia frente a la choza desde muy temprano. Hacía mucho frío y el ganado se moría sin explicación. El invierno parecía no sólo haberse adelantado, sino también haber aumentado en intensidad. Además, el Guerrero Quibusi había encontrado en su choza, junto al lecho de su primogénito, una mamba negra. La serpiente había mordido al niño mientras dormía dejándole una manito del tamaño de una sandía, lo cual era un claro signo del disgusto de los dioses.
El jefe, el brujo, el chamán, había pasado la noche con dos vírgenes vestales, untándolas con aceite de coco y haciéndoles, luego del rito de iniciación, cruces de esperma y nuez moscada sobre sus pequeñas frentes. Las chicas habían reído y llorado un poco y vuelto a reír. Ahora dormían desnudas y abrazadas, sobre una piel de antílope, al pie del camastro principal, junto al perro Eke, perro atorrante y bigotudo que siempre se las ingeniaba para conseguir calor y comida fingiendo una lesión en una pata.
El jefe había estado toda la noche bebiendo un aguardiente de pésima calidad, hecho con caña de azúcar, con más de cincuenta grados de alcohol. Le dolía la cabeza, sentía que le latía la nuca y detrás de los párpados. Cuando quiso frotarse con una piel de castor embebida en mentol, casi grita de dolor. Le parecía que tenía la nuca a quince centímetros de la nuca.
Se puso lo primero que encontró: un traje negro Hugo Boss, de dos botones, una camisa Armani de seda blanca, zapatos negros Salvatore Ferragamo, y un pañuelo Hermès asomando del bolsillo superior del saco, color lila, que le había traído un primo de Milán.
Se asomó, gargajeó un poco, y apuntando con un índice a una nube dijo:
–¡Shuruk! ¡Shuruk tosi nowan! –iba a meterse en la choza de inmediato, pero volvió a girar, abrió los brazos en cruz, tanto como pudo, y levantó la vista al cielo– ¡Samur nevene!
La multitud, impávida, asintió y se quedó rumiando, repitiendo las palabras del gran jefe.
El jefe de la tribu volvió a meterse en su choza y lanzó una puteada. La camisa estaba planchada para la mierda.

3 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

Body painting, animal print y Hugo Boss...
¿esta historia tiene una 2da. parte? muero por saber qué look adoptará el jefe/líder/brujo/chamán en su próxima aparición.

J. Hundred dijo...

*debo manifestarle, condesa, una ínfima contrariedad. le es a usted permitido, por singulares vericuetos del azar, tener acceso a un culmen del saber, un cenit de sabiduría. el jefe dice ‘¡shuruk! ¡shuruk tosi nowan! ¡samur nevene!’. y a usted sólo le surge preguntar si habrá zapatitos parecidos en sarkany.

La condesa sangrienta dijo...

Mi sabiduría no es tanta, ya ve. He incurrido en un grave error de interpretación y traducción. El Google translator tradujo la frase del jefe como:
"Moviendo!, ¡moviendo las cabezas! ¡no me peguen soy Giordano!"