Desde que he dejado la adolescencia, desde que he ingresado, por decirlo de alguna forma, en la vida adulta, suelo sentarme en un bar, cualquiera, y fantaseo. El objeto de mi fantasía es lo maravillosa que podría ser mi vida con sólo intentarlo, o con un golpe de suerte, según el caso. Liberarme de mi asquerosa rutina como un elefante que se sacude y ruge o brama o como corno se llame el sonido que hace un elefante cuando se sacude. Liberarme, decía, y dedicar mi vida a hacer cosas maravillosas que siempre hacen otros. Dedicar mi vida, entonces, a ser otro.
Pero si fuera otro, estoy seguro, desearía ser el sujeto sentado en la mesa de un bar, con su cuaderno de tapa dura y su birome, el sujeto que mira por la ventana y fantasea con despreocupación, acerca de todo lo que no será jamás.
Pero si fuera otro, estoy seguro, desearía ser el sujeto sentado en la mesa de un bar, con su cuaderno de tapa dura y su birome, el sujeto que mira por la ventana y fantasea con despreocupación, acerca de todo lo que no será jamás.
4 comentarios:
Si ud. fuera otro, seguramente estaría sentado en un bar con su cuaderno de tapa dura y su birome, escribiendo sobre aquél sujeto que mira por la ventana y fantasea con ser otro.
sí, sí, yo quiero tener rulos...
*condesa! me hizo acordar a un poema que escribí y que empezaba así: ‘porque no puedo parar de ser yo mismo’. pero fue hace mucho. fue, si usted me permite el tecnicismo, cuando podía partir un azulejo de un pijazo.
*
¡Azulejos eran los de antes!
Publicar un comentario