30.10.12

Con el tiempo


         Cuando Moni vino a contarme que estaba embarazada de tres meses, de un novio con el que estaba viviendo y que se había dado a la fuga ni bien conocida la noticia, yo le dije que le quedaba bien estar, justamente, en ese estado. Que le iban por fin a crecer esas magras tetitas, que se bajara un poco el pantalón y apoyara las manos contra la pared, que se la iba a poner así, de parada.
         Cuando Moni vino a contarme que su tía estaba internada en el Hospital Italiano, y parecía nomás que se moría, su tía que era prácticamente como una madre, ella se había criado con su tía. Su tía que ahora estaba en terapia intensiva, con respirador, toda cableada, en una absurda agonía. Yo le dije que estaba linda incluso con la cara lavada, muerta de sueño. Que se arrodillara y que me la chupara como ella bien sabía, después le iba a preparar un mate cocido y podíamos seguir conversando.
         Cuando Moni vino a contarme que la habían echado del trabajo, al parecer un padre se había quejado de cómo ella trataba a los alumnos. La acusaron de haber zamarreado a un chico, con lo que ella quería a los chicos, ser maestra de una escuela primaria, educar, dar amor, había sido desde siempre la pasión de su vida. Yo le dije que no era bueno para ella que empezara a fumar desde tan temprano. Que dejara el encendedor con el que estaba jugando y me hiciera una paja, así como estaba, vestida. Tenía ganas de acabarle sobre ese pulóver color salmón que le quedaba divino.
         Me la crucé a Moni, el otro día, por la calle, después de tanto tiempo. Me dijo que tenía gratos recuerdos míos, a pesar que ella siempre me había considerado una basura humana, un asco de persona. Una de las cosas que le había permitido seguir adelante, aún en las peores circunstancias, había sido el que yo siempre quería cogerla, sin importar lo que le estuviera sucediendo. Sentirse deseada había sido una tabla de salvación en medio del naufragio de su vida.

9 comentarios:

A.Torrante dijo...

Tal vez uno de sus dones sea que le gustan las feas. No se si da para un bronce/beatificación, pero al menos tiene una admiradora con beneficios. No es poco.

Juan Sebastián Olivieri dijo...

"...Sentirse deseada había sido una tabla de salvación en medio del naufragio de su vida..."
Eso es todo. Lo demás es aparentar.

Jes dijo...

¡Qué rápido que escribe! Lo felicito. Mucha historia con esa tal Moni. Es muy importante no tener espejos, así salvamos vidas y naufragamos. ¿cómo lo trató la lluvia? saludos

No Florece dijo...

bien lo dijo mi madrastra," si te ven como una tabla flotando en el océano se agarran y te hunden".

capaz,digo capaz, sobrevolaba cansancio y tristeza.

A nadie le importa igual.

Yoni Bigud dijo...

Bien por Moni. Conmovedora confesión, y muy creíble. El sexo es incompatible con la dignidad. O mejor dicho, la dignidad es incompatible con el sexo. Todos deberíamos intimar, al menos una vez en la vida, con una mujer que lo comprenda y actúe en consecuencia.

Un saludo.

Sofía dijo...

Siplemente, excelente, con todo lo que eso implica.

J. Hundred dijo...

*a. torrante! que nos vaya bien a todos.

*juan sebatián olivieri! sí, eso es todo, o casi todo. como usted dice. como yo digo.

*anexas varias! puede ser que yo escriba rápido, también puede ser que usted lea despacio.

*no florece! entre la frase de su madrastra, y su comentario, me quedo con el imancito de la continental que tengo pegado en la heladera.

*yoni bigud! iba a decirle que usted estuvo particularmente lúcido, pero recuerdo aquella frase del general, y entonces quizás no, quizás es que no hay más que mirar el resto de la monada. le cuento una nimiedad que es por demás ilustrativa. hace algún tiempo fui a una clase de yoga, porque sí, porque me quería sentir bien, porque quería ir y ver de qué se trataba, no lo quiero aburrir con los detalles. luego de la clase, el profesor, un muchacho que quizás pesara 50 kilos y no había transpirado ni una gota y que parecía necesitar, a lo sumo, hacer una o dos respiraciones por minuto para conseguir todo el aire que necesitaba de la atmósfera, me hizo un elogioso comentario acerca de mi flexibilidad, mi elongación, alguna que otra capacidad que parecía habitar en mí a pesar de mi más que evidente y quizás excesivo deterioro mental y físico. me hizo bien escucharlo, quiero decir, me sentí bien por un instante, hasta que descubrí, como al pasar, que el resto de los alumnos eran personas cercanas a los 80 años, con el aspecto de haber pedido autorización para salir por un par de horas del geriátrico. repitamos entonces la cantinela de ‘todo es relativo’, sin importar muy bien de qué estemos hablando. lo saludo.

*sofía! gracias.

Mar dijo...

Yo justo iba a compartir con usted un problemita que estaba teniendo, nada serio, la vida.
Pero después de ver la suerte que corrió Moni con usted cada vez que le fue con un tema, mejor me quedo calladita en el rincón.

abrazos castos
Mar

Dany dijo...

Para mi....digo para mi que Moni fracasaba en todo para sentirse a gusto con ud. Abrazo.