5.3.10

Ouiea

Sortearon el viaje, en el laburo, entre los empleados que tuviéramos más de cinco años en la oficina. No va que sacan un papelito de una bolsa, habían puesto papelitos con las iniciales de cada uno, y Clarisa, porque la secretaria del subgerente regional se llama Clarisa y es la encargada de los cumpleaños, las cenas de fin de año, los sorteos, va y saca un papelito que dice ‘JH’.
Así que un par de los muchachos se ríen, me felicitan, me palmean. Clarisa se me acerca y me dice ‘por lo menos me tenés que traer un perfume’. Y yo me sonreí porque me la estoy cogiendo, a Clarisa, desde hace un tiempo, aunque es muy probable que Clarisa nos esté cogiendo a todos, que yo forme parte de un equipo más amplio. Es apenas bizca, renguea, debe pesar unos setenta kilos, más o menos. Pero tiene buena predisposición, Clarisa, y para mí la predisposición es una gran cosa. Coge con entusiasmo, Clarisa, tiene fervor, coge bien, yo tampoco soy Pierce Brosnan, no sé.
El viaje, el viaje que me gané, es a Estados Unidos. A la convención anual de los vendedores de pendorchos, da lo mismo, una convención que no le interesa a nadie. Pero son cuatro noches, en Washington, te mandan a un buen hotel, tenés viáticos. Dicen que Washington es una ciudad interesante, yo qué sé.
Me olvidé de decir que no sé inglés, pero a quién le importa. Para qué carajo necesita uno saber inglés, si ahora dicen que el mundo va a ser de los chinos, que hay que estudiar chino. Además, no tengo que hablar con nadie. Te dan una credencial y tenés acceso a la convención, boludeás un rato, vas al zoológico que me dijeron queda cerca del hotel, te comprás un par de remeras con animalitos estampados.
Lo que sí tengo sobre el lomo es mucha pornografía, veo pelis pornográficas desde siempre, desde la adolescencia, y entiendo casi todo lo que dicen. Una habilidad, supongo que es, un instinto, una herramienta que te debiera ayudar, quién sabe, a desenvolverte en algún momento de la vida, el conocimiento suele permanecer en lo profundo y tarde o temprano emerge, nos muestra su utilidad, siempre es así.
Entonces viajé a Washington, a esa convención, le dije a Clarisa que le iba a traer un perfume de Kenzo, de Miyake, de Hiroito, a mí qué carajo me importa, lo que yo necesito es seguir cogiendo. La función hace al órgano.
Ni bien me bajé en Washington, después de ocho o diez horas de vuelo, unos tipos de uniforme me pidieron revisar la valija.
–¡I’m coming, I’m coming! –Les dije. La traducción, estaba muy clarito, era: muchachos, llegué finalmente a este país de forros, no saben lo contento que estoy de pisar la tierra de deportes tan absurdos como el béisbol o el fútbol americano.
Me subí a un taxi, todos los taxistas son hindúes o paquistaníes, mucho desarrollo, mucho progreso, pero nadie quiere hacer una poronga, como en cualquier parte.
–¡Take it, baby, take it up the ass, so sweet! –Le dije al morocho. La traducción, límpida, era: doblá, doblá por acá, y llevame al hotel, cara de aceituna, que me quiero pegar un duchazo porque tengo las bolas sulfatadas.
Me dejó a tres cuadras del hotel, casi se lleva el bolso el muy turro. Se ve que es como en Buenos Aires, los tipos deben laburar jornadas de doce horas y quedan cargados con un odio importante.
Entré al hotel y fui derecho a la recepción.
–¡I’m gonna fuck you hard, cocksucker! –Le dije a una de las pibas del mostrador, con mi mejor sonrisa. La traducción, prácticamente cristalina, era: decime dónde puedo desayunar, aunque sea un café fuerte y un tostado, pero por poca plata.
La verdad es que todo el mundo en Estados Unidos anda con cara de culo, o quizás sólo sea en Washington. Te dan poca bola cuando les preguntás algo, cero onda. Fui a la convención, no pasaba nada, saqué un par de fotos en el zoológico, un panda desteñido, un tigre que apoliyaba. A los cuatro días me volví. Conseguí una promo de un perfume que venía con un jaboncito y una crema, Clarisa estaba fascinada.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Cum on my face! repiqueteo clarisa tal vez?

Dolores dijo...

impecable, ya sea realidada o ficción, impecable.

La condesa sangrienta dijo...

¡Acabáramos!

Geoffrey Firmin dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Geoffrey Firmin dijo...

Una tontería: debí eliminarla antes de publicarla. De todos modos, infinidad de yeites con idiomas y maneras habilitan a un comentario inteligente y mordaz: No será el mío.
Abrazo, querido Juan.

Jazmin dijo...

El único comentario que tenía para hacer, lo borré. Me di cuenta que era el título de la entrada, en su versión no onomatopéyica, so...

(veo que superó la impotencia de un post anterior)

Ann dijo...

Clarisa tuvo su premio por gauchita. Me parece está underpaid. La voy a afiliar al sindicato.
Entretenido el post. Me mató el inglés.

Lara dijo...

jajajaja! y Clarisa felíz con su perfume siguió cogiendo un poco más... jajajajaja!

J. Hundred dijo...

*anónimo!

*dolores! lo suyo es de una inusual amabilidad. gracias.

*la condesa sangrienta!

*geoffrey firmin! ‘el autor ha eliminado esta entrada’. usted, en esta pintoresca y no por eso menos solemne ocasión, educa, hace escuela.

*geoffrey firmin! un abrazo.

*jazmin! hace usted temerarias aseveraciones sobre mi supuesta impotencia, y utiliza la primera persona del verbo ‘ver’. qué atrevida.

*ann! sindicato de gauchitas? como decía el filósofo finisecular, poeta y amigo, Pedro Pablo Mostanesa: se acabó el lirismo.

*lara! sí, Clarisa sigue, por suerte.

Roedor dijo...

Muy fontanarrosesco. Todo bien, pero empiece a despejarse de las influencias, che. Ya está grandecito.

Jazmin dijo...

Lo temerario, con Ud., parece ser no atreverse.