27.3.10

Calesita (sin sortija)

Es triste cuando llega esa parte. Cuando la mujer descubre que vos no sos el adecuado engranaje para que ella continúe con su plan personal, entonces el dique de exquisitas mentiras se desmorona y la avalancha de frustración no tiene más remedio que pasarnos por encima.
Ella destroza con particular énfasis, contra cualquier piso, cada minúsculo fragmento de felicidad que pueda haber existido, hasta que sólo quedan vidrios rotos y rojizos salpicones de lo que quizás haya sido, alguna vez, el frasco de mermelada del amor.
Las cicatrices serán ocultadas bajo ficticios entusiasmos recién comprados, para poder seguir. Para volver a intentarlo.
Hasta que llega esa parte.

8 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

Hasta que llega esa otra parte en que la mermelada engorda y la calesita marea.
Entonces se da cuenta de que, verdaderamente, la cosa anda por el tobogán y el sube y baja.

Anónimo dijo...

Por lo general lo que se sustenta sobre a mentira no dura demasiado. Como la vida da muchas vueltas, como la calesita, solo es cuestión de sacar otra vuelta y tratar de hacerse de una nueva sortija.
Siempre la vida nos da la posibilidad de repararnos.
Te mando un saludo.

PD:Me gusta lo que escribís.

Jazmin dijo...

El que queda sentado en la calesita ni siquiera tiene el consuelo de ser el único doliente.
Quien se baja también sufre. Hasta que se sube a otra. Posiblemente para volver a bajarse.

Lara dijo...

hasta que llega esa parte... si. De tantas vueltas la última avalancha me arrasó de manera tal, que hace rato que no llego a "esa parte"... ahora no ando en calesita... voy en tren bala y siempre a lugares distintos. Ojalá pudiera subir a la calesita, y pudiera experimentar al menos ficticios entusiasmos ... no me sale, una pena .

Mr. Kint dijo...

Todo esto lo encuentro tristemente reconocible en mi carrousel personal.
Lo bueno es que, en mi caso, ese dique de deliciosas mentiras no alcanza a ser más que una mera apilada, una sencilla valla que parece ser suficiente para contener un pequeño aunque promisorio cauce. Luego, claro, cuando se desmorona (suele ser a partir del segundo o tercer mes, no más) la frustación me llega a las rodillas pero no alcanza a empaparme. Y hasta altura, tengo que decirle que yo ya voy en bermudas por la vida.
Lo que me llamó la atención la última vez fue la desfachatez con que negaba la anterior existencia de ese frasco y de los fragmentos, que aunque minísculos e irreparables, seguían ahí, dispersos en el piso.
Ahí es cuando recuerdo los versos de Almafuerte "no creas que jamás te hayan querido por más besos de amor que te hayan dado"; tomo aire, espero el momento y vuelvo a subirme al corcel de madera.

Yoni Bigud dijo...

Y bueno, qué quiere... uno no ha nacido para engranaje adecuado. Gracias que alguna vez logra encastrar, a la fuerza, de prepo, por puro instinto.

Un saludo.

J. Hundred dijo...

*la condesa sangrienta! ya dimos.

*anónimo! dijo alguien, que a mí me parecía que sabía, allá lejos y hace tiempo, cuando yo todavía solía creer que podía existir alguien que supiera. ah, qué dijo, sí. dijo ‘la mentira tiene patas cortas, pero la verdad es paralítica’. un saludo.

*jazmin! resulta interesante descubrir que, hasta el que hace lo que quiere, también se siente una víctima de las circunstancias. quizás aquello que llamamos ‘voluntad’ se haya ido de vacaciones hace quién sabe cuánto tiempo, dejándonos acá, con el bolsito lleno de explicaciones, de circunstancias.

*lara! frase de faulkner (no, no es el cuatro de bánfield): entre la nada y la pena, elegiré la pena.

*la cantante de plant! lo intenso, por una ley poéticamente física, debe ser breve. y le quedan bastante bien. las bermudas.

*yoni bigud! hacemos lo que podemos, por suerte nunca alcanza. un saludo.

La lectora dijo...

Yo quiero saber de qué sabor es esa mermelada.