19.12.09

Púmbate

Tuve una crisis. Sentí que me moría. Una noche de fin de julio. Eran las tres de la mañana y me di cuenta que no iba a poder dormir, que no iba a poder dormir nunca más. Empecé a transpirar como loco, tenía palpitaciones. El corazón era un desbocado caballo (diría un poeta) corriendo por las colinas del más puro susto. ‘Es un infarto’, pensé, ‘ahí viene, será una patada en el pecho, o un pinchazo, como si me atravesaran el corazón con una aguja de tejer, me voy a morir acá’. Me voy a morir, pensé, justo ahora, y no cambié el televisor, no compré el pantalla plana de Samsung porque me pareció caro, qué macana.
‘Es un accidente cerebrovascular’, pensé. ‘Voy a quedar cuadripléjico, no voy a poder mover los brazos ni las piernas, sólo el párpado izquierdo y el dedo meñique de una mano. Voy a tener que aprender a hablar en morse, mediante el parpadeo de un solo ojo, y a pajearme con un tenedor. Voy a estar retriste, voy a estar remal’.
‘Es un tumor’, pensé. ‘Un tumor que se corre un milímetro de lugar y te mata el centro respiratorio, o el habla. Voy a perder el equilibrio. Voy a gatear mientras babeo, voy a pishar como los perros, levantando una pata contra un árbol. Voy a perder el dos por ciento que me queda de dignidad’.
No pude dormir en toda la noche, esperando que me sangraran los oídos, que me estallaran las meninges, que se me desatornillara el corazón y cayera de costado sobre el mugriento parquet, como un exangüe pejerrey.
Tenía miedo de salir a la calle, caminaba media cuadra, pegado a la pared, y me tenía que volver. Cuando bajaba las escaleras del subterráneo me ponía a llorar. En las esquinas me abrazaba a los semáforos y les pedía que me hablaran. Si me ladraba un perro ponía las manos sobre el capot de cualquier automóvil, como si se tratara de un requerimiento policial.
Fui a médicos, clínicos, cardiólogos, expertos en el aparato circulatorio, especialistas en colesterol. Fui a psicólogos que no medican pero te escuchan, y fui a psiquiatras que no escuchan pero te medican. Fui a ver homeópatas, a expertos en medicina tradicional china, a médicos ayurveda. A terapias alternativas, terapias no tan alternativas, terapias en general.
Finalmente me di cuenta que no tenía nada. La gente es una mierda, me sigue gustando el vino, no entiendo porqué alguien puede correr más de un kilómetro y medio sin que lo persiga un leopardo, tenés un culo divino, me gusta el mar en invierno, la lluvia, la mirada de un perro, los cigarros cubanos, el chocolate y el aceite de oliva y la pizza con ajo y el whisky que pica. Leo un poco, nada más.

5 comentarios:

Lara dijo...

La crisis habrá sido proporcional a la escondidísima ilusión de que las cosas sean de otra forma... pero no. Una buena? Una vez que lo entienda, ya no habrá mas crisis. Porque ya no esperará que ningún médico, psicólogo, ni mago, le demuestre que es ud. el equivocado y que sí, que hay otra cara de esto. Es lo que hay. La gente, en su gran mayoría es una mierda, no veo inconveniente en que le guste el culo divino de alguien, en que le guste el vino, el mar en invierno, la lluvia,y todo lo que dice que le gusta. El dilema es aceptar que no solo es lo que hay, sino... es TODO lo que hay. Un saludo.

sergio dijo...

Demasiado complejo el comentario de Lara. Yo por mi parte le digo que si se compra el televisor también debe de comprar el home teatre (o como mierda se escriba) y una play 3, solo para causar envidia en algunos. Si lo hace avise y todos hacemos una previa en su casa.
Saludos

MatiAsF dijo...

Leer es un deporte de riesgo

J. Hundred dijo...

*lara! la banqué todo el día tomando sol como una lagartija, y ahora me sale con este sermón. falta que me queme con un pucho mientras duermo, qué vacaciones, quién me manda.

*sergio! yo me retiré de los juegos electrónicos con el space invaders, pero alcanzo a comprender su genuina inquietud.

*matiasf! sí, leer quizás sea el deporte de contacto físico por excelencia.

Lara dijo...

Es que mientras tomaba sol como una lagartija, Ud, me quemó la cabeza con todas estas historias...a la noche no tenía pensado quemarlo con un pucho... quien lo manda? No lo sé, yo creía que ud. me había invitado a estas vacaciones por iniciativa propia...