11.10.09

Quesología

Se debe entrar a una quesería, o a una fiambrería, porque una fiambrería por su naturaleza intrínseca, aunque el cartel a la calle diga ‘fiambrería’, también incluye el rubro quesos. Dicho de otra forma, es muy raro encontrar un local que venda fiambres y no venda quesos. Busquemos en cualquier barrio, lo que digo es fácil de demostrar.
Se entra y se compra una horma de queso. El experimento, entonces, requiere de algo de dinero. El queso está caro. Se puede comprar prácticamente cualquier queso, aquí el experimento es laxo, puede haber preferencias pero no dogmas.
Puede ser un queso cremoso, queso fresco, un port salut, queso tipo mar del plata, o gruyere, o muzzarella, o porqué no roquefort. Sardo, fontina, provolone también.
Lo que sí es importante es la cantidad. No se debe comprar un pedazo de queso, sino un queso entero. Una horma, tres kilos, o cinco. Puede que en el queso elegido, al quesero, o al fiambrero, al que atiende, le falte justo un pedazo. Que de la horma en cuestión haya vendido, pongamos, medio kilo, o un poco más. Eso no me preocupa, no hay problemas, la horma sirve igual.
Entonces se debe tomar el queso con ambas manos, esto también es importante, quitarle el frágil envoltorio en el que uno recibe el queso, sacarlo de la bolsa o el papel o lo que fuera con la premura con la que se desabrocha un corpiño. No la cáscara, la cáscara es parte constitutiva del queso. Y uno debe empezar a comer. A dar mordiscos. Meter la cara de ser posible en el queso, los ojos, la nariz, y usar los dientes para arrancar un pedazo, pequeños trozos, masticar, desgarrar.
Lo mejor es estar de pie, en el centro de la quesería, o de la fiambrería. A lo sumo dar unos pasos, alejarse, y permanecer de pie, sobre la vereda. Para ser honesto, también se puede estar sentado, no altera en mucho el experimento. Lo importante es sostener el queso con ambas manos y entrarle con la cara, directo, como un desesperado.
Se debe hacer lo dicho durante un lapso que va entre los tres y los cinco minutos. No es necesario más. Sin pensar, un estado de no mente. Sólo queso.
Cuando, pasados los tres o los cinco minutos, se levante la vista, con la trompa pegoteada, llena de migas tal vez, de acuerdo al queso elegido, con las mejillas cubiertas de una particular grasitud, con pedazos de queso en una ceja o en la oreja o en el propio cuero cabelludo, se advertirá que hay un grupo de personas que lo están contemplando, a uno. Puede haberse formado un semicírculo que se mantiene a una prudencial distancia. Habrá gente de ambos lados de la vidriera, se habrán detenido varios automóviles. Habrá miradas de asombro, un poco de susto, toses, codazos, dudas. Pero nadie se estará riendo, ni una tenue sonrisa ni una carcajada franca, ni burla de ninguna especie. En el fondo de su ser ellos también saben que son unas ratas.

15 comentarios:

Ethel dijo...

qué milagro el queso!!! y qué impecable el modo de escribir acerca del mismo... Yo no sé usted, pero ya mismo me voy a una quesería/

mara gena dijo...

jujujuju! tus finales me hacen reír mucho. gracias.

Alelí dijo...

jajjajaajaj buenísimo! ratitas cochinas!

Vanesa dijo...

Muy sensitivo.

Unknown dijo...

Hay dios, que suerte que no me gusta el queso....sino hubiera tenido que hacer el experimento!

La condesa sangrienta dijo...

Esas son las peores.
Ratas que aparentan no serlo pero que husmean y comen basura en la oscuridad

HB dijo...

impecable.
nunca se me hubiera ocurrido.

Viejex dijo...

Muy bueno!

Que tristeza me dio la comentarista que no siente placer por comer queso. Pobre, lo que se pierde!

Anónimo dijo...

Con su comparación, créame que me resulta más fácil desabrocharme el corpiño que comprar queso en quesería.
Soy de las que sólo compra en el supermercado a mil por hora y sobre el cierre, y elijo sin mirar nada de nada.
Pero como me encanta el queso, ya mismo voy a una quesería y después le cuento.
Impecable el final de relato! Inesperado.
Saluditos
Lady Baires

LeO dijo...

Genial!

Yoni Bigud dijo...

Las ratas lo saben, claro que lo saben. Pero supongo que no esperaban una confirmación tan elocuente.

Un saludo.

J. Hundred dijo...

*julia q.! eh, yo ya fui. se lo acabo de contar.

*mara gena! graciavó.

*alelí!

*vanesa! en distintos ámbitos, que preferiría no tener que detallar ahora, soy conocido como ‘el sensitivo’. en algunos otros ámbitos me dicen, un poco más directamente, desde una corriente que podríamos denominar positivista, ‘el idiota’.

*penelope! no es que no le gusta, como he tenido que explicar en tantas oportunidades, en prácticas que hacen a la vida privada de las personas. es que no tiene desarrollado el gusto.

*la condesa sangrienta! usted se refiere a la famosísima rata maquillada, o rata escondedora. me quedo con la rata de quincho, ‘plain vanilla’.

*hb! quedamos así.

*viejex! no se ponga triste. piense en aquel viejo adagio: si la rata no va al queso, y el queso no va a la rata, estamos, apenas, ante otro más que olvidable desencuentro.

*lady baires! le voy a pedir por favor que no se desabroche el corpiño delante de los pobres, los que hemos pasado tantas privaciones, los famélicos. lo suyo tiene una alta dosis de sadismo.

*leO! y sí.

*yoni bigud! quizás para eso fui puesto yo, por decirlo de algún modo, sobre la faz de la tierra. para confirmarle, a más de uno, lo que ya sabía. ímproba tarea. un saludo.

Elisa dijo...

Esto es muuuy cortazariano. Piedra libre!

J. Hundred dijo...

*elisa! usted va y acusa al señor cortázar de imitarme, así, tan graciosamente. no sé, no me parece.

Ale dijo...

Sólo paso a decirle, señor Juan Hundred, que pienso en este texto al menos una vez por semestre, y cada tanto encuentro oportunidad de compartirlo con alguien. Hoy fue uno de esos días.

En fin, felicitaciones.
Abrazo.