3.9.09

Mandarinas

Paso por una verdulería. La verdulería, también es una frutería. Los locales que venden verdura, suelen vender, también, fruta. Son cosas que parecen apoyarse en la tradición, han sido así, desde siempre, conviene no preguntar.
Tengo que ir al trabajo, para eso he salido a la calle, pero me detengo. Hablo por unos instantes con el verdulero, que también es el frutero. Le pregunto por un cajón de mandarinas, de diez kilos. Sí, lo quiero comprar todo. Negociamos un poco el precio, regateo pero sin convicción, sólo porque es lo que se espera de mí. Llegamos a un acuerdo.
Agarro el cajón de mandarinas, y me siento en el cordón de la vereda, a escasos tres metros de la verdulería, que también es frutería. Saco todas las mandarinas del cajón, y me pongo a pelarlas. De a una. Con bastante cuidado, con bastante atención.
Lleva tiempo, son muchas mandarinas. Deben ser ochenta mandarinas, o cien. La gente me mira. Lucho con las mandarinas, el aire se impregna de un característico olor.
Después de unos buenos veinte minutos, he concluido la operación. Vuelvo a colocar, prolijamente, todas las mandarinas dentro del cajón. Me guardo las cáscaras, los pedazos de cáscara, dentro de los bolsillos, del saco, del pantalón.
Me acerco a la verdulería, que también es frutería.
–Te lo dejo –le digo al sujeto que me vendió las mandarinas, y le paso el cajón.
El sujeto me mira con una curiosa mezcla de fastidio y resquemor.
–No entiendo –repite– ¿Me las dejás?
–Sí –digo.
–¿Y para qué querés las cáscaras? ¿Por qué no te comés las mandarinas? No entiendo qué te pasa.
–No como mandarinas, no me gustan las mandarinas. Me gusta el color.

5 comentarios:

Alelí dijo...

Imaginé que las iba a vender más baratas a sólo unos metros...yo pagaría por ese servicio! ja!

Me parece muy buena su actitud, siga haciendo traveruras, Juan.

La condesa sangrienta dijo...

¡chupate esa mandarina! lo parió.

J. Hundred dijo...

*alelí! usted, si no entendí mal, pagaría por que le pelen las mandarinas. conozco vínculos que se han sostenido con muchísimo menos.

*la condesa sangrienta! como decía aquel icono del periodismo argentino: no me dejen solo.

Claire Mandarina dijo...

A usted no le gustarán las Mandarinas, pero a mí me está encantando Juan Hundred.

J. Hundred dijo...

*claire mandarina! no me lleve el apunte a cualquier barbaridad que yo pueda haber dicho, ejem, antes de conocerla.