23.3.09

Me despierto

Y de pronto me despierto y sé tocar el piano, es increíble. Yo, que jamás he estado a menos de treinta metros de un instrumento musical, soy un pianista. De jazz, soy Petruciani y Monk, y toco en clubes nocturnos sin quitarme el cigarrillo de la boca. Y tomo whisky de la botella, y la gente aplaude, y el fenómeno corre de boca en boca, y vienen a verme de las más importantes discográficas porque hay un nuevo genio musical capaz de acariciarte el alma con un piano, soy yo.
Y de pronto me despierto y sé pintar, soy un pintor genial. Mezcla de Picasso y Dalí, la reencarnación de Pollock, pinto a lo Pollock pero con la garompa, y hago cuadros magníficos y deformes y llenos de significados, a lo Bacon, lo que equivale a decir que con una mano pinto como Velázquez, con la otra como Bacon, con la garompa como Pollock. Y pinto con los pies, también. Soy increíble, nunca se vio algo así.
Y de pronto me despierto y sé escribir, soy un escritor de la reputísima madre. Escribo cuentos como Chejov, como Carver, escribo poemas como Ferlinghetti, como Bukowski, como Pound, escribo novelas con la complejidad de Saer, con la tristeza de Onetti, con la genialidad de Burgess, todos juntos, y firmo autógrafos y fornico con veinteañeras que desean ser mis alumnas o que les firme las tetas con un marcador o que les regale una sonrisa, un moco, un pelo de mis huevos. Firmo también contratos por anticipado, tengo vendidas novelas que escribiré dentro de diecisiete años, viajo por el mundo, doy conferencias, tomo buenos vinos, fumo cigarros, salgo a caminar por Paris en camiseta.
Y de pronto me despierto mientras soñaba que me despertaba siete minutos antes.

6 comentarios:

Alelí dijo...

si lo soñó es que lo vivió. No se discute!
Me firma un autógrafo?
Besos

Yoni Bigud dijo...

Entonces lávese la cara y preste atención a la realidad.
Cuente hasta diez, contenga la respiración y arránquese un pelo de los huevos. Ahí viene una veinteañera.

Un saludo.

La condesa sangrienta dijo...

¡Ése es mi Pollock!

J. Hundred dijo...

*alelí! claro que sí, pase por acá.

*yoni bigud! creo que no es buena, en esta oportunidad, su actitud. si ve que estoy conversando con una señorita que quizás presa de una profunda confusión muestra algún interés en mi persona, si sabe de mis dificultades, lo que me cuesta, si me tiene algún aprecio, no puede venir y decir ‘les conté el chiste del rinoceronte que tenía conjuntivitis?’. acaso nunca fue a bailar? dónde quedaron esos códigos, che. un saludo.

*condesa! linda.

Anónimo dijo...

ya no recuerdo mis sueños :(..
lo extrañé.. beso.

J. Hundred dijo...

*caia! creo que hay un momento donde se cambia el cartridge de sueños. se abandonan unos sueños y luego vienen otros con los que uno se encariña y vale la pena recordar. pero el asunto no es muy volitivo, hay que dejar que suceda, nomás.
yo cada tanto voy y me paro en esa esquina, como si nos fuéramos a encontrar.