11.3.09

Finura

Cuando suena el teléfono, porque siempre suena el teléfono, y es tarde, porque siempre es tarde, y yo digo ‘hola’. Es alguien, una mujer, para decirme cómo estás tanto tiempo qué es de tu vida. Pero no es real, nada de lo que dice es real, porque la mujer, esa mujer, lo que quiere saber, lo que necesita confirmar, es que hizo bien, más que bien, al dejarme. Esa mujer necesita saber que no se equivocó en huir de mí como si yo fuera un animal apestado y absurdo.
Esa mujer no consigue entender qué fue lo que le sucedió, a ella, en qué momento su magnífico plan lleno de playa y de sol y de hijos y autos y casas con jardín, ese plan tan finamente trazado, fracasó.
Entonces llaman, como quien revuelve cajones olvidados buscando llaves que ya no abren ninguna puerta, y necesitan que yo les diga algo, que mi linterna, aunque sea una vez más, las ilumine.
Y yo les digo que estoy muy mal, que mi vida es un desastre, que nunca después de ellas pude volver a sonreír. Que tengo sarna y lepra, pelagra y botulismo, un poco de tifus, tuberculosis de la fuerte, bastante piorrea, que vivo prácticamente en la miseria, que hay noches donde mi cena es una lata de arvejas y un pedazo de pan, que rengueo un poco, que vendí mis libros, que ya no veo a nadie, que los jóvenes, cuando camino por la calle, se burlan de mí.
Y eso les da un poco de fuerza para continuar con sus estúpidas vidas, para seguir deambulando entre maridos insólitos y trabajos inútiles, para creer que lo único que les hace falta es un viaje o un curso, mientras esperan que empiece ese programa de televisión nocturno donde los participantes cantan o bailan y luego deben aguardar que un jurado de notables les diga que son los elegidos, que sus sueños pueden hacerse realidad, que es posible, sí.

9 comentarios:

Alelí dijo...

Querido, alégrese al menos a usted le suena el teléfono...

Bugman dijo...

Pero qué nobleza la suya. Yo les miento una vida llena de éxitos. Aunque también es por su bien. El arrepentimiento no debería ser ajeno a la experiencia de cualquier persona decente.

Anónimo dijo...

Mire, lo de la piorreo y las arvejas se lo acepto, pero lo de los libros!!!!
Noooo, eso sí que no.
No exite mujer (ni hombre) sobre la faz de la tierra (ni bajo la espuma salina) que amerite desprenderse de los libros propios.
cuidado, que con los libros no se juega.
Y hablando de libros, creo que usted tiene una deuda.

J. Hundred dijo...

*alelí! cuando precise sentirse inolvidable, usted me avisa, eh. escuchemos, ya que estamos, ya que vinimos hasta acá, al venerable ciego.

Everness
Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
Dios que salva el metal, salva la escoria
y cifra en su profética memoria
las lunas que serán y las que han sido.
Ya todo está. Los miles de reflejos
que entre los dos crepúsculos del día
tu rostro fue dejando en los espejos
y los que irá dejando todavía
Y todo es una parte del diverso
cristal de esa memoria, el universo;
no tienen fin sus arduos corredores
y las puertas se cierran a tu paso;
sólo del otro lado del ocaso
verás los Arquetipos y Esplendores.


*bugman! yo ya no tengo prácticamente fuerzas parar mentir. me expreso con oraciones unimembres. a veces señalo una parte de la anatomía femenina y digo, por ejemplo: ‘coger!’. a veces señalo algo de la heladera y digo: ‘comida!’. con relación al arrepentimiento, entre usted y yo, debería arrepentirme de todo. así que elijo no arrepentirme de nada, pero de fiaca, nomás.

*mar!

Yoni Bigud dijo...

Gran corazón el suyo. Porque sabe que jamás nadie hará algo parecido por usté. Nadie.

Un saludo.

Alelí dijo...

ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
divino! Este hombre estaba en lo alto, no necesitaba mirar...
GRACIAS!

J. Hundred dijo...

*yoni bigud! lo que usted dice es triste y cierto, quién sabe, en idénticas proporciones. entre usted y yo, total esto no lo lee nadie, entre usted y yo, decía, hay algunas mujeres que he conocido hace cinco años, o tres, que siguen viniendo, cada tanto, sólo para decirme que pueden vivir perfectamente bien sin mí. y a mí me da un poco de pudor, un poco de ternura, no me atrevo a decirles que comprendo perfectamente, que ya lo sé. me incomoda un poco decirles que yo mismo, en más de una oportunidad, he pensado en dejarme, pero por una cosa o por otra, después me termino quedando. me debo haber tomado cariño. un saludo.

*alelí! después de haber tenido la desgracia de ver gente que emprende la práctica sexual con la actitud, la presencia de ánimo, de quien acude al dentista, debo reconocer y aceptar que el entusiasmo, en cualquiera de sus formas, es siempre bienvenido.

Rocío dijo...

¿No me convida de su lata de arvejas? El pan se lo dejo todo para usted.

J. Hundred dijo...

*rocío! pero claro que sí, bonita. comuníquese por línea privada para fijar las coordenadas del encuentro. y véngase con una cuchara.