21.12.08

Mil perdones

Lo que solicita la religión, si no he entendido mal, es el arrepentimiento. El arrepentimiento actúa como la lavandina, permitiendo, por decirlo de alguna forma, pero de alguna forma hay que decirlo, permitiendo entonces, decía, quitar las manchas que enlodan al pecador.
Se produce el pecado, tal vez inevitable, y luego el arrepentimiento, aquí surge lo volitivo de la ensalada, y es como si el pecador consiguiera una ficha más para seguir jugando.
Yo, que de niño fui inculcado acerca de las virtudes del ahorro, llevo tiempo arrepintiéndome de cosas que todavía no he hecho, barbaridades que cometeré cualquier día de estos.
Tengo crédito para hacer lo que se me canten las pelotas, te lo quería avisar.

6 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

No se preocupe, ya perdoné todo lo que todavía no hizo.

Yoni Bigud dijo...

Mire que lo del crédito está medio complicado eh.

¿Usted está seguro de que sus inversiones no se han ido a la mierda junto con las del resto del mundo? ¿Está seguro que su arrepentimiento no fue colocado por su agente en pepelitos de Lehman Brothers? Hágale una visita. A todos nos pasó algo de eso.

Un saludo.

Roedor dijo...

No, no es así. De ninguna manera.

El arrepentimiento, por fuerte que sea, como la lavandina, jamás logrará borrar la culpa, que es lo que propone la bandita esa que usted menciona por ahí y que concentra (al menos en este país) la mayoría de su público los días domingo a las 11 (los más pobres) o a las 19 (los well-off).

Usted siga gastando a cuenta y nada lo salvará de las llamas, yo sé lo que le digo.

Consejo importante (hoy es gratis, estoy bueno): nunca se arrepienta de lo que no hizo.

J. Hundred dijo...

*condesa! es mentira, pero es una mentira dulce. y las mentiras dulces ayudan, entre tantas pero tantas verdades amargas.

*yoni bigud! lehman brothers? lo qué? es un local de pizza y empanadas, no? creo que vi una franquicia por mi barrio. un saludo.

*roedor! no está en mi ánimo ser apóstata ni blasfemo, pero usted me hizo acordar lo siguiente. un domingo estaba yo en una iglesia, por motivos que no hacen a la historia, a lo que deseo referirme, y de pronto el cura, que daba su sermón, dijo ‘¿y yo les pregunto, se puede vivir sin Cristo?’. y entonces, no sé de dónde apareció, no sé cómo ni porqué estaba allí, en esa conjunción espacio-tiempo, justo entonces, le decía, ladró un perro.

Anónimo dijo...

yo diría que nunca se arrepienta de nada de lo que hizo, quién necesita del perdón? Salutti.

Roedor dijo...

Claro, y ahora todos los aniversarios de ese día van las viejas beatas a adorar al perro, que lagrimea, y que es la vera aparición de Cristo en el barrio.

Es una "instalación" cristiana, mi viejo, usted está confundido o venía de caravana y se detuve en la misa de los pobres.