6.7.08

El ascensor se cae

Las cosas que se me ocurren. Las cosas que me interesan a mí. Por ejemplo. Si estoy en un ascensor. Si estoy en un ascensor, moderno, automático, de esos ascensores que hay en las torres modernas y automáticas. Si estoy en el ascensor, entonces, pongamos, en el piso treinta y dos, o en el piso treinta y tres. Y por esas cosas que pasan, esas cosas modernas y automáticas, se corta el cable. Se corta el cable del ascensor. Y el ascensor, sin cable que lo sostenga, entonces, se cae, comienza a caer.
El ascensor se cae, dijimos, de un piso treinta y dos, o de un piso treinta y tres. Y agarra una velocidad importante, una velocidad de caída, la velocidad a la que caen las cosas.
Y supongamos que aunque se cortó el cable, aunque el ascensor se cae, a una velocidad, dijimos, considerable, a pesar de eso, el tablero del ascensor, el tablero de luces, el tablero que indica en qué piso estamos, o que no estamos, porque pasamos sin estar, porque el ascensor se cae, el tablero sigue funcionando. Y el tablero de luces, que sigue funcionando, marca en qué piso estamos, o por qué piso pasamos, mientras caemos, como dijimos, a una velocidad significativa.
Y yo, que estoy dentro del ascensor que cae, desde un piso treinta y dos o treinta y tres, con el tablero de luces que sigue funcionando por motivos eléctricos que me exceden, yo, que estoy ahí, no me desespero.
O me desespero. Pero desesperado y todo, tengo una idea. Podríamos decir, por esas casualidades de la vida, porque soy yo el que se cae, del piso treinta y dos o treinta y tres, que estar desesperado y tener una idea al mismo tiempo es mi especialidad.
Mi idea es la siguiente. Voy a estar desesperado, no puedo evitarlo, pero, quieto. Voy a estar desesperado y quieto, mirando el tablero de luces, que marca en qué piso estamos, o por qué piso pasamos, el tablero que marca la caída.
Y en el momento que el tablero de luces que marca la caída, porque el ascensor en el que estoy, desesperado y quieto, se cae, de un piso treinta y dos o treinta y tres, en el momento que el tablero de luces marque el 1 (uno), o mejor el 2 (dos), porque la velocidad de la caída, aunque no estoy desesperado, o sí lo estoy, desesperado y quieto, es importante, en el momento que el tablero de luces marque el 2 (dos), entonces, voy a saltar.
Voy a saltar. Con las dos piernas. Hacia arriba. Voy a saltar tan alto como pueda, rodillas al pecho, de ser posible. Y en el momento que el ascensor estalle contra el piso, porque es la única forma en la que puede terminar el ascensor que se cae, la caída, en el momento que el ascensor toque el piso para estallar, yo, que salté, para arriba, en el momento del impacto, voy a estar en el aire.
Y me voy a salvar.

La gente que tiene cierta formación científica me ha explicado, pueden fundamentar, que lo que acabo de narrar, el procedimiento descripto, es una soberana estupidez. Las leyes de la física están en mi contra y en el ascensor que se cae, de un piso treinta y dos o treinta y tres, desesperado o no, salte o no salte, me voy a hacer puré.
Pero lo que acabo de contar son las cosas que se me ocurren, las cosas que me interesan a mí.

5 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

...es que a ud. se le cortó el cablerío antes que al ascensor, por eso.

Andrea dijo...

Yo tambien lo pensé, de hecho conté mi teoria para ver si alguno se salvaba... y tuve el mismo resultado que Uds. Me dijeron: "Sapa si el ascensor se cae, al menos te quedas sin piernas" Qué crueles!

Saludos

J. Hundred dijo...

*condesa! tú también, bruta..

*sapa! quizás debiéramos, alguna vez, viajar en el mismo ascensor y practicar el procedimiento tan arduamente descripto. es una excusa para intentar tomarla de la mano, no me haga caso.

El Caballero de la luna dijo...

Yo consideré el mismo método para salvarme de la eventual caída. Ningún físico va a convencerme de que no funciona.

J. Hundred dijo...

*caballero de la luna! en situaciones extremas, están los que apuestan a la ingeniería. yo voy por el ingenio, es mi exquisita manera de fracasar. un saludo.