15.7.08

Revolucionario sin remera

Debo luchar. A la mañana, cada mañana, debo luchar. Debo luchar contra la arritmia y la piorrea, contra la caída del cabello y las uñas encarnadas, contra la psoriasis y la gingivitis, contra los resfríos y la conjuntivitis, contra la lordosis y las infecciones urinarias, y el hígado que pide misericordia, clemencia, ser tratado de acuerdo al Protocolo de Yalta, contra la alergia al polen y a las plumas.
Sin embargo, todavía suelo cruzarme con gente cuya inaudita osadía les permite acusarme de burgués.

10 comentarios:

medicamentoso dijo...

Los burgueses también se enferman.

Bugman dijo...

Como digo siempre, si no pude vencerlos, no me pida ayuda: yo ya me uní a ellos.
Mi testa reluciente es un recordatorio de que algunas luchas solamente se ganan rindiéndose.

Caia dijo...

Por la alergia a las plumas lo felicito, por lo demás, entréguese..

El Caballero de la luna dijo...

Si luchas contra todo eso, lamento comunicarte que ya has perdido.

La condesa sangrienta dijo...

Qué asco...! yo que usté me daba un golpe de estado ya mismo!

Geoffrey Firmin dijo...

Desde luego, ya lo decía alguien por el 86: Ya nadie va a escuchar tu remera.
Saludos!

J. Hundred dijo...

*bromoluz! qué dice, tanto tiempo. no le voy a decir que lo extrañaba, pero tiene usted una particular y encantadora sutileza para decirme que soy un imbécil. anduve por su página, vi un suceso de una tremenda tristeza que me afectó. acepte usted mi más respetuoso silencio.

*bugman! il vero bugman. se lo expliqué mil trescientas veinticuatro veces. acomodar una carencia, hacerla vivible, por decirlo de algún modo, me parece de virtuoso. hacer de un defecto un estandarte ya es abusar de la dosis, como un boxeador que se ríe de una piña recibida, como si un jorobado se tatuara la joroba, como si un rengo le dijera a alguien en la calle ‘te juego una carrera hasta la esquina’. se lo expliqué mil trescientas veinticuatro veces, le repito, bugman. yo me afeitaba la cabeza cuando afeitarse la cabeza era de carácter absolutamente psiquiátrico, cuando afeitarse la cabeza generaba rechazo y desprecio en indefinibles proporciones, cuando afeitarse la cabeza me transformaba en una basura infecta, me afeitaba la cabeza porque sentía que todos me odiaban, y me parecía atinado y pertinente sumarme a ese exquisito odio y odiarme también, para, entonces, de esa forma, poder tener al fin un grupo de pertenencia, que era justamente el grupo de los que me odiaban, un grupo con gente tan interesante. ahora cualquier pelotudo se telermaniza, se hace el mitad afrancesado, mitad skinhead, se pone los lentes de foucault y trata, mientras hace que piensa, de mojar el bizcocho, de embucharse alguna burrita distraída. que no es lo mismo cualquier calvicie, que es en todo caso la persona la que hace interesante la calvicie, y no a la inversa, que le queda muy bien, eso le quise decir. bonus track respecto a abusar de la dosis, hace mucho tiempo, alguna vez, alguien con un original despliegue de inteligencia explicaba, más o menos, lo siguiente: el nesquik es lo más sano del mundo, pero si te comés cinco kilos, también te morís.

*caballero de la luna! coincido con usted. sucede que uno de mis talentos, sino el único, es que pierdo con toda la onda. una de las cosas que mejor me sale es perder. pierdo, y pierdo, y vuelvo a perder, y pierdo tan lindo, pierdo tan bien, pierdo de una forma que hay gente que mientras gana, mientras me ven, casi preferirían perder.

*condesa! usted, cuando me manifiesta su repulsa, se vuelve -todavía- más bonita, o quizás más lejana, o quizás la distancia sea parte de su encanto.

*geoffrey firmin! dijo el poeta: my wrists are rivers, my fingers are words.

La condesa sangrienta dijo...

¿usté dice que cuanto más lejos mejor?

Yoni Bigud dijo...

Mi comentario se apoya en las primeras dos palabras de su post.

Si usted luchara porque quiere; si tuviera el anhelo -aunque más no fuera lejano- de una victoria; si su proceder permitiera entrever una búsqueda... yo también le pediría, casi a los gritos, que se rinda.

Pero usted plantea esa lucha como una obligación. Usted pelea resignado. Usted se enfrenta al enemigo porque parece no tener nada mejor que hacer.

Es obvio que esa actitud será la clave de su victoria final.

En cuanto a la acusación de la gente, le aseguro que carece de fundamento.

Un saludo,

Caia dijo...

pero qué honor que me haya dirigido la palabra.. se lo agradezco, denota su educación y hombría de bien.