Entonces el telépata me miró y dijo:
–Puedo leerte la mente.
–Te morirás de pena –respondí.
*
–Puedo leer tu mente –dijo el telépata.
–No se me ocurre en este momento un trabajo peor –respondí.
*
–Puedo leer tu mente –dijo el telépata.
–¿Tenés obra social? No creo que te lo cubra –respondí.
–Puedo leerte la mente.
–Te morirás de pena –respondí.
*
–Puedo leer tu mente –dijo el telépata.
–No se me ocurre en este momento un trabajo peor –respondí.
*
–Puedo leer tu mente –dijo el telépata.
–¿Tenés obra social? No creo que te lo cubra –respondí.
4 comentarios:
hay gente tan diferente que muchos harían lo que nosotros no. ahí esta la gracia.
por cierto, tus asesores ibéricos informan bien. ya van 23 :)
todo un honor seguir pasando y recibir tus mejores deseos.
ah, me parece que a veces la cabeza nos juega malas pasadas y pensamos que las cosas se van para siempre aunque no siempre tiene porque ser así, y aunque es cierto que mucho a nuestro alrededor cambia o se esfuma, muchas otras cosas aparecen o vuelven o nacen... y eso puede ser bueno.
¿los telépatas tienen seguro de desempleo ante una mente en blanco?
Si el telépata tiene la mente ciega, ¿habrán mentes en Braille para leer?
*stel!
*condesa! entre usted y yo, es muy probable que yo haya sido un niño prodigio. pero, por suerte, es como la varicela. después se te pasa.
*bromoluz! telépatas con la mente ciega, mentes en braille. qué le costaba hacerme creer que soy un genio? qué le costaba reírse?
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