5.1.08

Lo que falta

Una persona amiga se muda. A un bello barrio, tranquilo. Su casa es amplia y agradable. La persona en cuestión, siguiendo al parecer una simpática tradición, hace una fiesta para inaugurar su nueva morada. Cada uno de los invitados hace un regalo.
Así que voy a una afamada mueblería y elijo la mejor silla que encuentro. La persona en cuestión, merecedora del obsequio, suele leer, suele escuchar música. La silla es la silla más perfecta que yo jamás haya visto.
Le solicito al vendedor que me atiende, tras afirmarle que voy a comprar la silla, y darle la dirección en la cual debe ser entregada la misma, que deseo un detalle. Pero no, no es un cambio en el color del tapizado, y no, tampoco se trata de un minúsculo grabado en la madera, una inicial a modo de recordatorio.
Lo que deseo es que tomen la pata delantera izquierda, y la acorten tres centímetros, cinco, como mucho. Sólo una pata.
El vendedor vuelve a preguntar, no entiende. Cree que tal vez, y aún así sería extraño, debe acortar las cuatro patas; se trata quizás de un regalo para un enano, una persona muy pequeña.
Pero no. Lo que deseo es que corten una pata. Siento que la persona receptora del regalo, con su nueva vivienda, ha alcanzado un grado de confort tal vez excesivo.
Y deseo regalarle alguna incomodidad, alguna molestia.

7 comentarios:

Geoffrey Firmin dijo...

Si su amigo fuera un sujeto elegante, valoraria su regalo en toda su dimension. Es decir, un regalo esplendido, sutil, honorable.
Abrazo!

La condesa sangrienta dijo...

Ud. es exquisito hasta pa'joder, mire!
(y si su amigo es tan exquisito como ud. se cuidará muy bien de expresar su incomodidad, sólo para arruinarle la satisfacción)

J. Hundred dijo...

*geoffrey firmin! lamento comunicarle que el regalo no fue debidamente interpretado. que la gente cree que soy un pelotudo, le resumo.
*condesa! exquisito. suena a postre.

Bugman dijo...

Yo creo que usted es un jodido, nomás.
De otra manera le hubiera regalado la silla y además un libro de Cohello. Para ponerlo abajo de la pata aserrada.

Roedor dijo...

Creo que ese lugar es el mejor lugar para un libro de Coelho, como afirma Mr. Bug.

Me hace acordar a un personaje de una peli de Buñuel que cambia de lugar un reloj en una repisa sobre un hogar a leña diciendo algo como "detesto la simetría".

Las cosas perfectas están para desperfeccionarlas.

J. Hundred dijo...

*bugman! el layout que usted escenifica resulta particularmente propicio, pues uno podría entonces manifestar ‘dulce princesa, etérea doncella, preciosa criatura, deseas tú abrevar del libro de coelho, pues agachate y conocelho’.
*roedor! tengo alguna que otra cosa para decir contra la simetría, pero lo que yo diga quedará muy por debajo de la frase que usted cita.

La condesa sangrienta dijo...

su princesa leerá el autor equivocado que no es coelho sino cohelo. La H será muda pero cuando cambia de lugar hace un ruido...!