23.1.08

Mercancía

La prostituta se llama Nancy, usa el cabello muy corto, tiene una carcajada franca y expansiva, todo en ella tiene una redondez tan lujuriosa como excesiva.
En el culo, en el ángulo superior externo de la nalga derecha, si la nalga derecha tuviera un ángulo superior, tiene tatuado un código de barras.
Le hago un comentario al respecto. No puedo dejar de elogiar su originalidad, su sentido del humor.
Ella, sin prestarle demasiada atención al tema, mientras se envuelve en un desteñido toallón color mostaza y me ofrece un whisky, me dice que su trabajo anterior era de cajera en un supermercado. Ahora, cada vez que alguien le toca el culo, ella puede ver que por fin es otra persona la que tiene que mover el producto, revisarlo, manipular la mercancía. Y a ella eso le huele a venganza, a revancha, la deja más tranquila.

3 comentarios:

Roedor dijo...

"Oh, Nancy,
¿qué esconden tus pálidos ojos?
Oh, oh, Nancy,
Seduces hábilmente,
Hábilmente coqueteas
con el terror"

J. Hundred dijo...

*roedor! sus palabras me inspiran los versos que detallo a continuación:
si yo fuera suricato
si yo fuera suricato
si yo fuera suricato
si yo fuera suricato
si yo fuera suricaaatooo
miraría el avispón verde
y tendría un poster de cato
eaeaea e..

Roedor dijo...

La verdá es que me mató el punto, diría mi abuelita...

Pero ésa era una cita de una canción de Metrópoli, una de las mejores bandas argentinas de todos los tiempos.