20.12.11

Como si estuviera en trance

Voy a correr. Bah, a correr no, me arrastro. El día que se invente la disciplina deportiva ‘arrastring’ (o ‘repting’), quizás gane una medalla olímpica. No entiendo por qué la gente corre, desconozco la imbecilidad que los aturde, no vale la pena volver sobre la cuestión.
Lo mío es trotar apenas, una vuelta al parque, una vez por semana. La idea es subirme un poco en vueltas, transpirar, agitarme, corroborar que funciona el sistema, que estoy vivo por decirlo de algún modo, oxigenar la maquinaria y de esa forma saber que estaría apto, desde lo cardiológico, desde lo vascular, en el hipotético caso que hubiera que cogerse a alguien.
Así que troto una vuelta, y a punto de desfallecer, al borde de la extenuación misma, camino para recuperar el aliento. Como sé que no tendré ganas de dar otra vuelta completa ni siquiera caminando, me meto en el parque, con la intención de sentarme. Es martes, no son ni las ocho de la mañana, hace calor, es diciembre, no, no puedo decirte el nombre del parque.
Me siento en un banco a terminar de transpirar. A pesar del calor, la mañana es agradable todavía. Se oyen un par de pajaritos. Algunas personas, pocas, pasean a sus perros. Me tomaría una cerveza, y probablemente me quedaría dormido. No está mal, hay gente que para intentar ser feliz necesita ir al Caribe o hacer esquí acuático.
A lo lejos, a unos cincuenta metros sobre el sendero de piedras flanqueado de árboles, está la fuente. Es una fuente bastante grande, circular, debe tener unos buenos cinco o siete metros de diámetro.
Veo que hay una chica, de pie, sobre el borde de la fuente. La escena capta mi atención de inmediato. La chica es muy joven, muy delgada, lleva un etéreo vestido blanco.
Camino hacia ella, me acerco. Está descalza. Tiene un fantástico y desordenado cabello que le roza la cintura, de un castaño con reflejos más claros. La chica, parada sobre el borde de la fuente, mira hacia adentro, hacia adentro de la fuente, y murmura, o no, mejor, mucho mejor aún, canta. Tiene los ojos cerrados, su voz es tan dulce.
Más cerca todavía, veo que la chica hace alguna pausa mientras el sol se filtra entre los árboles y la ilumina, la nimba de luz. Se le transparenta la pequeña bombacha blanca a través del vestido, no lleva corpiño. Sus pechos son pequeños y puntiagudos. La chica, con los ojos cerrados, parece sonreír apenas mientras ensaya un delicado movimiento de una secreta y armoniosa danza. Como si estuviera en trance.
Me acerco, me acerco más, con fascinación no exenta de respeto. La chica lanza una moneda al agua, tiene un bolsito, a sus pies, un bolsito multicolor tejido a mano. Hay un libro, también, y un par de carpetas, junto a sus sandalias. El movimiento sigue, casi en cámara lenta, la danza, es como si la alegría misma acariciara el sol, los árboles, el agua.
Espero un momento, la contemplo. Intento disminuir mi agitación y al mismo tiempo mantenerme vivo, respirar, mientras ella percibe mi presencia.
–Disculpame –digo finalmente, carraspeo– ¿Qué deseos pedís? –No soy quizás muy original, lo admito, pero tampoco grosero. Mi inquietud es genuina, fui respetuoso, mostré mi interés, educado.
–Que aparezcas vos –la chica con un grácil movimiento ha metido la mano en el bolsito, pero no ha sacado otra moneda, sino un .38 corto, me apunta al centro exacto de mi fatigado pecho, me está apuntando–. Que aparezca un pelotudo más o menos como vos. Dame todo lo que tengas, la guita, el reloj, las zapatillas. Dame todo rapidito sin chistar, porque te mato.

13 comentarios:

Dany dijo...

Tiene que dar los datos del parque....algunos todavía corremos. La cerveza hubiera sido mejor pero lo de la mina suma para la literatura. Abrazo Juan!

So dijo...

gracioso, yo subo una vez por semana por las escaleras los 8 pisos de mi oficina, sólo para mantener el físico, por si se diera la oportunidad de coger. Hay que tratar de quedar bien, no demostrar el deplorable estado cardiovascular.

Andrés Quincoses dijo...

Esta vez tuvo mala leche, gentilhombre.
Pero no puede usted cuestionar las bondades del correr. Citaría la pluma de Murakami en "De qué hablo cuando hablo de correr" pero resulta que es un ponja puto y es bien sabido que nacen para administrar minimercados.

yaz! dijo...

sere curiosa,y disculpe la pregunta,pero:
ust las elige asi de complicadas o le caen,por decirlo de alguna manera, de regalo?
a las situaciones,digo.

mis mas sinceros saludos.

pd:yo para mantenerme en forma para coger,cojo.

Angel dijo...

Ud. ya habia logrado enamorarme de su frágil personaje femenino. El trance fue certero, por lo menos conmigo. El final: necesario.

Aplaudo su obra!

Angel

J. Hundred dijo...

*dany! creo que todos, llegado el caso, corremos, o escribimos, como vivimos. lo que no es otra cosa que decir, como podemos. 1abrazo.

*so! muchas veces, a la hora de la fornienda, la gente se preocupa de su deplorable estético estado. olvidando que además de la celulitis o la piorrea, de las várices o la halitosis, tampoco es correcto que el corazón no esté a la altura de las circunstancias, con todo lo que eso implica.

*andrés quincoses! un tipo que escribe un libro con un título como el que usted menciona, sin dudas es un imbécil sin alma. que puede ir, entonces, el autor, y pasarse un niguiri por las tetillas, o un poco de tofu por las bolas, lo que le resulte más cómodo.

*yaz!! estimada, le cuento algo, total esto no lo lee prácticamente nadie. el 97% de la gente que suele visitar estas precarias playas, no están bien. son personas muy perturbadas, con severos problemas psicofísicos, poco y nada puede esperarse de ellas. no es para nada extraño, entonces, que el 97% de las cosas que comentan sean de una imbecilidad rayana con el absurdo: chicas que me odian porque me conocen, chicas que me odian porque no me conocen, chicas que me odian porque les gustaría conocerme, chicas que me odian porque les gustaría olvidarme, muchachos que aseguran tener el pito más largo, o más grueso que el mío, y creen conveniente venir a mencionarlo, en fin. sigo. cuando leí por primera vez alguno de sus comentarios, no recuerdo ya hace cuánto tiempo, me pareció, prácticamente de inmediato, que caía usted sin dificultades en la mencionada categoría, casi le diría en lo más bajo. tuve la curiosa percepción que usted no tenía nada para decirme, y que tampoco sabía cómo decirlo. quiero decir, sentí que ni lo que me decía, ni cómo me lo decía, tendría jamás la menor posibilidad de interés ni relevancia. y sin embargo usted, con su posdata, me sienta de una trompada. me da, ni más ni menos, una lección de vida. acepte entonces mis disculpas, y mis respetos.

*angel! celebro sus palabras.

yaz! dijo...

querido juan:se aceptan sus disculpas,y no se preocupe,a todo el mundo le pasa de pensar que soy una tetona descerebrada,pero algunas veces,muy pocas,tengo momentos de inspiración.

mis mas sinceros saludos.

Mecha dijo...

Y luego se preguntan por qué me he retirado del deporte para sambullirme en las mágicas gracias de las barras de bares.........



Maravilloso relato, Don Juan!

Anónimo dijo...

Qué chorra tan original... me morí de risa (no de usted, sino con usted - como dicen los que mienten)

Mr. Kint dijo...

Dichoso usted que le han dado la fortuna de disfrutar semejante imagen antes del atraco. En donde yo salgo a correr, sabe usted, no hay mujeres descalzas de singular belleza ni vestidos etéreos que insinúan con sutileza; hay sí otro tipo de mujeres, de aspecto algo más vulgar, que pueden llevar o no corpiño, de pelo largo también y de imponentes tamaño, y que de producirse la emboscada la sorpresa es grande, como la nuez de adán de las muchachas, y la situación adquiere otro tono, de voz principalmente; todo a punta de pistola, claro, se imagina, de los más diversos calibres.
Tampoco debo decirle donde corro, pero podrá usted suponerlo.
Una belleza de relato, realmente.
Saludos y un abrazo.

J. Hundred dijo...

*yaz!! las tetonas descerebradas son siempre bienvenidas. 1saludo.

*mecha! si le hubiera dicho que en los parques, de mañana bien temprano, llueven barritas de cereal y es muy peligroso porque te pueden pegar en la cabeza, usted hubiera aprovechado para decir que por eso se sumerge en las mágicas barras de los bares. sucede, creo, que usted va y se sumerge como una campeona, y después busca alguna excusa más o menos digna. debe ser usted una persona de lo más interesante, ahora que lo pienso.

*tecontaretodo! se le atribuye a andré gide, aquello de ‘los errores de los demás causan siempre placer’. creo que siempre nos reímos con alguien, y suele suceder que de ese alguien, por lo general al mismo tiempo.

*mr. kint! por lo que nos deja intuir, usted corre en aquella modalidad denominada ‘lechero’, si me permite el tecnicismo, que se solía aplicar a los micros de la costa argentina. lo que quiero mencionar es que usted va parando en todas. un saludo para usted, un abrazo para usted.

Anónimo dijo...

Estoy esperando que salga su libro para comprarlo!
Es un placer leerlo.

J. Hundred dijo...

*anónimo! uh.