30.4.11

Sobre cómo terminó mi carrera en la medicina

Tenía un promisorio futuro. Por mis notas, se me auguraba un fulgurante porvenir. Todos veían que yo sería uno de los grandes nombres de la medicina argentina. Mi estrella brillaría incluso más alto que Houssay, que Matera, que el mismísimo Favaloro.
Se hablaba de mí en el ambiente de la medicina como se podía hablar, no sé, de Maradona, cuando jugaba en argentinos juniors, cuando tenía quince años o dieciséis y mostraba de indubitable manera que sería un jugador diferente, superior.
Pero me tocó entrar a hacer una pasantía en el laboratorio, un laboratorio donde se hacían todo tipo de análisis clínicos.
Después de trabajar cinco o seis meses, tuve un examen, una junta médica. Fui muy claro, pequé tal vez de inexperto, de vehemente. Cosas que suceden cuando uno es demasiado joven y se sabe demasiado capaz, cuando uno todavía no ha sido terminado de digerir por el status quo de la profesión que se resiste a la llegada del nuevo genio, con el inexorable cambio de paradigma que eso conlleva.
Lo que dije en esa oportunidad, para resumir, ante la junta médica, la junta de notables, fue que los análisis clínicos tal cual se practicaban, y aún se le practican a un paciente cualquiera hoy día, son incompletos. Adolecen de una pavorosa insuficiencia, alegué.
Es que, el análisis clásico, sangre y orina, nos permite saber el nivel de azúcar, los triglicéridos, el colesterol, demás generalidades. Pero en ningún lado figura la guita, cuánta guita tiene el paciente en su organismo. Sin ese registro, cualquier evaluación es incompleta, es imposible saber el estado de salud del sujeto analizado.
Puede estar mejor o peor, puede estar más vivo o más muerto. Quién sabe. A quién le importa.

6 comentarios:

Dany dijo...

¿No le dieron trabajo en el area comercial de ninguna multinacional?
Siempre sacan gente del semillero.
Abrazo.

gamar dijo...

Pichón de gerente de prepaga.

Jorge dijo...

Doctorazo!!
Atte/
PD: Anótese en alguna facu privada, sale con fritas....

J. Hundred dijo...

*dany! la corriente a la cual adscribo es, si mal no recuerdo, de lo más sarmientina. porque yo curo con la pija, con la guita, y la palabra.

*gamar! que nos vaya bien a todos.

*jorge! mucha gente, en otros ámbitos que preferiría no tener que detallar, se dirige algunas veces a mi persona con un algo desdeñoso apelativo de ‘el chabón’. quizás no entienden, quizás ignoran, que en realidad me dicen, me quieren decir, lo sepan o no, ‘el chamán’.

Mr. Kint dijo...

Ah, usted, cual Hipócrates vernáculo, procura tamaña revolución en esta ciencia; no se decepcione, quebrar estos paradigmas lleva años.
Yo agregaría, además, la posibilidad de saber cuánto coge y cuánto ríe por día, digo, no me parece poco.
De todas maneras, descreo de su otrora promisorio futuro en la medicina, porque, se sabe, los médicos suelen escribir como el choto.
Saludos para usted.

J. Hundred dijo...

*mr. verbal kint! me ha pasado, le confieso sin mayores pruritos, estar cogiendo (yo) y que la otra persona, la otredad por decirlo de algún modo, porque no es conveniente coger solo, se ría. más que algún particular criterio de salud sobre el cual usted nos ilustra con su habitual sapiencia, parecía, en aquella oportunidad, como si se estuvieran burlando de mi aspecto, de mi performance. un saludo.