5.4.11

Una cosa bella es una alegría para siempre, dijo el poeta

Estaba en una plaza, en un parque, sentado. Debían ser las diez de la mañana, quizás las once. Hacía frío, un frío como el que hacía en otras épocas, y después se dejó de hacer, se dejó de fabricar. Agosto, invierno, martes.
¿Por qué estaba en el parque? Porque no tenía nada para hacer, porque no me salía una, porque me había venido grande y no podía creer que las oportunidades se hubieran ido como una luz debajo de la puerta. Porque habría fracasado en todos los rubros del horóscopo. Ella me había dejado, también.
Había caminado una vuelta al parque, sin motivo, pensar caminando, a veces, es mejor que pensar quieto, aunque mucho mejor es no pensar nada de nada. Había fumado un cigarrillo mientras caminaba, le había mirado el culo a una chica que pasó corriendo con un buzo con capucha y calzas de ciclista, todo esfuerzo y ni una pizca de alegría, había acariciado a un bigotudo perro que me miró y levantó el hocico, muy alto, como si me quisiera señalar, con el hocico, el cielo, algo que yo debía mirar o saber.
Estaba sentado y hacía frío, eso ya lo dije. Había una parejita de novios, en otro banco, la chica sentada de costado, arriba del muchacho, amor adolescente. Había un pibe sentado sobre el césped, contra un árbol, gorrita, puro odio, planeando un robo o un asesinato. Había una madre hamacando a su hijito demasiado pequeño, el chiquito parecía creer que el mundo era un maravilloso lugar lleno de sorpresas, de posibilidades, de viento en la cara. Bien por él.
Paró un micro, y bajaron veinte o treinta chicos de alguna escuela primaria, todos con blancos guardapolvos asomando por debajo de los abrigos, algunas multicolores bufandas. Un par de chicas tenían orejeras de peluche, lo que les daba un curioso y extraterrestre aspecto. Los chicos estiraban las piernas, o pateaban alguna piedra, se reían, se empujaban.
Las dos maestras, jóvenes y algo fastidiadas, luchaban por mantener cierto mínimo orden. Habían venido a ver un monumento, a dibujar algo como actividad práctica, no lo sé.
Vi un vendedor de globos, cansado, viejo, con los zapatos reventados, un gorro de lana, la nariz un morrón hecho de sucesivas capas de vino y de frío.
Fue fácil y fue rápido. Le compré los globos, todos, le di toda la plata que tenía. Me acerqué a los chicos, que estaban en fila, y comencé a darles los globos, uno a cada uno.
–Cuando yo diga ‘ahora’, los sueltan –dije. Las maestras me miraban.
Era una perfecta fila. Cada chico con su globo, verde o rojo o amarillo, alguno naranja, alguno azul. Me sobraron tres globos.
–Tenga –le dije a una de las maestras, que sonreía y miraba hacia el micro, por si había que llamar al conductor, o a la policía.
–¡Ahora! –dije.
Soltaron los globos, todos los chicos. Y por un momento miramos hacia arriba, todos miramos hacia arriba. Los chicos, las maestras, el vendedor de globos que había vendido por una vez en la vida todos los globos, la parejita de adolescentes, el chico del árbol, y un par de perros, también.
–Gracias –dije–. Muchas gracias.
Me fui caminando despacio. La maestra que tenía los tres globos corrió un par de pasos, como para preguntarme algo, pero se detuvo. Se quedó mirando con los globos en la mano, mientras yo me alejaba.

11 comentarios:

J.J. Bustos dijo...

Imagino que ella todavía hoy lo recuerda, con algo de enamoramiento y culpa, cada vez que ve un globo con cara de boluda.
Hermoso, señor poeta, gracias por los globos.

Samain dijo...

Mencantó.

Ahora, tengo que hacer un comentario estúpido: la maestra no entendió la consigna?

Sandra Montelpare dijo...

pura puesiiiiiiiiia Sr Hundred!!! por un momento me olvidé de mi oficio docente y no me dieron ganas de achurar a ningún pendejo disruptivo. Lástima que después de los globos, hay que subir al micro, contarlos cuatro veces para no olvidarte de ninguno y comerte un juicio marca cañón y pensar por adentro "Pendejo, te vas a quedarrrrrrrr quieto, ta madre qtrpr??" No tiene nada de poético la docencia,doy fe.

Jazmin dijo...

Precisamente el tipo de alegrías que el horóscopo no contempla.


Qué suerte.

Dany dijo...

Una luz de esperanza en los caminos de Hundred?
Tercera referencia despectiva hacia los corredores que leo acá.
Obviamente la maestra ve todos los noticieros ya perdió la capacidad de confiar. Buen texto, abrazo.

marle dijo...

qué lindo

Paprika dijo...

Muy lindo, señor Hundred, sin dudas muy lindo relato. El tipo de relato del que todos formamos parte, a veces siendo un muchacho lleno de odio, otras siendo una maestra, un perro, un globo amarillo.
Junto con el de la chica que siempre miraba una lámpara araña en un bar, éste ha sido uno de mis favoritos.
A su salud, JH.

Unknown dijo...

"porque me había venido grande y no podía creer que las oportunidades se hubieran ido como una luz debajo de la puerta. Porque habría fracasado en todos los rubros del horóscopo" Excelente!!! Lo admiro Sr Hundred, gracias por el Blog.

sergio dijo...

Con esto del BAFICI, era una buena idea para hacer un cortito. No se si ganábamos, pero una mención nos llevamos a casa.

Saludos.

J. Hundred dijo...

*j.j. bustos! no creo, le confieso, que la maestra me recuerde. no conozco a nadie que me recuerde, o peor aún, la gente que me recuerda es de lo más pelotuda.

*samain! no, las maestras jamás entienden la consigna. las maestras pueden querer objetar la consigna, modificar la consigna, debatir la consigna, pero de ninguna manera entenderla. le voy a facilitar un ejemplo, si usted me permite deambular por el encanto de temas más terrenales. supongamos que usted, no, supongamos que yo me estoy por coger a una maestra, y le digo ‘a ver, ponete en cuatro patas que te la voy a poner un poquito’, es muy probable que la afortunada diga ‘no serían cuatro patas, serían dos patas y dos manos, y usaste dos veces el verbo poner en la misma frase, queda feo’.

*sandra montelpare! por lo general, me ha sucedido cantidad de veces, estar con una chica que, como al pasar, fuera de todo contexto, aclare una y otra vez que está de novia. esto es lógico y entendible, ya que la chica percibe mis deseos de fornicar como un famélico babuino por encima de cualquier otra pulsión, e intenta delimitar una imaginaria zona de contención a mis atribulados apetitos. ahora, por algún motivo difícil de discernir, por alguna cuestión que se me escapa, usted no para de aclarar que es docente. en lo personal, en lo que a mí respecta, ser docente es una característica comparable con tener caspa, un atributo de similar irrelevancia.

*jazmin! las alegrías que no contempla el horóscopo, ahí nos vemos.

*dany! su corporativa defensa de los corredores, obliga prácticamente a la condescendencia, a la piedad, casi a la ternura. vaya por favor, no se detenga, corra lo que le parezca, lo que considere necesario. yo acá me voy pidiendo otro café con leche.

*marufi! qué linda.

*paprika! para que la monada vea que no soy tan solo un sex symbol, una demoledora garompa con rueditas. a veces pinta la ternura. salute.

*marcelo! no consigo recordar ninguna circunstancia de mi vida en la cual haya sido, yo, admirado, sin pagar. así que dígame, por favor, cuánto le debo.

*sergio! yo creo que lo único que deberíamos llevar al bafici, es el cortito de karadagián.

Dany dijo...

Bueno, le saqué un gesto de "casi ternura". Ahora si, me voy a correr tranquilo.