10.4.11

Consolador

En el subte, dónde querés que estemos los que fracasamos, a los que no nos salió nada, yendo a alguna parte, siempre yendo a alguna parte, a hacer un trámite, a hacer una fotocopia de la propia cara de boludo, a conseguir algún certificado que justamente certifique que no tenés la más mínima posibilidad de dejar de ser lo que sos, siempre tristes, un chihuahua gris masticándote alma.
El subte viene lleno, siempre, eso ya fue dicho. Iba para el centro, en la B, debían ser las ocho y algo de la mañana.
Viajábamos amontonados, pero amontonados no es el término correcto, no es de ninguna manera el vocablo adecuado. Viajábamos apilados, unos sobre otros, no éramos ni siquiera ganado, que no merece ser transportado con comodidad ninguna, total va al matadero. No, éramos pedazos de carne ya descuartizada, carne muerta, pedazos de cuerpos sin alma, un pito que hurgaba en unas indiferentes y oxidadas ancas, una oreja que escuchaba un tema de Depeche Mode, una rodilla incrustada contra la nariz de un sujeto sentado y dormido que soñaba que estaba despierto y parado, un piercing sobre un labio leporino que goteaba saliva, un ciego con un acordeón sangrando el chamamé más triste del mundo, una cara quemada con la piel como un azulado cuero, una mano pidiendo una moneda con modos de garra de ave picuda.
Ahí estaba yo, tratando de averiguar si la vida tenía algún sentido, y en tal caso cuál era, mientras luchaba por permanecer de pie, por defender mi vital baldosa de treinta centímetros de lado y no caer, porque si caías estaba claro que morías ahí, si caías ya no había la más mínima posibilidad que te volvieras a levantar.
Huiste de la monotonía de tu pueblo y te viniste a la ciudad, en busca de cines, de aventuras, de carreras de ciencias sociales y ceniceros repletos de cigarrillos y lentes a lo Foucault y discusiones sobre la inmortalidad del alma hasta la madrugada. Mirá lo que quedó de vos, mirá cómo estás. Convenía ir a pescar al río y esperar que Argentina salga campeón, cada cuatro años, y casarse con una vecina que usara un vestido floreado y supiera hacer torta de manzana. Saltaste, y ahora no hay manera de volver a casa.
–No, la enfermera dijo que no tenía sentido que nos quedáramos –la chica hablaba por su teléfono celular, estábamos prácticamente cara a cara–. Si total lo pasaron a terapia intensiva de nuevo, no te dejan verlo hasta el mediodía. No podés hacer nada.
Yo no quería escuchar, quería evitar esa conversación, esa cara, pero entró más gente al vagón, todavía, empujaron. Quedé más cerca, si la hubiera sacado a bailar lento, y ella hubiera aceptado, aún así, no hubiéramos estado tan cerca. Tenía rulos, muchísimos rulos de un castaño oscuro, usaba una arrugada camisa y unos jeans, estaba ojerosa, le molestaba la cartera para hablar, y la había apoyado entre sus pies. Le temblaba un poco la voz.
–¡Qué decís! ¡No puede ser! ¡No se puede haber muerto así! –con la mano libre comenzó a tirarse del pelo, de algunos rulos, saltaron las lágrimas– ¡No se puede haber muerto! Me quedé sola –su voz se fue apagando, dejó caer el teléfono al piso–, me quedé sin nada.
Estábamos demasiado cerca, debe haber sido eso. La noticia la acababa de fulminar como un rayo, y ella simplemente dio un cuarto de paso y se dejó caer hacia delante, contra mi pecho. Sus rulos estallaron sobre mi saco. La abracé, la abracé bien fuerte, mientras sollozaba.
Nos quedamos así, dos estaciones, tres. Ella llorando, bajito, como un animal herido que no necesita comprender absolutamente nada acerca de la naturaleza del dolor, el dolor duele y con eso basta. Le acaricié apenas la cabeza, apreté sus rulos, le sequé las lágrimas con la yema de un pulgar, y volví a abrazarla, bien fuerte, como si estuviéramos en medio de una tormenta.
–Tengo que seguir –dijo, y se bajó en Uruguay. Arrancó el subte, levantó una mano, mientras yo pensaba que quizás mi vida tuviera algún sentido, quizás no fuera yo un ser completamente inútil. Me saludó desde el andén.

22 comentarios:

A.R.N. dijo...

bien por la pequenia llama que se ve alla a lo lejos alumbrando su camino. beso

Jorge dijo...

Y si no hubiera estado en el subte? Que hubiera sucedido si pasaba en la calle?Quizás la gente viaja en subte para que le pasen estas cosas...
Atte/

Alelí dijo...

me gustan los abrazos. me gustan las historias de abrazos.

me gusta que tenga sentido para vos, ahora si.

Sandra Montelpare dijo...

el dolor como un hachazo pero hay que seguir. es así. muy buen relato Sr Hundred.

Jueves dijo...

ooh, este fue como una paja al intelecto. muy bueno, señor hundred.

y, por cierto, con lo de "un chihuahua gris masticándote alma" se terminó de definir como un gran creador de pequeñas frases, sépalo.

J.J. Bustos dijo...

Ah, sí, a veces el sentido de la vida se nos viene con la amabilidad de un chicotazo. Se lo dice otro saltador.

Jazmin dijo...

Si se llamara Picasso en vez de Hundred, este post estaría colgado en un museo de Barcelona.



Durísimo.




(a veces una piensa en por qué no se quedó usando vestiditos liberty y haciendo tartas)

Viejex dijo...

Usted que siempre se anda quejando de que no lo elogiamos, escuche bien: éste es uno de sus escritos que más me han gustado, y eso que me han gustado muchos.
Saludos y abrazos, zoquete.

Walter dijo...

Yo le venía buscando un sentido a la vida, en la vida real me refiero. Lo acabo de encontrar, vale la pena estar vivo para leer estas cosas, para emocionarse, para sentir ese escalofrío. Gracias por darle un sentido a esta vida.
Saludos.

Anónimo dijo...

Che dejen de tirarle flores...

Caia dijo...

Ya se lo he dicho, Hundred, me gustan sus posts, aunque a veces lo pelee por entender que cancherea, y usted brinde un * o ni eso a cada comentario de cada uno de mis alter egos.
Un saludo, y yo viajo más tarde, pero el subte siempre viene lleno.

Vicente dijo...

Qué efecto el de los rulos eh! No hubiera sido lo mismo sin rulos. Lo aplaudo Juan.

Mr. Kint dijo...

Generalmente mi paso por aquí no es más que un intento desesperado de desparramar unas ideas, soltar una reflexión, un vano intento de dejar unas palabras como una marca indeleble, tal vez para regocijarme en que alguien pueda llegar a leerlo o porque no encuentro otra manera de decir las cosas o quizá porque estoy solo y no soy más que un compendio de tristezas que no saben por donde escapar. En fin, siempre dejo alguna pavada, zonceras, cosas que no valen mucho la pena.
Hoy sólo quiero decirle que su texto me parece hermoso y conmovedor. Lo felicito. "Gracias por tanto y perdón por tan poco" reza el viejo trapo colgado en la tribuna.
saludos

Yoni Bigud dijo...

Y ella, justo en ese momento crucial, lo necesitaba a usted, caballero. A nadie más.

Usted cumplió con su papel. Usted, si me permite la flor, siempre cumple con su papel.

Dentro de su desgracia, cualquiera que fuera, la dama tuvo suerte. Una suerte inmensa.

Un saludo.

J. Hundred dijo...

*a.r.n.! por un momento, le confieso, temí que dijera ‘bien por el pequeño consolador’. un beso en la frente para usted.

*jorge! pero qué dice, insensato! nada, creo, puede mitigar el daño que provoca un viaje en subte. no se ha inventado nada que pueda combatir ese dolor.

*alelí! en una oportunidad, es de lo más normal, es común, me preguntaron por qué escribo. y yo, que tenía quizás una visión algo diferente del mundo en general, de mi módica vida en particular, y me parecía que era una pregunta tanto tiempo esperada, una pregunta que alguien que escribe siempre soñó con responder, como un artista que ensaya qué dirá cuando gane el oscar. ah, sí, mi respuesta fue: escribo para ver si alguien me abraza.
quizás, necesito creer, haya un abrazo esperándonos ahí, en alguna olvidada esquina. de eso vivo.

*sandra montelpare! ha logrado sobreponerse usted a mis más incisivos y particularmente idóneos agravios, sin chistar. pone usted la otra mejilla, bíblicamente. quizás debamos ir por las otras mejillas, las del culo. no, acepte mis disculpas. yo hablo así, no sería yo si no dijera lo que digo, y si no fuera yo sería otro, sería muchísimo peor. no lo puedo evitar. gracias.

*jueves! lo sepo, lo sepo. y también lo sabo.

*j.j. bustos! somos estatuas de sal, queremos volver, decía charly garcía y nadie entendía un pomo. y la parte divertida, es que cuando entendés, ya es tarde.

*jazmin! si yo me llamara picasso, si yo fuera picasso, sería pura y exclusivamente para poder pintarla con su vestidito liberty. quizás, después, compartiríamos la tarta. demasiado premio para mí, inmerecido, no tiene por qué pasar.

*viejex! dios es más generoso que los hombres, y los medirá con otra medida, dijo el venerable ciego. también pudo haber dicho, aunque la señora kodama jamás lo contó: ya era hora, infeliz. 1saludo.

*walter! su generosidad es excesiva.

*anónimo!

*brynhild! que nos vaya bien a todos.

*vicente! esos rulos tenían una potencia expresiva como yo jamás he vuelto a ver. un saludo para usted.

*mr. verbal kint! cito a kint, lo cito a usted: ‘o quizás porque estoy solo y no soy más que un compendio de tristezas que no saben por donde escapar’. algunas veces, puede pasar, como la lluvia, como el amor, existen algunas personas que nos dan ganas de mejorar. y son justamente esas ganas, sin ningún tipo de exigencia del otro lado, de la otra parte, las que en determinadas circunstancias que preferiría no tener que detallar, nos mantienen andando. que su presencia es absolutamente necesaria, eso quería decir. un saludo.

*yoni bigud! cito al filósofo, al sabio, al poeta y amigo, pedro pablo latagui: hacemos lo que podemos, y nunca alcanza. un saludo.

Alelí dijo...

así tal cual como está tu respuesta merece un post.

belleza.

Anónimo dijo...

Alguien tuvo que morir para que otro estuviera vivo. Otra vez.

Luz dijo...

siendo obrera posmoderna mi dominador ejerce con la violencia de una mirada su más sublime poder sobre este cuerpo frágil. Inmediatamente pienso en algo que me salve, algo que me roce el alma y me recuerde el ser mío que me llena los espacios vacíos (que son tantos). Abro tu blog. Tranquilidad, empatía, felicidad de leer/te. Gracias

Paprika dijo...

Me daban escalofrios mientras leía esta historia, como electricidad estática, tal vez un eco de ese rayo a la pobre rulosa... Pero realmente me sacó una sonrisa JH.
Me gustan las historias de abrazos, y me gustan las pequeñas grandes cosas que suceden en un vagón de subte.
Gracias por este relato, junto con otros dos que ya le he dicho alguna vez, este es de mis favoritos.
A su salud JH, a su entera salud.

J. Hundred dijo...

*alelí! mis posts merecen una respuesta, y mis respuestas merecen un post. lo que usted me dice, con singular ternura, es que me he vuelto un circular imbécil. linda.

*anónimo! que nos vaya bien a todos.

*wendy! si le rocé el alma, entonces todo este fracaso está justificado. gracias a usted.

*paprika! una ventaja, para nada menor, de ser yo, es no ser ninguno de todos los demás.

Dany dijo...

Llegué tarde. Muy buen relato.

Instantáneas dijo...

Googlee la siguiente frase: "algo que me salve el alma", y en 4º lugar salió este post! Un relato sumamente hermoso! Me gusto, gracias por entretener un rato más a esta alma. Saludos