15.12.10

Capacidades diferentes

En la pileta, la pileta del club, la pileta del club de barrio, me tiro al agua. Sucede algo extraño, difícil de comprender, al principio. Veo, descubro, que puedo permanecer debajo del agua. Por el tiempo que quiera. Respiro. Primero me asusto, porque pienso que no necesito respirar y entonces quizás estoy muerto, pero no, nada de eso. Puedo respirar, abajo del agua, y respiro. No sé cómo es, cómo funciona, en qué consiste el mecanismo. Como esos taxis que andan a nafta o a gas, con tan solo tocar una tecla, un interruptor.
En la terraza, voy a buscar unas sábanas que dejé colgadas para que se sequen. Miro hacia arriba para sacar los broches, supongo que por un instante me encandila el sol, tropiezo, hago un mal movimiento, y estoy en el aire. Me caí, para un costado, fuera de la terraza, por encima de la baranda. Pero no me caí, ni llegué a gritar, apenas un gritito, como un hipo, y estoy en el aire. Me asusto mucho, porque miro hacia abajo, pero luego, cuando veo que no me caigo, que no me estoy cayendo, me incorporo, paso de la posición de acostado, como si jugara a moverme en cámara lenta, paso de la posición de acostado, decía, a parado. Estoy de pie, sin nada debajo, en el aire. Quedo así, me muevo muy despacio, camino en el aire, un ratito. Después paso un pie por encima de la baranda, vuelvo a entrar, por decirlo de algún modo, a la terraza, y termino de juntar mi ropa.
En el supermercado, domingo, cuatro y algo de la tarde, pocos productos, una pasada. Mortadela Paladini, la bochita, bolsas de residuos, ravioles de muzzarella y espinaca que no tienen ninguna de las dos cosas, o sea ravioles que están rellenos de nada, ravioles que son un oxímoron, queso rallado, una botella de jugo de pomelo natural, pan, una botella de fernet, maníes Pehuamar (con la pielcita roja, que te vigoriza el perico), un pote de queso untable. Voy, con mi canasto, a la caja rápida. Hay una persona, una mujer, delante de mí, pagando y embolsando sus cosas, superponiendo ambas tareas con idéntico grado de dificultad. Se me pone otra persona, dos personas, una joven parejita con sus compras, detrás. Murmuran algo. Siento que en cualquier momento voy a ponerme a llorar o a gritar, siento que voy a desmayarme. Debería ser capaz de resistir, de aguantar en esa situación dos minutos, tres. Es imposible, es impensable.

9 comentarios:

LeO dijo...

Será por eso que hay superhéroes con diferentes poderes y no uno solo que se coja a todos los demás?

Si desarrolla Ud. su carrera de superhéroe debería pensar en un fiel escudero para que se encargue de estas tareas mundanas.

Jueves dijo...

Disculpeme, señor Hundred, si mi comentario anterior le molestó. Esa estuvo lejos de ser mi intención. Lo que yo quise decirle fue que es agradable cuando un autor que a una le gusta se atreve a cambiar su estilo, aunque sea sólo una vez. pero eso no quiere decir que sus relatos anteriores no me hayan gustado.
Lamento el malentendido.

Alelí dijo...

volar y respirar bajo el agua...esas no las pensaste y salieron, fueron accidentales.

entonces, el problema es tu cabeza?

Yoni Bigud dijo...

Cada individuo que presenta capacidades diferentes (no me gusta hablar de superhéroes) debe aprender a lidiar con su kriptonita. Forma parte del asunto.

Busque de nuevo. Seguramente va a ser capaz de hallar algo distinto de un llanto o un grito. Confío en usted.


Un saludo.

J. Hundred dijo...

*leO! supongo, espero, que las tareas mundanas a las cuales usted se refiere para el escudero, serían ir a hacerme las compras. por que para coger estoy yo, si no, para qué corneta soy el superhéroe?

*jueves! como podrá usted apreciar sin mayores dificultades, si ojea un par de mis fragmentos, la gente que pasa por estas algo mustias playas es desde ya gente mala, gente que está muy sola, gente que realmente busca y revuelve dentro suyo y sólo encuentra odio mezclado con fastidio y no mucho más que eso. pasan por aquí, básicamente, para decirme que son mejores que yo, que por supuesto escriben mucho mejor que yo, que tienen el pito más largo o más grueso (si son varoncitos), o que tienen novios que bueno, además de escribir desde ya mejor que yo, tienen el pito más largo, o más grueso (si son nenas). así que no se haga demasiado problema, dígame que soy un pelotudo libremente, va a ver cómo enseguida se siente mejor, más relajada. le digo más, va a notar, prácticamente de inmediato, que odiarme le resulta una experiencia tan agradable como liberadora. no se prive de despreciarme con la intensidad que le permitan sus fuerzas, con el ahínco y la vehemencia que le resulten merecidos y apropiados. considérese, por favor, absolutamente disculpada.

*alelí! de su quizás algo precario razonamiento surge con prístina claridad que usted ha leído bastante a francoise dolto, a martin seligman. pero más que nada, por lejos, a condorito.

*yoni bigud! la otra vez, cuando llegó mi turno en el supermercado, la cajera comenzó con aquello de ‘quiere pagar con la tarjeta bolasplus?’, ‘sabe que hoy tiene el 17% de descuento en lácteos?’, ‘quiere hacer una donación para los chicos disléxicos de la tribu de los indios esmehuel?’. apoyándome con ambas manos sobre la metálica estructura, a punto de desfallecer, reprimiendo quizás un sollozo, me acerqué un poco a su grasiento rostro y murmuré: mamucha, si me hacés una sola pregunta más, te juro que voy a pasar la garompa por la lectora y se te va a caer el sistema.
un saludo.

Alelí dijo...

ud. a veces se pasa de agrio...

condorito?

Mentalista dijo...

Claro, señorita Alelí, este señor o cualquiera que tenga las agallas de intentarlo, puede no caerse de la terraza o no ahogarse. Pero la desafío a usted y a todos los aquí presentes a, pensándolo o no, pasar por la cara la fila de cajas de cualquier supermercado (hiper, chino, mercadito, lo que sea) a ver qué sucede.

Mr. Kint dijo...

Yo ya descubrí que es insoportable para mí realizar la fila en el banco para pagar cualquier tipo de impuesto o factura, que no soporto el monstruoso sonido del seco golpe del sello burocrático, que no puedo presenciar más de dos minutos una conversación donde se hable de bailando por un sueño, ni de casi nada que pasen por televisión, ni puedo fingir interés en la conversación con un taxista y otras tantas cuestiones en las que soy totalmente incapaz.
Ahora, claro, y a diferencia de usted, me falta descubrir dónde están mis capacidades, digamos, como para balancear la ecuación.
Saludos, don JH.

J. Hundred dijo...

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*mr. verbal kint! en matemáticos términos estaríamos en presencia de una ‘condición necesaria, pero no suficiente’. lo que quiero decir es que saber lo que a uno no le gusta, conocer, y por qué no hacerse amigo de las propias incapacidades, es muy bueno, es bárbaro. pero, como usted bien sabe, no alcanza. le iba a tratar de decir lo mismo con una historia teñida de cierto contenido sexual, pero tenía que empezar con gente que coge en ascensores con la careta del hombre araña puesta, chicas a las que se le introducen turrones en la cola, y me pareció quizás algo fuerte para esta hora de la mañana. 1saludo.