20.2.10

Dos mujeres

Sucedió que me estaba viendo con dos mujeres. Al mismo tiempo. Raro. Yo nunca fui un galán, y estaba desde siempre, desde la adolescencia, acostumbrado a largos períodos de abstinencia. Para mí, estar entre tres y seis meses sin contacto físico, sin tocar una teta, sin olisquear un culo, era algo de lo más normal. Y después, cuando finalmente enganchaba algo, me transformaba en un famélico dromedario, me ponía a fornicar como un desesperado, como una ametralladora uzi, tratando de acumular alegría para todo lo que durara el próximo páramo. Lo cual, obvia decirlo, era mucho peor, ya que terminaba molestando a mi ocasional compañera que no podía entender mis apetitos. Hasta que la situación se hacía insoportable (podríamos decir que la relación sufría de paspaduras) y yo volvía a deambular con una vidriosa mirada y el labio inferior levemente entreabierto, jadeando cuando quedaba cerca de un puñado de femenino cabello en algún subterráneo. Mi vida sexual jamás fue algo para destacar.
Pero estaba, no sé cómo, no sé por qué, viendo a dos mujeres. Una vez por semana, a cada una, nada que pudiera exigir una logística demasiado sofisticada, nada que pudiera implicar un sesgo de aguda formalidad.
Una de las mujeres tenía alrededor de cuarenta años, quizás uno menos, quizás tres más. Y era, de seguro, la mujer más inteligente que yo haya conocido en mi vida. Con sentido del humor, con puntos de vista, con personalidad.
La otra mujer tenía menos de veinticinco años, probablemente veintidós. Verla desnuda hacía que uno tuviera que apoyarse, disimuladamente, contra el marco de la puerta, porque el instinto sugería ponerse de rodillas y agradecer por tanta belleza. Una sonrisa como un amanecer en la playa, tetas pequeñas, culito firme, toda ágil y dispuesta para lo que podríamos denominar ‘imaginación horizontal’.
Y ahí estaba yo, viendo a las dos, sufriendo de una manera muy particular.
Porque cuando estaba con la mujer uno, llamémosla ‘mujer 1’, yo no podía evitar añorar la frescura, el olor, la turgencia de nalgas y potencia capilar de la mujer dos, llamémosla ‘mujer 2’. Y cuando estaba con la mujer dos, llamémosla ‘mujer 2’, yo extrañaba profundamente aunque sea un atisbo de la inteligencia, un comentario, una forma de abrazar, un gesto, de la mujer uno, llamémosla ‘mujer 1’.
Así estaba, sin poder creer en mi suerte, sufriendo como un condenado. Sabiendo lo inconcebible que iba a ser para mí, llegado el caso, decidirme.
Hasta que hubo un error de cálculo, algo salió mal, como de costumbre. La mujer 1 y la mujer 2 se conocieron, en la puerta de mi casa. Comprendieron la situación casi de inmediato.
Se fueron a vivir juntas. Se quieren. Son felices, así lo manifiestan a familiares y amigos, sienten que son la una para la otra, jamás imaginaron que podía existir un amor tan genial.
Las dos piensan que soy un pelotudo, no pueden entender cómo fue que pudieron estar conmigo, todavía se ríen cuando recuerdan el mal momento que debían estar pasando para que les sucediera semejante incordio, tamaña contrariedad.

13 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

Es que la mujer ideal no existe, querido.
Es la suma de m1+m2.

Y ud., después de todo, resultó ser un Doña Flor, flor de p...ajarón!

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Yo creo que sí existen tanto el hombre como la mujer ideal y sí, son sumas de mujer1 y mujer2 u hombre1 y hombre2 y hombre3 y etc, pero todo en uno cuando el enamoramiento te pone esa mirada de "mirar hombre-mujer ideal" (quien nos conserve el ojo enamorado por mucho tiempo)

ce dijo...

llegué de casualidad navegando en tarde de lluvia y no pude dejar de leerte todavía...
te agrégué en mi lista de blogs, espero no te moleste.
cualquier cosa chistá.
sigo en viaje.

Yoni Bigud dijo...

El amor consiste -creo yo- en percibir atisbos de la mujer 1 en la mujer 2 (y/o viceversa) por el suficiente tiempo como para arruinarse la existencia.

Usted venía bien, como es costumbre, separando los tantos, manteniendo cada solución en su respectivo frasco. Pero versado como es en el campo de la experimentación y la mala leche, ha comprobado en carne propia las horribles conscuencias que vienen con la unión material de los atisbos.

Un saludo.

Geoffrey Firmin dijo...

"la relación sufría de paspaduras"...Una vez más, mi querido Juan...Imagen impecable.
Por otra parte, lo peor no es que se fueran a vivir juntas, lo indigno, lo doloroso es que jamás lo hayan invitado a pasparse.
Abrazo cordial!

Jazmin dijo...

No sabe hasta qué punto entiendo su sufrimiento (salvo por el final almodovariano de la historia).
A veces pasa. Uno tiene compañía sin andar acompañado por la vida.

Pero mire qué cerca estuvo de encontrar la mujer ideal. ¿No se le ocurrió proponerles una onda Big Love?

J. Hundred dijo...

*la condesa sangrienta! talonario amarillo.

*paula irupé salmoiraghi! lo del ojo enamorado es una bella imagen.

*ce! como dijo onetti, como sólo podía decir el bueno de onetti, en aquella exquisita oportunidad: yo le agradezco que pierda su tiempo, así, conmigo.

*yoni bigud! la deliciosa desgracia, el duro oficio de atisbar. un saludo.

*geoffrey firmin! lo indigno es que ni siquiera me dejaron ver aunque sea un ratito mientras hacían la tijereta. yo soy de arreglarme con tan poco.

*jazmin! uno ni siquiera imagina la sutil, la tan ínfima como delicada diferencia, entre la mujer ideal y una tremenda conchuda.

Un Poco Rara dijo...

No puedo evitarle un "bien hecho por jugar a dos puntas". Igual, buena historia.
Felicitaciones por el premio de Oblogo!

chica pastiche dijo...

años intentando conservar el anonimato para que un maldito concurso publique un videito en youtube, y chau misterio.

juan hundred ahora tiene rostro.

no es tan mal participar de orgías después de todo, eeeh?

felicitaciones, señor. :)

J. Hundred dijo...

*un poco rara! lamento decepcionarla, pero finalmente el jurado revisó las cosas, y me informaron que no gané. ya anda dando vuelta un comunicado con la rectificación.

*chica pastiche! desconozco.

Gaby Raimondo dijo...

Las minas son raras. Todos lo sabemos hy nos seguimos sorprendiendo ante este tipo de historias que lo certifican,como un niño de siete años frente a un "coleco vision"en tu propia casa...

A mis dos años no había playstation y no me voy a poner a fantasear ahora...

Abrazo y lindo blog el suyo.

J. Hundred dijo...

*gaby raimondo! coleco vision, mirá vos (se lo digo en inglés: sak dat mandarain). un saludo para usted.

Ferushka dijo...

Pero no fue una buena experiencia? Como dijeron por ahí arriba, tenes que encontrarle cosas de la 2 a la 1, y viceversa. Suerte con la proxima busqueda, espero no sea dentro de 3 a 6 meses, sino antes y con algo mas de suerte.
Sigo paseando por su blog, si no le molesta, J100.
Salut!