31.1.10

Sin querer

Cada vez que subo a un taxi y el taxista, de alguna u otra forma, desea hablar conmigo, le digo que no, que por favor no lo haga, que no me hable.
Son hombres de trabajo, por lo general buena gente, con alguna anécdota para contar, alguna opinión acerca de cómo cambiar el mundo, una carcajada franca a veces, nada pretencioso, misceláneas, cultura general.
Y si el taxista hablara conmigo, como cualquier otra persona que intenta hablar conmigo, bueno, es tanta la diferencia lumínica, lo que doy incluso en la conversación más nimia, que el pobre tipo se daría cuenta de inmediato que me debe una fortuna. Y a mí me da un poco de pudor, no lo quiero incomodar.

7 comentarios:

Yoni Bigud dijo...

Usted tiene la obligación de regalar esa luz. No sé explicarle, pero no está bien la negativa.

Por suerte le tocó a los taxistas. No seré yo es que los reivindique.

Un saludo.

Santiago dijo...

Si es usted el tipo al que me refería en la entrada anterior.
Lo que pasa es que lo leo por reader y no leo los comentarios, por lo tanto no sabía que respondía a los comentarios.
Si por favor sería tan amable de sacarme de tal premisa.
Un saludo y me gustaría leer algun libro suyo.

Roedor dijo...

El gato de mi sobrino puede iluminar al 95% de los taxistas.

Igualmente usted es una estrella, John100.

La condesa sangrienta dijo...

¡qué macana!
con tanta diferencia lumínica jamás podremos tener una íntima charla a media luz.

J. Hundred dijo...

*yoni bigud! aún sin saber explicarlo, lo explicó perfectamente. un saludo para usted.

*santiago! lo suyo parece, más que genuina inquietud literaria, cortesía.

*roedor! dígale al gato de su sobrino que lo invito a comer una pizza, mitad wiskas, mitad napolitana con ajo.

*la condesa sangrienta! al principio se sufre mucho, parece que la vida, si no es posible tener una íntima charla conmigo, no tiene sentido. pero ya va a ver cómo se sobrepone. deambulan por ahí miles y miles de chicas que jamás han hablado conmigo y han podido seguir, por decirlo de algún modo, adelante.

La condesa sangrienta dijo...

Si jamás han hablado con ud. ¿cómo sabe que sufren?
presumido...

La lectora dijo...

Creo que fue Woody Allen que dijo "A veces creo que no soy Dios", pero para el caso, podrías haberlo dicho vos en este post, jajajaja.