Cuando veo películas de acción, recostado en la cama, con el labio inferior algo vencido y la mirada enrojecida, esperando que el sueño venga a saludarme. Cuando veo películas de acción, decía, siempre hay una instancia, un momento, donde alguien dice ‘¡arrojen sus armas!’, o ‘¡ponga su arma en el piso!’, o ‘¡deje su arma sobre la mesa!’, o ‘¡saque su arma, lentamente, con cuidado!’.
Sin embargo, ante estas palabras, el otro alguien, que yo recuerde, jamás pone su billetera sobre la mesa, o sobre el piso, o la arroja, o la suelta, o la saca lentamente, con dos dedos, con cuidado.
Tal vez esto venga a desmentir alguna pretérita presunción mía. Tal vez me ha tocado vivir en un mundo diferente.
Sin embargo, ante estas palabras, el otro alguien, que yo recuerde, jamás pone su billetera sobre la mesa, o sobre el piso, o la arroja, o la suelta, o la saca lentamente, con dos dedos, con cuidado.
Tal vez esto venga a desmentir alguna pretérita presunción mía. Tal vez me ha tocado vivir en un mundo diferente.
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