15.7.06

Para viajar en avión

Cuando se viaja en avión, es buen momento para comprender la fragilidad de los piolines que sostienen una vida.
Con la predisposición adecuada, entonces, puede uno entender que no fue tan grave que la chica de la primaria, Andrea, la de las dos colitas y sonrisa como un sol, te dijera que no, que de ninguna manera, que bajo ningún concepto estaría dispuesta a caminar una cuadra de la mano con vos.
Con el debido temple, se asimila que la mermelada de durazno olvidada en la heladera pueda estar vencida. O no. Y que lo mejor que se puede hacer al respecto es confiar en la suerte.
Con el reposo de espíritu que sólo da mirar por la ventanilla desde cinco mil metros de altura, se entiende que la camisa comprada para una ocasión especial ya no te entra.
Lo importante cuando se viaja en avión, es adquirir ese estado reflexivo y sereno.
Porque la ley de gravedad siente particular satisfacción en sorprender a los precavidos, a los previsores.

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