30.7.05

Estudio del carnaval carioca como cualquier otra epidemia

Muchas, infinitas cosas pueden suceder todavía.
Puede ocurrir que decida copular con un fox terrier pelo duro una mañana de Agosto.
Puede suceder que prepare un licuado de bananas y detergente y se lo de a probar a mi vecino fisiculturista. Y a su madre.
Puede incluso ocurrir que abandone todas mis posesiones terrenales y me dirija en peregrinación a la India con el único objetivo de comentarle a Sai Baba las bondades de la crema de enjuague capilar.
Pero no podré nunca divertirme en una fiesta. Eso no, estoy seguro.

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