6.11.15

Mamushka


Me despierto y sé tocar el piano. Es increíble, porque yo jamás supe tocar el piano. Ni tuve piano, ni tomé clases de piano. Pero toco, de manera tan sutil y tan perfecta, la mente en blanco, se mueven mis dedos. Toco las variaciones Goldberg, toco temas de Thelonious Monk, de Petrucciani. Toco en cualquier lado, pido permiso en el lobby de un hotel, y comienzo a tocar. La gente se pone de pie, aplauden extasiados. Toco en clubes nocturnos, para entendidos. Quieren que vaya a la televisión, y que toque el piano. Martha Argerich pide conocerme, quiere que la acompañe de gira por Europa.
Pero entonces me despierto y no, estaba durmiendo. No sé tocar el piano, qué carajo tengo yo que ver con tocar el piano. Tengo que ir al banco a trabajar, eso sí, ir al centro, donde la gente apenas respira, y el odio en estado puro flota en el aire. Me llama Mónica para reclamarme que todavía no le deposité la cuota de la nena, dice que si no le deposito la plata ni me moleste en ir a buscar a Catalina, no piensa dejar que la vea. Dice que soy una basura, un asco de persona, su mamá se lo había avisado pero ella pensó que podía cambiarme, fue de cabeza dura. Y ahora todo se fue a la mierda y ella se vino grande. Yo soy su desgracia, lo que le arruinó la vida. Cómo no se dio cuenta a tiempo.
Y entonces me despierto, estaba durmiendo. Sedado. Estoy en la cama de un hospital, veo suero goteando hacia mis venas, y cables. Puedo recordar que iba a Pinamar, para descansar unos días. Paré en Minotauro, tomé un café con leche, comí un alfajor. Estiré las piernas, hice pis, fumé un cigarrillo. Laura me dio un beso, estaba encantada de venir conmigo y pasar unos días juntos, una mina bárbara. Quería llegar, iba a ciento cuarenta y el Peugeot ese que no me deja pasar, y que después, cuando me cansé de hacerle luces, se mueve justo a la derecha. Llovía un poco. Volqué, pero no me acuerdo que volqué. La cara de la enfermera es tremenda, no sabe ni cómo decirme que me partí la columna en diecinueve pedazos. No siento las piernas, hay pocas probabilidades que vuelva a caminar.
Entonces me despierto.

9 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

El primer despertar fue una desilusión, los demás fueron un alivio.
¿Y si al despertar descubrís que estás casado con una enfermera, o una modelo caracterizada como enfermera sexy?
Podría decir que a lo mejor no despertaste todavía, pero no soy Borges.

Me tuviste leyendo con interés hasta el final de la entrada. Hay talento para escribir.

Laura B. dijo...

Eso, viejo. Eso.

Dany dijo...

Excelente Juan. Desde el título hasta el final. Abrazo.

J. Hundred dijo...

*el demiurgo de hurlingham! dijo alguna vez el venerable ciego, con quien solíamos jugar al squash: Dios es más generoso que los hombres y los medirá con otra medida. lo saludo con precaución.

*laura b! eso, che! canten, manga de putos tristes! (después me explica, cuando pueda, cuando tenga tiempo, qué es ‘eso’. pero a mí me dieron ganas de estar codo a codo con usted, no sé, defendiendo cualquier cosa que usted diga. salvemos a las ballenas, salvemos a los delfines, salvemos a las jirafas también, ya que estamos. contra el trabajo esclavo desde ya, por supuesto, y contra el hambre en etiopía). le mando un beso en la frente.

*dany! alguien tenía que registrar, no digo percibir, la genialidad del título. algunas veces se me da por pensar, para qué escribo. quizás para sentirme un poco menos solo. lo abrazo con sana camaradería.

Alelí dijo...

Me hizo acordar al sueño de hace unos años. Era perfecto. Estaba en pleno orgasmo musical, como directora de orquesta y estábamos en el tercer momento de la 9 sinfonía. Justo en el final me despierta un golpe del vecinito de arriba (parece que al penddjo le daban bolas de bowling para que juegue al fulbo).

Lo que quiero decir esto es que lo bueno es despertar. Aunque el sueño sea magnífico, todavia despertamos.

J. Hundred dijo...

*alelí! me trajo a la memoria una película. yo era muy jovencito, pre década del noventa, y traían al país algunas películas del cine francés. la película se llamaba ‘les valseuses’, y aquí se llamó ‘las cosas por su nombre’. puede que me equivoque, con un gerard depardieu jovencísimo, y la gran promesa del cine francés, patrick dewaere. y una tremendamente joven y bella miou miou. yo creo que fue en esa peli, pero la verdad no estoy seguro. no importa. hay un momento donde miou miou se queja de los trastornos de la menstruación, ante una mujer mayor. y la mujer, en esa conversación que mantienen, le dice ‘lo importante es sangrar’. claro está que la mujer, menopausia mediante, ya no sangra. la película tiene varias cosas interesantes, así recuerdo, aunque yo era muy chico. pero el asunto es que al final, la mujer, a la que creo que habían ido a buscar a la salida de la cárcel, porque depardieu y dewaere lo que querían era coger. bueno, la mujer, al final, se pega un tiro en la vagina. para sangrar. en cualquier caso, y muy mal contado por mi parte, pero la idea es que sigo recordando que la mujer vieja le dice a la mujer jovencísima, aquello de ‘lo importante es sangrar’. espero no haberla ofendido con lo que le estoy contando, sólo lo recordé, y pensé que sería bueno compartirlo con usted. todavía sangramos, todavía despertamos, de eso estamos hablando. le mando un beso en la frente.

Alelí dijo...

Sublime!!

Viejex dijo...

No me había percatado de la genialidad del título hasta leer los comentarios.
Qué maravilla, Hundred! qué gusto leerlo!

J. Hundred dijo...

*alelí! qué linda que sos, hija de puta! ejem, perdón si me excedí.

*viejex! tengo mis momentos, viejex. después, como cualquier superhéroe, se me pasa. lo abrazo con efusiva camaradería.