6.6.14

Formas de pago


Cuando no tenés nada, bueno, cuando no tenés nada no, no hace falta ser tan estricto, pero cuando te falta algo. Sentís, que lo que te falta te hace moco, te condena. El agujero de lo que te falta es lo que te define.
No quiero generalizar pero generalizo, tengo que generalizar. Tampoco puedo ir caso por caso. Ponele los grandes rubros del horóscopo: salud, dinero, amor. Con eso estamos, con eso alcanza.
Algo te falta, tenés una pierna más corta que la otra o estás en cama, enfermo. O no hay manera, sabés que jamás vas a poder juntar la plata para comprar ese Alfa Romeo ‘Mito’ azul tan profundo. O ella te dijo que no, que no quiere salir con vos, ni a la esquina. Sos un buen tipo pero no, no le gustás ni un poquito.
Hasta ahí estamos, te falta, no hay manera de tener lo que querés, de ser lo que te gustaría ser. Te ponés mal.
Pero después vas y mirás. Alguien que tiene el flequillo que jamás tuviste, o las tetas paraditas que quedan tan bien para bajar a la playa en bikini en Punta del Este y sentarte en un parador a comer unos mejillones a la provenzal. O ves a alguien que tiene ese departamento, ese auto, esa casa frente al mar y viaja todos los inviernos a esquiar. O ves a alguien desayunando con la mujer que soñaste, el tipo unta una tostada con mermelada de damasco y mira por la ventana del bar mientras ella chequea algo en su celular, y vos estás afuera, afuera para siempre de este mundo porque es domingo a la mañana y no tenés a quien abrazar. 
Bueno, si ves un poco, te vas a dar cuenta que los que tienen, también tienen otra cosa. Tienen miedo, mucho miedo, de perder lo que tienen. Están aterrados de descubrir una várice en esas fantásticas piernas, o una cana, o que los roben, o que baje el precio de las propiedades en Madagascar.
Tener viene con un miedo incorporado, el miedo a dejar de tener ese atributo, esa cosa, esa capacidad.
Para resumir, entonces. Es como si la vida decidiera si te cobra por adelantado, como las prostitutas, o como los psicólogos. Al final.

11 comentarios:

Arturo dijo...

Cada vez es mejor leerlo señor Hundred. Cada vez mejor

Anónimo dijo...

Coincido con Arturo.


Yo hoy necesitaría alguien a quien abrazar, por ejemplo.

J. Hundred dijo...

*arturo baldo! uh! me agarró desprevenido, gracias.

*salomé! pero pichona, me manda un mail donde diga ‘necesito que me abracen’. la mecánica es la siguiente:
1)nos encontramos en una esquina. lo mejor es antes de las ocho de la mañana, o después de las diez de la noche. no, no me discuta, el terapeuta soy yo. es para que la carga energética del aire sea un poco más apropiada. si el abrazo fuera no sé, en ostende (fuera de temporada), bueno, el horario no sería tan importante.
2)sin hablar, sin decir una palabra, nos reconocemos de algún modo.
3)nos abrazamos. nos abrazamos como si hubiéramos ido juntos a la primaria y siempre hubiéramos estado enamorados, el uno del otro, sin poder manifestarlo, sin saber cómo hacerlo. nos abrazamos como si estuviéramos recordando alguna fantástica experiencia compartida. luego pasó lo que pasó, pasó la vida, claro.
4)nos separamos, del abrazo. nada, nadie dice nada.
5)cada uno se retira por su lado.

la duración total del evento será, en cualquier caso, inferior a los tres minutos.
debo hacerle algunas aclaraciones, por su salud psicofísica. soy un repugnante ser, un monstruo de pantano, despreciable, feo, vil. hay gente que ha insistido en conocerme, fascinadas por mi forma de escribir, lo que equivale a decir, bien mirado, por mi literatura. más luego, al verme, al tener que tomar un café conmigo, han sufrido profundas decepciones, reacciones alérgicas en la piel, deseos de vomitar, repulsa. ganas de incursionar en el lesbianismo, de bañarse con jabón federal y frotarse con una esponja mortimer cuadriculada. ganas de poner un local de venta de tartas artesanales en algún ignoto rincón del tercer cordón de la provincia de buenos aires.
pero bueno, soy así, no tiene sentido luchar contra eso. hechas las aclaraciones pertinentes, la saludo.

Serendipity dijo...

otra genialidad y van........ unas cuantas!!! jeje! felicitaciones por la sintesis final!

J. Hundred dijo...

*serendipity! bonita sonrisa, yo le agradezco.

Mr. Kint dijo...

Ha estado usted preclaro. Otra vez.

Recuerdo haber leído en algún otro post suyo sobre esto del miedo inherente del tener o poseer. Pero usted retoma los conceptos previos y los mejora en sus nuevas entradas, puliendo esos detalles narrativos con exquisitez. Después de todo este tiempo permítame que le diga: a medida que sigue cumpliendo años ud. continúa superándose. Lo malo es que debe venir con un miedo terrible de despertarse un día y notar que (lo cito a Hundred) "se secó ese manantial" y pasó a tener las aptitudes literarias de Belén Francese.
-Cada día mejor, como Carlitos Gardel- diría mi abuelo. Tomeló como un cumplido. O como un regalo. Si, ya sé, ud. prefería que le deje un single malt en una bolsa de coto en un contenedor en Malabia y Vera. Sepa disculpar.

Lo abrazo

J. Hundred dijo...

*mr. kint! lo que inquieta un poco de su línea argumental, es que la señora belén parecía suplir alguna que otra dificultad literaria, con una inusual potencia expresiva en la zona de los glúteos. la esquina que usted menciona puede que diga más de usted que de mí, pero lo mío nunca fueron los acertijos. quizás usted se llama jennifer y está profundamente enamorada de mí, quizás este blog jamás debió haber existido. lo abrazo sin adjetivos.

NsNc dijo...

Perdí el comentario que escribía... Y nunca un segundo intento de comentario va a ser tan bueno como el primero
Decía... Que buen post.. La última frase da para ola de aplausos (ya que estamos en mundial)
La vida tiene por lo visto, varias profesiones... Como el odontólogo que te duerme para que no te duela pero cuando se te pasa te duele.por lo que no te dolió y mas

J. Hundred dijo...

*nsnc! estoy seguro, bah, bueno, casi seguro, que en el comentario que se perdió usted me decía que se enamoró, perdidamente, de mí. pero el universo todo, a veces, parece conspirar en mi contra, no me sorprende. ah, es muy bueno lo que dice del odontólogo. en una oportunidad me tenía que hacer un tratamiento de conducto (la ley de gravedad no es lo que explican en las clases de física de los colegios secundarios, la ley de gravedad es que se te vaya cayendo la poronga, los dientes). antes de comenzar, le dije al doctor: mire, le pido por favor que no me duela, no quiero que me duela. le digo más, para que usted me entienda, yo sufrí mucho de chico. el tipo me miró, con desprecio infinito. a mí me parecía de lo más justo que el sufrimiento acumulado, como si fuera un plan de pago en cuotas, en algún momento fuera tenido en cuenta. el resto de la anécdota no reviste mayor interés. la saludo con algo parecido a la empatía.

Anónimo dijo...

No solo son brillantes sus relatos, hay un plus en cada rta a los comentarios, necesito leer todo, no quiero perderme nada de ud ;)

J. Hundred dijo...

*anónimo! lo conté alguna vez. en un reportaje de la televisión española, todavía en blanco y negro, al genial onetti. cuando está por terminar la entrevista, el entrevistador lo elogia, le dice maestro, le agradece. a lo cual onetti, visiblemente fastidiado, existencialmente hinchado las pelotas, responde algo como: yo le agradezco a usted, por haber perdido su tiempo así, conmigo. así que yo me tomo el atrevimiento también, de agradecerle.