10.1.12

Posesión demoníaca

A mi amigo Martín le tocó vivir una situación extraña.
Volvió de trabajar, Martín, un martes, a eso de las siete de la tarde. Como de costumbre. Está casado, Martín, hace siete años más o menos, con Andrea. Tiene un hijo chiquito. Trabaja bastante, Martín, es dentista, y sabe que la parte difícil es hacerse conocido, el boca a boca (justamente) en su profesión. Una vez que te hacés un nombre, alquilás un consultorio mejor en un barrio mejor y podés dejar de atender pacientes por prepaga. Un dentista que atiende sólo pacientes particulares gana buen dinero, el tío de Martín era dentista y le iba regio. Casa de fin de semana, buenos autos, viajás una vez por año a Europa, ves crecer a tus hijos con una educación privada, sos socio de algún club, jugás al golf, te cogés a alguien más, tenés algo parecido a una vida.
Andrea no trabajaba. Era profesora de inglés y traductora, pero lo habían conversado con Martín, y se habían puesto de acuerdo. La plata ya no era un problema, y lo mejor era que Andrea cuidara al nene. Ella estaba un poco aburrida de dar clases, además. A la mañana iba a alguna clase de gimnasia, en la casa siempre había algo para hacer aunque tuviera una muchacha para la limpieza, arreglaba para desayunar con alguna amiga.
La vida transcurría más o menos bien lubricada. No les iba mal, tenían vida social y vacaciones en Uruguay. No era lo más entretenido y excitante del mundo, pero después de los treinta años a nadie le pasan cosas demasiado interesantes. Esas cosas quedan para la televisión o el cine. Son cosas que pasan en las películas.
Volvió de trabajar Martín, dije, un martes.
–Llegué, mi amor –dijo Martín, dejó su maletín sobre la mesa de la cocina, se sacó el saco. Le sorprendió que Andrea no contestara, aunque estuviera en la pieza, ordenando el cuarto de Santiaguito, o terminando de bañarse, Andrea siempre le contestaba. Lo esperaba todo el día para contarle algo, cualquier cosa. Tomaban unos mates en la cocina y conversaban un poco, se quejaba de algo.
Fue por el pasillo al comedor, Martín.
Apareció Andrea. Bah, no apareció, ahí estaba, Andrea, en el comedor. Desnuda, nimbada por una extraña luz, de pie, bajo las dicroicas del living. Con una mano hacía extraños garabatos en el aire, sobre su cabeza, murmuraba conjuros. Estaba pintada, con algo, notó Martín cuando se acercó unos pasos. Estaba pintada, Andrea, las tetas, el estómago, los brazos. Con sangre. Sí, con sangre, y también el mentón, la barbilla, chorreaba sangre. A sus pies, a los pies de Andrea, había una gallina, muerta, degollada, echada de costado. Faltaban pedazos del cuerpo del animal, además de la cabeza, como si hubieran sido arrancados a mordiscones. Había sangre, mucha sangre sobre el parquet, y vidrios rotos, y plumas. El televisor encendido en un canal de música, con el volumen bajito. Tocaba una banda de heavy metal, unos peludos que no paraban de sacudir las cabezas.
Movía la cabecita con frenesí, Andrea, al compás de la música. Se había tusado el pelo con unas tijeras, había mechones de su cabello encima de los sillones. Tenía las uñas pintadas de negro. Martín vio que había una cruz sobre la mesa del comedor, una cruz de velas rojas, encendidas, a un costado un pequeño plato repleto de carozos de aceitunas, y una estampita. Los sillones parecían haber sido atacados a cuchillazos, no quedaba un solo almohadón sano.
–Soy la hija de Belcebú –le dijo Andrea, mirándolo muy fijo. Dio un buen trago a una botella de vodka que tenía en la mano (reconoció la botella, se la había regalado, a Martín, un paciente polaco al que le había colocado unos implantes), y luego escupió–. Soy cruza de vampiro y mamba negra, las fuerzas de lo oscuro habitan en mí, se manifiestan a través de mí. ¡Tengo la fuerza de la oscuridad! ¡El mal no es el mal! ¡Viva Satán!
Se roció el cabello con lo que quedaba de vodka, y luego intentó encenderlo, sí, lo que quedaba de su cabello, con un encendedor. Había cigarrillos apagados sobre los sillones, cigarrillos pisoteados sobre la alfombrita que le había regalado su tío Víctor, de piel de pecarí.
Un caso de satánica posesión, el cuerpo de Andrea tomado por completo por lo demoníaco. Las fuerzas del mal librando la madre de todas las batallas en el living de su casa.
–Me voy a dar una ducha –dijo Martín–. Hoy quiero cenar los agnolotis que había en el freezer. Mejor que no se haya terminado el queso rallado, mejor que haya queso rallado. Sino, de la patada en el culo que te voy a dar, te vas a morir de hambre en el aire. Para vos cualquier excusa es buena con tal de no hacer las compras, pero para ir a hacer gimnasia o a boludear con tus amigas siempre tenés tiempo. No te hagás la pelotuda.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Por un momento pensé en comenzar a aplicar el método Andreano y dármela de poseída cuando no tenga ganas de ayudar a mi vieja a limpiar, pero la guacha me va a hacer limpiar el doble, después, sillones rotos y quemados, y esas cosas.
"unos peludos que no paraban de sacudir las cabezas" Jajajajaja.
Saludos, genio.

(Hoy comenté antes que Dany... me siento especial).

yaz! dijo...

me esperaba una orgia con satan de arbitro o algo por el estilo,no una boluda que no quiere cocinar,pero usted hace que hasta lo inesperado sea placentero.

mis mas sinceros saludos

Viejex dijo...

Bigud tiene razón, con usted nunca se sabe para donde va a salir el vizcachazo. Lo dijo con un vaso de vino en la mano, así que asumo que lo dijo con sincera admiración. (Yo por mi parte lo oí con otro vaso en la mía, por lo tanto la cita puede no ser textual, sepa usted disculparme)

Dany dijo...

Si....comentaron antes que yo. Pero yo entré temprano y me dije....basta de halagos y me fui sin comentar.

También escuché a Bigud en ese momento que describe Viejex y todos teniamos un vaso de vino en la mano.

Brutal relato de la mediocridad.

Abrazo!

Gabriel dijo...

Ya lo decía yo, eso de los exorcismos es puro cuento. Laburar, hay que ponerlos a laburar a los poseidos.
Vas a ver como se les pasan los estigmas.

Bravisimo!

Dalilasearrepintio dijo...

Pero que poca Fe! pobre Andrea! ser ama de casa es muy difícil. Quizás truló en serio, quizás el diablo exista, quizás el heavy metal sea satánico. Lo único cierto es que quedarte en tu casa limpiando, comprando queso de rallar, o cuidando a los niños es muuuuuy heavy. Perdón, pero esta vez estoy con Andrea.

Anónimo dijo...

¿¿¿Regio??? jajja buenísimo.
Cualquier cosa es mejor que hacer las compras...

Mr. Kint dijo...

Oiga, su amigo Martín es un ingrato. Sabe cuánto padre de familia ordinario está esperando ese momento fascinante? Entiende cuántos esperan un día abrir la puerta de su casa y encontrarse a la jermu en bolas o en body painting en este caso, prendida a una botella de vodka, dispuesta a desafiar las más terrenales leyes de la física en provecho de infernales favores sexuales, de posiciones traídas del mismísimo kamasutra del averno: el tridente demoníaco o la lengua bífida de serpiente.
Pero no, nunca pasa, está en babuchas echada en el sofá pasandole pomada a los bronces, diciendo que vino carísima la factura de electricidad, que juegues con el nene y le cuentes a ella qué pasó hoy en el laburo... y que te apures porque se pasan los fideos, que ya nos quedamos sin vino y que la coca de la heladera no tiene gas.
Lo que pasa es que el demonio le da pasta a quien no tiene queso.

Se nota que su amigo ya triunfó, que atiende varios pacientes particulares y contrató una secretaria con infantantes gomas y un tujes macizo.
Saludos y abrazo

Zeithgeist dijo...

vessss por eso tenian una vida deforme de aburrida! SE LE DA COGER CON EL DEMONIO Y PIENSA EN PASTAS! hombres...

J. Hundred dijo...

*lucy in the sky! puede suceder, perfectamente, que usted le diga a su madre: mamá, no entendés, soy fotógrafa, tengo la existencial angustia del artista, sufro mucho, sueño con que el pelado de la bersuit me frote la calva por las nalgas, no sé qué me pasa, estoy confundida. y entonces, su madre le responderá más o menos así: mirá nena, no sabés cómo te entiendo, ahora bajá a hacer las compras porque sino esta noche vas a cenar una mandarina de la semana pasada. así que mis respetos a la infinita sabiduría de su señora madre. 1saludo.

*yaz!! no todo son orgías pichona, no sé por quién me toma. a veces cogemos de a dos, y también es suficiente. quiero decir, resulta una experiencia satisfactoria, alcanza. 1saludo.

*viejex! desde un quizás algo remoto pasado, según alcanzo a recordar, usted siempre me cayó mal (pero lo mismo me ocurre con el 97% del género humano con el que me veo obligado a interactuar de un modo u otro). debiera agregar, como se suele decir en la jerga militar, aquello de: sin causa. ahora, usted viene y me cuenta que se reúnen a tomar unos vinos (vega sicilia, desde ya, pretus, pesquera, un nicolás catena) las mentes más brillantes de la cyberbobósfera, y seguro aprovechan la ocasión para cogerse algunas borricas de vuestros respectivos e inagotables clubs de fans, filman los videos y los suben a youtube, y no tienen ni la delicadeza de hacerme llegar una participación. yo, que por lo general la abrumadora mayoría de las veces sé qué decir, en esta curiosa ocasión no sé si decir ‘qué forros’, o ‘qué putos’.

*dany! tú también, bruto. yo estoy dejando la piel del prepucio en cada post, picando la ingrata piedra del blog, mostrándoles con mi inaudita genialidad el norte, y así me pagan.. no es nada fácil, para mí, ser un sujeto tan superior, se sufre mucho. 1abrazo.

*gabriel! tener los estigmas es desde ya una experiencia no sólo reveladora, sino tan sorprendente como abarcativa. lo mismo podría decirse de tener guita. gracias.

J. Hundred dijo...

*dalilasearrepintió! que nos vaya bien a todos.

*teconteretodo! no debería responderle, pero le cuento algo sencillito. en alguna oportunidad, solía venir a estas mustias playas alguna señorita. todos sus comentarios estaban plagados de dobles sentidos, sexuales obviamente, y hacía curiosos alardes, sexuales también, por supuesto, de todo lo que hacía, de todo lo que sabía hacer, lo vivida (no vívida) que estaba, la definición exacta sería ‘superadita’. tanto pero tanto me insistió, que a pesar de ser yo un anacoreta, un eremita, accedí a un encuentro. después de picar algo, tomar un vino, le di a entender que nos debíamos dirigir a mi domicilio para, técnicamente hablando, dedicarnos a eso que podríamos denominar ‘imaginación horizontal’ (aunque también la iba a garchar un poco de parada). para mi sorpresa, la chica comenzó a balbucear algunas incoherencias, del estilo ‘eh, bueno, yo en realidad no soy así, lo mío pasa más por lo psicoactitudinal, por lo neurovolitivo, me gustaría conocernos, me parece que vos me querés dar murra, no sé cuál es tu opinión sobre el hambre en etiopía’. ante lo cual le dije que había sido una exquisita velada, le di un beso en la frente, y partí.
la analogía, algo extensa y aburrida por cierto, es que su comentario sobre las compras sólo puede significar que usted es una aplicada ama de casa. sí, claro que sí, por las cosas que yo escribo debo ser un boludo de lo más común y corriente, no se aflija.

*mr. kint! sus palabras, como siempre, educan, instruyen, muestran un camino. lo primero que me llevo es la percepción que quizás, mi próximo libro de poemas se titule ‘blem en la cola’. otra cosa que surge, de similar relevancia, es que la coca cola sin gas es el infierno. un abrazo.

*zeithgeist! a ver, por favor, el personal de seguridad. le indican cómo llegar, a esta chica, sí, justamente, a un blog de chicas? no, no le peguen, no debe tener mala intención, se debe haber perdido. denle no sé, una botella de bayley’s, una revista de modas, y un cupón de descuento para la peluquería de rubén orlando, la que puso en la villa 31.

Viejex dijo...

Lo que son las cosas, usted en ese remoto pasado me caía verdaderamente bien. Pero alguna vez en un pasado ya no tan remoto me contestó como el ojete y me dije "este tipo es un pelotudo, le pegaron mucho de chico, le gusta ver a Tinelli con el volumen al taco, hoy culió con las medias puestas, no sé, algo así le debe pasar".
A lo que voy, vengo a este boliche porque a menudo me gusta lo que usted escribe pero como me duele el maltrato sin causa de los que me caen bien ,porque soy rencoroso, porque no probé nunca ninguna de todas las marcas de vino que usted enumeró, porque intuyo un sutil agravio ahí cuando nos menciona como las mentes mas brillantes de la cyberbobósfera, porque soy o estoy muy susceptible, porque anoche no la puse, ni la noche anterior (y puedo seguir enumerando)... por todas o por ninguna de todas estas razones, me parece improbable que vayamos a compartir una coca light siquiera, alguna vez.
Como dice usted, que nos vaya bien a todos.

Malena Q dijo...

Nada nos sorprende, ya lo vimos por la tv.