20.1.11

Nomenclador de boludos -addendum-

Ya está, ya fue escrito, lo que yo creía el definitivo catálogo de los boludos. La estricta tipificación, el preciso detalle que permitiera, incluso para el más distraído, la unívoca identificación. Quizás encontrarse.
Pero el abstruso campo de las ciencias sociales tiene sus vericuetos, carece justamente de la matemática precisión, de la rigurosidad del laboratorio. Estamos en presencia de un organismo vivo que muta, y en el caso que nos ocupa, crece. Eso, la pasión de entomólogo, es lo que me obliga a volver sobre tan álgido tema. Vaya entonces el presente apéndice para el nomenclador de boludos.
Boludo Balboa. Es el boludo vigoroso, enérgico. Es el boludo que desea escalar montañas, un boludo que se pone a empujar un automóvil, para ayudar, sin que nadie se lo pida. Es un boludo maratonista, desde ya. Un boludo al que le gusta veranear en carpa. Un boludo para el cual no hay nada mejor que las mudanzas, bajar una heladera por las escaleras, ir a las siete de la mañana y trotar bajo la lluvia, con mucho viento, con frío.
Boludo/a hidratado/a. Es, por lo general, mayormente, una boluda. Lleva una botellita de agua, o de alguno de esos híbridos, entre agua y jugo, siempre. En la cartera, en la mano, en la mochila. Es una boluda que va dando pequeños sorbitos de su botella descartable, en el subte por ejemplo, o en la parada del colectivo, como si estuviera jugando un tie break con Federer. Es una boluda que ha visto algún comercial de televisión, y cree que mientras ingiera dos litros de agua por día, nada malo podrá pasarle. Es una boluda que toma un sorbito de agua antes de dar vuelta cada página del diario, un sorbito de agua antes de preguntarte dónde queda la calle Anchorena. Quizás allí esté colocado su secreto anhelo de sorber un pito, sumado desde ya a un tremendo temor a marchitarse, a despertar un día y que su vulva esté más seca que una baldosa de porcelanato.
Boludo cuasimoneda. Es un boludo de precaria condición económica, un boludo que en cualquier circunstancia donde deba abonar algo, intentará hacerlo con cualquier cosa, menos dinero. Es un boludo, o una boluda, que al llegar a la caja para sacar dos entradas al cine, dirá: ¿se puede pagar con tres gaturros, una estampilla del número cuatro de Finlandia, y tarjeta del Banco Tolompetti? Es un boludo que necesitará en la caja cuatro del supermercado de barrio, once operaciones, dos sellos, tres firmas, para pagar un Gancia y un paquete de húmedas papas fritas. Y mientras lleva a cabo el patético y desopilante procedimiento, pondrá carita como si estuviera cerrando la compra del Trump Plaza y cogiéndose a la hija de Donald Trump, al mismo tiempo.
Boludo emblemático (o boluda emblemática). Es un boludo que cree que si usa palabras como ‘emblemático’, o ‘paradigmático’, o ‘patológico’, como por arte de magia logrará que su tremenda boludez resulte diluida.
Ejemplo 1
–Che, vos sabés que Martita anda todas las mañanas con un tremendo dolor de cabeza.
–Eso es sintomático. Hay que ver que se esconde detrás de esa patología.
Ejemplo 2
–Vení, que te la voy a poner un ratito.
–Vos ponés la líbido en lo fálico para no discutir la existencial angustia de mi vacío antropométrico.
Ejemplo 3
–¿Me pasás la Fanta?
–Nuestra relación se basa en el sometimiento, en la sumisión, la mía, que transforma nuestro vínculo, que alguna vez fue idílico, en paródico.
Boludo de corcho, o boludo flotante. Es un boludo que tiene una sentencia, una sola, sobre cualquier tema que se esté conversando. Y cree que con eso ha logrado transmitir el halo de luz que todos los participantes de la conversación anhelaban. Es un boludo que dirá ‘si comés semillas de sésamo a la mañana no tenés colesterol’. O dirá ‘andá a Mar Azul en lugar de Cariló, si la arena es igual en todas partes’. O dirá ‘con la inseguridad que hay, yo jamás manejaría un descapotable’. Es un boludo que no resiste la más mínima repregunta, por que sencillamente jamás tuvo un argumento ni nada para decir más allá de la sentencia que ha escuchado en alguna parte.
Nada más por hoy. Publíquese, archívese.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

las definiciones son realmente impecables, pero la de la mina tomando el agua a sorbitos, es genial.

Por ahí en mi mente agregaría que está perfecto que se hidrate y que el calificativo de boluda le cabe, no por la botellita eterna acompañante, sino por la ridícula manera de tomarla.

La vida se bebe a grandes tragos, no a sorbitos

un saludo

Alelí dijo...

jajaja
ajjajaja
ajjajaja
ajajjaja

así me gusta empezar el día, riéndome. y mucho.

gracias!

Nati Alabel dijo...

Demonios, soy una boluda emblemática.

Sandra Montelpare dijo...

muy bueno Sr.!! Hoy vi un boludo turístico o telescócipo porque de lejos se podía percibir su boludez, con remera a estrenar como un trofeo con inscripción 'Mar del Plata' y dos delfines saltando en olitas, un tipo que no pisaba los 40...ah bueno - pensé - arruinadísimo! me hizo reir hoy,se agradece

Viejex dijo...

Iba a decir "impecable addendum", pero creo que mejor le digo solamente que me gustó mucho y me hizo reír.

Yoni Bigud dijo...

No cuadro en ninguna de estas, y no sé si en alguna otra.

Pero soy un boludo. Un boludo incalificable.

Un saludo.

Dany dijo...

Soy un boludo Balboa!!! Corri una maratón. Me río de mi y me río mucho con el post. Enero lo inspira Juan.

Caia dijo...

Aps, pero yo no soy boluda, soy pelotuda, a rayas, a cuadros, lineal, frontal. Incatalogable, o quizás sí: recontra-pelotuda.
Que duerma bien, con la cucaracha de turno a su lado, real o imaginaria, es lo que menos importa.

sergio dijo...

También esta el boludo en stereo. El boludo que vive con auriculares y sin saber que pasa a su alrededor. Escucha a un nivel altísimo la música pero, el muy boludo, se ofende si le alzas un poco la voz. Es un boludo que prefiere comprar 10 pares de audífonos baratos a comprar alguno de
mediana calidad.
Es un boludo, soy un boludo.

Caia dijo...

Estimado, cuando es mediocre el post, se lo digo, porque alguien tan mediocre como yo, lo late, lo siente al leer dos o tres líneas. Hay chupamedias por estos lares que le harán pensar que sus escritos son lo más de lo más. A veces lo son, muchas otras no. De todos modos, es un ser privilegiado, la mayoría escribimos terribles boludeces todo el tiempo, ud cada 2 o 3 meses, disfrute!

J. Hundred dijo...

*laura! cada uno defiende su hidratación como puede. lo importante es que la próxima vez que esté usted con una botellita en la mano, aunque sea por un instante sentirá toda la boluda intensidad de su ser, tambalearán sus más íntimas convicciones, será bien divertido.

*alelí! vieja, vieja! vení! vení te digo! a que no sabés quién vino? alelí! sí, alelí! la que se reía, sí, esa.

*natalia alabel! quizás una boluda encantadora.

*sandra montelpare! hay gente que cree que una inscripción más o menos original en la remera les puede otorgar cierto brillo. esas cosas bien básicas, como ‘dicen que el alcohol mata, no tengo apuro’, o ‘sex instructor, first lesson free’. debieran saber que no importa lo original que les parezcan las inscripciones de sus remeras, el coreano de mi laverap se las pasa por el culo, bien por el culo, como todas las demás.
acápite: la única remera que me llamó la atención, que yo recuerde, fue una que decía, en imprenta desde ya, en minúscula, muy prolijito: ‘only visiting this planet’. debo confesar que me gustó, me dejó pensando.

*viejex! por fin, viejo. me costó más o menos cinco años sacarle un ínfimo elogio. estoy dejando la piel del prepucio en cada fragmento, conste en actas.

*yoni bigud! el cariño que le tengo no me impide ser perfectamente consciente de su más que profunda boludez. de no ser así, no se entiende qué hace por aquí, perdiendo su tiempo con un boludo como yo. un saludo.

*dany! una vez, hace un tiempo, caminando por una calle que no debo nombrar, se me acercó un muchacho, hecho pelota el pobre, y me pidió un peso. como no dudé ni amagué seguir de largo, como metí la mano en el bolsillo y le di el peso de una, el pibe se me quedó mirando. pensó un par de segundos y me dijo ‘si me das dos te hago reír’. y a mí me pareció genial que el tipo pasara en el acto, de la categoría de mendigo, a cobrar por un servicio de lo más útil. yo ni siquiera te pido los dos pesos, te hago reír gratis. y sí, enero me pegó bárbaro, no se lo voy a negar.

*brynhild! que nos vaya bien a todos.

*sergio! en una oficina donde trabajé hace algunos años, en una oportunidad, se la hago corta, no lo quiero aburrir. había una chica que, encerrada en su box de vidrio, hablaba por teléfono. ‘bien’, decía, ‘estoy rebien!’. a los gritos, intercalaba esas afirmaciones, las repetía a quien estuviera del otro lado de la línea. justo pasó un hombre bastante mayor que hacía tareas de limpieza en el edificio, con el que yo solía conversar unas palabras o regalarle una docena de facturas o una botella de vino, me caía bien. le hice un gesto, con la cara, en dirección a la chica que prácticamente gritaba por teléfono, como diciendo ‘y esto qué significa?’. el tipo, escobillón en mano, con esa sabiduría infinita que no se puede aprender en ninguna parte más que en la vida, encendió un cigarrillo y me dijo ‘no pasa nada, está pidiendo socorro’. no sé por qué, desde entonces, cada vez que veo a alguien con auriculares en un medio de transporte público, tarareando una canción o moviendo la cabecita al compás de la música, siempre demasiado fuerte, pienso en la situación que le acabo –con mis tremendas dificultades- de narrar, pienso en la frase de aquel sabio. pienso en lo mismo.

*brynhild! que nos vaya bien a todos.

Jorge dijo...

En referencia a su comentario:
"...estoy dejando la piel del prepucio en cada fragmento, conste en actas..."
La poesía como hecho de lenta y meticulosa circuncisión,Ud pasa de sacrificio al Señor a homenaje literario, de pelarse los sesos a pelársela, ... este blog va configurando su auto-tatuaje inmenso...
Atte/

J. Hundred dijo...

*jorge! usted va a recordar perfectamente, usted recuerda, una serie de televisión llamada ‘kung fu’. dicho icono televisivo hacía las delicias de los niños que soñaban con ser maestros de artes marciales, tirar patadas voladoras, disputar mágicos combates donde los rivales no podían a uno tocarlo, esas cosas. en dicho producto televisivo, al comienzo de cada capítulo, se mostraba a un jovencísimo david carradine (que de artes marciales jamás supo un pomo), protagonizando a un wanchankein de rapada cabeza que recibía, con el rostro lleno de un particular estupor, en el templo shaolin, las enseñanzas del venerable ciego, el maestro po, sabio de cristalinos ojos y oriental barbita.
el maestro po, en una de las pruebas, ya finalizada la misma, le señalaba una especie de senderito bastante pisoteado dentro del templo, y le decía a un respetuoso wanchankein: ‘cuando puedas caminar sobre papel de arroz sin dejar huella, habrás aprendido’.
llevaría algunos años comprender, para wanchankein, incluso para mí, lo que el maestro po le estaba diciendo al pequeño saltamontes. lo que le decía, justamente, era que una de las claves en el proceso de aprendizaje de cualquier cosa (quizás la vida), consiste en no romper demasiado las pelotas.

Viejex dijo...

Que tontería.

Usted es muy injusto conmigo, cuando se digna a prestarme atención.

Desde que llegué a este lugar sagrado no hago más que elogiarlo.

Diga la verdad, no sabía donde usar la frase del prepucio, ¿no?. Si es así, lo entiendo y absuelvo.

Imagino que me dirá lo del papel de arroz, wanchankein y todo eso. Coraje.

Anónimo dijo...

sera tiempo de partir