5.9.10

Se cae un avión

Se cae un avión. Es el medio de transporte más seguro, eso ya lo sabemos, es infinitamente más peligroso viajar en automóvil, sólo hay que leer las estadísticas. Pero se cae un avión. Y era un avión que vos debías tomar, un vuelo para el que vos tenías un ticket.
Estabas en el aeropuerto, y decidiste no viajar, no subirte, al avión. Algo sucedió, algo que no podés precisar con claridad. Fuiste a hacer pis y te miraste al espejo, o hiciste un llamado por teléfono que no fue atendido, o en el viaje al aeropuerto viste una lluvia que te remontó a la niñez y te pusiste triste.
No subiste, al avión, no viajaste. Y el avión se cayó.
Estás sentado en un bar cualquiera, tomando una cerveza ya tibia, y en el televisor, el televisor del bar, mencionan la noticia, la noticia del avión, que cayó. Ves el número de vuelo, ves el nombre de la línea aérea.
Estás vivo, tenés que decidir si lo que ocurrió fue suerte o destino, casualidad o alguna señal de religiosa índole, tenés que decidir si sos un tipo afortunado o si fuiste puesto sobre la faz de la tierra con algún propósito en particular.
También tenés que decidir qué vas a cenar.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

existe el destino?

Unknown dijo...

Nadie muere en la vispera es el destino ...pienso. Y me desido por un un lomito completo en pan arabe eso si con una loca light.-

Viejex dijo...

Lucrecia, creo que por un error de tipeo usted quiso decir una coca light (por cierto, ¡que asco!).

Yo, en cambio, me quedaría decididamente con una loca (y en este caso no hay errores de tipeo).

No, una loca light no, ¿por quien me toma?

Unknown dijo...

ajjajjaj si mil disculpas, la loca soy yo, la coca es light y es rica, a mi me gusta.-

Alba dijo...

Magia!

Yo creo en esas cosas de señales del universo y de mamá naturaleza, intuición, lalala.

Qué voy a cenar? Yo no ceno nunca... vivo sola. La cena (propiamente dicha) es un lujo!

Alelí dijo...

una milanga a caballo es la mejor opción, para celebrar porque claramente me gusta la vida...y la acompaño con la mejor bebida: Champagne (con mayúsculas). Bien frío. Por último termino la nait bien alto con algún compeñero que me asegure calidad y cantidad y bueno si viene con cariño mucho mejor.

El planteo filosófico se lo dejo a los grandes yo me arrglo con un buen pedo biónico.

J. Hundred dijo...

*diosesargentino juliano! pudo usted perfectamente preguntar, con similar nivel de profundidad, si la pizza debe ser a la piedra, o al molde. yo, creo, le hubiera respondido que depende, de la pizzería. con relación a la pregunta que usted formuló, la respuesta es, más o menos, la misma.

*lucrecia! debo confesarle, es una cuestión de apetito personal, nada más alejado de mi intención que proferir una ofensa, que yo me sentiría mucho más cómodo en un mundo donde las chicas dejaran quizás de cuidar tanto el orto, y prestaran un poquito más de atención, bueno, a la ortografía.

*

*

*alba! yo, que ya casi no salgo a pasear por la web, que soy un anacoreta, un eremita, leí la historia donde usted cuenta un episodio en el que se cansó de nadar. me conmovió, gracias.

*alelí! lejos está de mis módicas capacidades la cantidad, menos aún la calidad. pero creo poder asistirla con algún champán de las mejores marcas (debiera calificar como una forma de cariño).

Unknown dijo...

Si a usted le parece que las chicas que ciudan el orto comen lomitos complentos...

Mr. Kint dijo...

“La puerta es la que elige, no el hombre” dijo el otrora inspector de aves y conejos (usted lo sabe), quizás en alusión a aquel memorable relato de Kafka o tal vez frente a la duda sembrada por una abertura de vidrio y un cartel de tire/empuje que no alcanzó a divisar el anciano, por entonces víctima de una ceguera incipiente.
Recuerdo, hace unos 10 años, cuando yo todavía era un imberbe a medio camino del secundario, se lanzó un filme de relativo éxito en las taquillas. La película era para adolescentes; y se puede decir que no fallaba en eso de hacer coincidir las características fundamentales del filme con las particularidades específicas del público objetivo, o sea: era bastante pelotuda. Sin embargo, la línea argumental era algo similar a la trama de su narración. Un avión, unos jóvenes, uno de ellos tiene una visión: el avión va a volar en mil pedazos ni bien despegue. El muchacho comienza a gritar aterrado y logra hacer bajar a otro pequeño grupo de chicuelos holywoodenses. Al avión despega sin ellos y sucede exactamente lo que había descrito el rubiecito. Los aniñados rostros se salvan y a partir de ahí transcurre el resto de la película donde una especie de ente supraterrenal –la parca, posiblemente- en morbosas escenas va finiquitando uno a uno los muchachos que debían haber fallecido en aquel accidente. El filme fue intitulado “Destino Final” por los cráneos de la industria.
Con esto le digo: los aviones estallan que en mil pedazos, el destino, jugar al torero con la muerte, el azar, lo que se puede elegir y lo que no, son temas que han sido tratados con menor y mayor grado de distinción a lo largo de la historia. Dichoso usted que se ha sido dotado de un particular talento, en tanto puede elegir a que grupo va a aproximarse, si al de aquellos prodigiosos escritores, o bueno, al de estos contemporáneos pelotudos. La mayoría de los mortales no podemos elegir; y ya sabe de cuál lado nos ubican.
Un saludo para usted.

J. Hundred dijo...

*lucrecia!

*mr. verbal kint! usted insinúa la posibilidad para nada menor, que pudiera yo, sin atenuantes, pertenecer a la categoría de ‘contemporáneos pelotudos’. después de todo este tiempo, es la primera vez que consigo arrancarle un sentido elogio. un saludo.