Sucede que te perdés en el camino. Sucede que arrancás con una intuición, una certeza de hojaldre en el mejor de los casos, y te perdés en el camino. Y el matrimonio se transforma en una mujer que parece un curioso mecanismo diseñado para quejarse, y el trabajo se transforma en una desesperación espesa como una boa pintada de melaza, y en la playa la gente come milanesas y miran un barrilete y señalan con el dedo, y cuando te ves una cana entendés lo que se ha dado en llamar fatiga de materiales.
Sucede que tenés que saltar y el paracaídas te lo dan abajo.
Sucede que tenés que saltar y el paracaídas te lo dan abajo.
4 comentarios:
Sucede, en definitiva, que no hay paracaídas que valga.
Sucede.
Tal vez las milanesas y los barriletes sean lo único que tenga sentido en la vida.
*condesa! es mi parecer que habitamos un mundo con mucha más baldosa que paracaídas.
*yoni bigud! sucede que uno mira la aguja del sucediómetro y no puede creer lo que marca.
*emeefe! entiendo lo que dice. pero hay algo en cómo sostienen el sánguche, hay algo en la forma de señalar, algo que me pone mal.
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