22.11.06

Azúcar

Se me acerca el mozo. Deja la bandeja y el trapo rejilla en otra mesa. Toma un sobrecito de azúcar. Lo abre. Espolvorea el contenido del sobre, justamente sobre (valga la redundancia) el diario que estoy leyendo.
–Permítame endulzarle un poco la realidad –me dice.
No estoy en condiciones de discernir si merece una trompada o una propina.

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